En las calles a luchar, en las urnas protestar Vote en blanco

Blanco votar y la lucha organizar

Todos los candidatos prometen resolver los problemas de la sociedad si son elegidos. Aunque la gran mayoría de ellos y sus partidos han estado en gobiernos y en las instituciones parlamentarias haciendo lo opuesto: gobernando y legislando para los ricos, contra los pobres, desfalcando el erario público y profundizando la crisis social.  

En las elecciones no hay garantías para los de abajo

En lo que tiene que ver con la participación electoral, la reaccionaria constitución de 1886 era más “democrática” que la de 1991. Los partidos de los trabajadores podíamos participar solo con la inscripción, en la Registraduría, del candidato o la lista de candidatos y unos testigos. Entonces, el Partido Socialista de los Trabajadores tenía personería jurídica y espacio en televisión.

La Constitución de 1991 dio garantías democráticas a minorías como las comunidades indígenas y negritudes, lo que está muy bien. Pero las eliminó a los demás sectores. Quienes quieran participar en elecciones deben alquilar una personería, montar una empresa electoral y dedicarse a administrarla y conservarla haciendo alianzas con sectores políticos donde lo que menos importa son los principios, recibiendo dineros de dudosa procedencia para financiar las campañas. Es la razón por la cual la gran mayoría de los partidos de izquierda son de carácter electoral, para quienes el fin son las elecciones, lo demás es táctico.

En el Pacto histórico se ha desatado la rapiña con múltiples fracturas durante el proceso de elección de los candidatos y conformación de las listas, los acuerdos sin principios, el nepotismo y el clientelismo cabalgan sobre la tesis de que hay que fortalecer los proyectos alternativos para impedir que el fascismo se tome el poder regional. El malestar crece en las bases, en especial en los sectores populares que observan como politiqueros reencauchados, o designados desde arriba, se acomodan en los primeros lugares de las listas que son cerradas, dejando a los verdaderos luchadores y líderes por fuera de cualquier posibilidad. El liderazgo social o las propuestas no son parte de los criterios.

Un ejemplo de lo anterior fue la política de desmovilización que tuvieron los partidos de izquierda que dirigen las centrales obreras, frente al paro de 2021. Llamaron a levantar el paro para canalizar el descontento en las elecciones. Con tal de sumar más votos, estos partidos y coaliciones que se dicen de izquierda, aceptan en sus listas, políticos que vienen de los toldos de la política tradicional, que luego deslegitiman todo el proyecto con sus prácticas corruptas o sus políticas contra las masas. Tal es el ejemplo de Barreras o Benedetti en el Congreso, o del “Manguito”, ese mismo tipo de personajes están en todas las listas para las elecciones regionales. Las bases descontentas protestan sin que nadie las escuche, en algunos lados se habla de la falta de representación sindical, de mujeres o de indígenas; también se denuncia que los cabezas de lista se eligen desde arriba.

Definitivamente, estas elecciones no representan nada positivo para los trabajadores y el pueblo. Así como hace un año la contienda expresaba, distorsionadamente, el deseo de cambio, y la votación por Petro un fenómeno progresivo asociado al Paro Nacional, estas elecciones no representan la lucha, sino la negación de la misma. Carentes de legitimidad con organizaciones seriamente cuestionadas, sin representar el poder obrero y popular, se convierten en un obstáculo para las luchas. Una nueva ilusión de lograr el anhelado cambio a través de las urnas, conquistando el poder territorial, al tiempo que por arriba se pacta con los de siempre. Es el ejemplo de cómo poner la lucha al servicio de las elecciones y no lo contrario, que es lo que se debe hacer.

 

Independencia de clase y lucha contra la explotación capitalista

 

El Partido Socialista de los Trabajadores, como lo explicamos en la edición 749, no es abstencionista, participa en elecciones siguiendo el principio de independencia de clase y poniendo las elecciones al servicio de la lucha por la revolución socialista, para cambiar el sistema capitalista, eliminando la ganancia, la explotación laboral y la desigualdad, y luchando en construcción de una dirección revolucionaria para conducir la revolución socialista a buen puerto; lo demás es táctico. Por eso, en las pasadas elecciones nuestro voto por Petro fue táctico, formulado como voto crítico.

Votamos por Petro para acompañar las expectativas de los trabajadores, y para dar un golpe a los partidos de la burguesía, como efectivamente hicimos; pero lo hicimos advirtiendo que su política y programa no cambiaría nada, porque mantendría la ganancia de los capitalistas mediante la explotación de los trabajadores. Eso lo ha cumplido y por eso no lo apoyamos. Sin embargo, a fecha de hoy seguimos considerando que votar por Petro sin apoyar su programa y su Gobierno fue la decisión correcta. Sin embargo, en ese momento no llamamos a apoyar las listas del Pacto en el Congreso, por estar compuestas por todo tipo de oportunistas y políticos burgueses.

Cuando teníamos personería y podíamos participar con candidaturas propias, no lo hacíamos para generar ilusiones en las elecciones, sino para aprovechar la tribuna y denunciar el sistema de explotación, corrupción y desigualdad, proponiendo un programa al servicio de la revolución socialista contra el capitalismo. El programa de televisión lo convertimos en un noticiero al servicio de los trabajadores para que denunciaran sus conflictos y convocaran a actividades de movilización, y para agitar nuestro programa. Si volviéramos a recuperar la personería haríamos lo mismo.

 

En las elecciones nos engañan

 

Las elecciones no son tan libres como nos quieren hacer creer. Nos condicionan con campañas de miedo y promesas de cambio, impulsadas desde los grandes medios de comunicación controlados por los capitalistas.

Los políticos reformistas hoy en el Gobierno nos amenazan con un supuesto fascismo y el regreso de la “derecha”; nos ofrecen un nuevo país mientras negocian a manteles nuestros derechos con la oposición y con el imperialismo. La oposición burguesa de derecha nos amenaza que si luchamos por un cambio, el país “se vuelve como Venezuela”, con mayor delincuencia y degradación social, pero lo que nos ofrece como solución es más cárceles, más represión, más muerte.

Los candidatos, en periodos no electorales, están en sus mansiones, en puestos de mando de los gobiernos y en las corporaciones públicas, administrando los negocios de los ricos, legislando para ellos y repartiéndose los negocios con los contratos privados. Pero en época electoral se disfrazan de pueblo y visitan los pueblos y barrios populares cooptando a los dirigentes de la Acción Comunal y activistas populares para que les organicen bien la maquinaria.

En el periodo electoral cada persona es un individuo, cada individuo un voto, cada votante una víctima de la democracia burguesa. En ese terreno a los trabajadores y a los demás desposeídos nos ganan, nos dominan.

 

La lucha en las calles, es nuestro terreno

 

En las calles es más difícil que nos controlen. En las movilizaciones vamos con cierto nivel de organización. Actuamos más colectivamente y si los gobiernos, como representantes de la burguesía y defensores de sus intereses, nos reprimen, actuamos con solidaridad de clase y nos organizamos mejor para continuar la lucha. En la lucha callejera, en el paro nacional y en la huelga general no somos individuos sino colectivos.

Los asuntos por los cuales nos mantenemos divididos desaparecen y nos unimos. Basta recordar cómo las barras de los equipos de futbol dejaron a un lado su fanatismo por unas empresas deportivas que usufructúan de esa división y enfrentamientos a muerte entre los pobres, y se les volteó la maniobra: el paro nacional impidió que Colombia fuera sede de la copa América de futbol. Un país unido contra los empresarios.

Mediante los mecanismos de la democracia burguesa no se puede derrocar ningún ministro, por odiado que sea por las masas. Tampoco se pueden derrotar contrarreformas. Con la lucha en la calle derrocamos dos ministros del gobierno de Duque y derrotamos dos contrarreformas: la de salud y la tributaria.

En las calles, al calor de la olla comunitaria, construimos asambleas, conocimos a nuestros vecinos y el poder de la lucha colectiva. Eso no se logra en las elecciones. Las elecciones nos enseñan a creer que otros, de más arriba, nos solucionarán los problemas, que solo tenemos que votar y después esperar.

 

¿Cómo debe ser la próxima batalla?

La crisis social no se ha resuelto ni se va a resolver con las promesas de los candidatos en las elecciones, ni con la política de concertación de Petro con los terratenientes y los empresarios. Petro se comprometió a desmontar el descontento, pero al no haber tomado medidas radicales en favor de los trabajadores y los pobres, ese descontento se mantiene. Así lo han manifestado las comunidades indígenas y los pobladores de departamentos como La Guajira y el Cauca.

Los bloqueos de vías, es decir, los métodos de lucha que se impulsaron en los paros de 2019 y 2021, se retoman. Lo que no se ha logrado es la unificación de la movilización a nivel nacional, tal como sucedió en 2019 y 2021.

Ante la profundización de la crisis social se hace necesario volver a impulsar la lucha unificada, pero tratando de resolver problemas importantes que fueron limitantes en los paros de 2019 y 2021. Uno de ellos, la participación de los trabajadores para el control de la producción y bloquear la ganancia de los capitalistas. Por eso impulsamos la consigna: ¡No es en las urnas, es en las calles!

 

Votar en blanco y luchar por una reforma política democrática

 

Para las elecciones que están en curso no hay tanta ilusión en algún candidato como la había con Petro. Cada candidato, cada lista y partido participan en las elecciones con el objetivo de ganar puestos en gobiernos locales y en las corporaciones públicas. Tienen como objetivo reforzar la ilusión de que mediante las elecciones se pueden resolver los problemas que aquejan a los pobres.

No tenemos personería ni hay candidatos independientes que tengan como objetivo agitar la lucha en las calles, el paro nacional, el derrocamiento del sistema capitalista y un programa por la revolución socialista. Incluso los candidatos que provienen del movimiento obrero y popular, y que han sido luchadores, están atados tanto al programa de colaboración de clases del Pacto, como a los politiqueros oportunistas que hay en las listas. Por eso lo que proponemos es votar en blanco, como una forma de protestar.

Protestamos en primer lugar contra el régimen antidemocrático y las reglas del sistema electoral colombiano, que en la práctica niegan el derecho a elegir y ser elegido. En Colombia, solo quien tiene medios económicos puede participar en elecciones, tanto por el enorme costo de las campañas, si es que se quiere competir, que debe pagar si no se gana las millonarias pólizas, incluso el riesgo de salir multados en caso de no pasar el antidemocrático umbral.

No solo llamamos a votar en blanco en esta ocasión, sino que empezaremos el proceso para exigir la restitución de nuestra personería jurídica. Pero esto no sería suficiente, con la actual legislación, incluso si nos fuera otorgada, no tendríamos forma de mantenerla, debido a las pólizas que exigen, y posiblemente la perderíamos en la siguiente elección, y el derecho a la participación política seguiría siendo negado para las mayorías, para la clase trabajadora y los pobres.

Por eso, esta lucha es también por una reforma política verdaderamente democrática. Queremos garantías electorales y de participación política, no solo para nosotros, sino para toda la clase trabajadora que ha sido de las principales víctimas del conflicto armado, despojada de sus derechos por décadas. Invitamos a que nos apoyen en esta nueva lucha que emprendemos.

Pero también protestamos, y llamamos a todos los luchadores a reflexionar sobre las prácticas electorales de la llamada izquierda, que lamentablemente no se están diferenciando de las de la politiquería tradicional.

 

Comité Ejecutivo del Partido Socialista de los Trabajadores

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