Editorial: Dos marchas, dos tratamientos a la movilización social

La semana pasada se realizaron dos marchas a nivel nacional con características opuestas. El 6 de marzo las de la extrema derecha, y el 8 de marzo las de la conmemoración del día internacional de la mujer trabajadora.

 

Por los negocios, la corrupción y el genocidio en Palestina

Las marchas de la extrema derecha uribista fueron por la defensa de los negocios en la salud, y los fondos de pensiones; por la defensa de la explotación laboral en condiciones precarias y los intereses de los terratenientes y ganaderos; razón por la cual se oponen a los proyectos de reformas sociales presentados por el gobierno, pese a que esos proyectos son muy recortados, porque la burguesía no quiere ceder nada de lo que ya ha apropiado. A sus bases les dicen que luchan contra la delincuencia, por el país, por la salud y contra el alza de la gasolina.

Esas marchas también fueron en solidaridad con el gobierno sionista y el Estado de Israel; de apoyo al genocidio contra el pueblo palestino. Por eso no faltaron las banderas de Israel y consignas que justifican la masacre.

El uribismo sabe la importancia que tiene la movilización en la lucha política. Hitler ascendió no solo con discursos estridentes, también movilizando con consignas de odio contra los pobres y los judíos, lo mismo hizo la burguesía chilena con los camioneros para preparar el golpe de Estado que encabezó Pinochet.

A los problemas que creo el uribismo, que hoy han escalado, como el narcotráfico, el paramilitarismo, la inseguridad con extorsiones y asesinatos, ahora este sector político promete solución, con mano dura y represión, para estar a tono con la onda conservadora de Trump, Bolsonaro, Milei, Putin, etc. El uribismo, para enriquecerse, ha sido vanguardia de la burguesía en generar problemas y profundizar la crisis social, para luego utilizarla como bandera y volver a ganar el gobierno.

Estas marchas que sin ser de despreciable cantidad de manifestantes, están lejos de representar a las mayorías, gozan de todas las garantías a la protesta social, el ESMAD ni se asoma, incluso cuando sus participantes son directamente violentos, como sucedió en Medellín cuando uribistas acérrimos golpearon un joven de gravedad. En una ocasión anterior atentaron contra la estatua de Botero que simboliza la paz; e incluso hay condenas por el nivel de racismo con el que se expresan las personas que asisten a esas movilizaciones. Aun así, sacan pecho de bien portados y no sufren de ninguna represión, el ESMAD ni se asoma.

 

  8M con las mujeres palestinas, contra el machismo, y la explotación de la mujer trabajadora

 

Mientras la burguesía y sus medios de comunicación difundían la celebración del día de la mujer, como una fiesta para el consumo y para saludar hipócritamente a todas las mujeres de todas las clases sociales, las mujeres de la clase trabajadora, en especial las jóvenes,  salían a las calles a marchar contra el machismo y contra la explotación laboral, también muchas se solidarizaron con la causa palestina; miles llenaron las calles no para celebrar, sino para conmemorar la masacre de 123 jóvenes obreras (y 23 jóvenes obreros) quemados en una fábrica de camisas de Nueva York el 11 de marzo de 1911; a luchar contra el machismo, los feminicidios y la discriminación contra la mujer.

 

Las marchas del 8 de marzo fueron numerosas, especialmente la de Bogotá, donde se llenó la plaza de Bolívar. Además, fueron marchas independientes del gobierno nacional y de la burguesía de derecha. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, tenía preparado el Esmad, listo para atacar incluso antes de que la marcha arrancara, provocando en varias ocasiones a las manifestantes, incluso dejó sin iluminación la Plaza de Bolívar.  Todo lo tenía calculado para reprimir la marcha y cuando la plaza estaba casi llena, se atacó con gases, aturdidoras y bolillo, sin importar la presencia de mejores, y mujeres mayores, la excusa es que supuestamente hubo violencia porque se pintaron las paredes, se rompieron unos pocos vidrios de publicidad y se atacó una estación de Transmilenio. A la burguesía y a su alcalde le preocupa, no la violencia contra la mujer, los feminicidios, las violaciones y la explotación laboral, ni el mal servicio de Transmilenio con sus inhumanas rejas “anticolados”, sino unos pocos vidrios y unas paredes pintadas.

 

Las dos marchas tuvieron tratamiento diferenciado. La de los ricos permitiendo que los marchantes agredieran a los transeúntes y destruyeran bienes culturales públicos, las de las mujeres violentadas por el Esmad, que no porque haya cambiado de nombre dejó de ser agresivo y asesino.   En esta ocasión la orden de atacar fue del alcalde Galán y su secretaría de seguridad, sin embargo, Petro que trina denunciando el ataque, es responsable por incumplir su promesa de campaña, manteniendo activa una estructura cuyo único objetivo es reprimir a la movilización social; no hay que engañarse, de nada sirve darle cursos de derechos humanos a un cuerpo élite entrenado en sacar ojos, golpear y disolver manifestaciones. Así que claro, denunciamos a Galán como responsable de dar la orden de reprimir a las mujeres trabajadoras en su día, pero también le decimos a Petro que es hora de cumplir su promesa. Esta contradicción es tan evidente que, en su propio gobierno se expresa con rifirrafe entre funcionarios.

 

La persistencia del ESMAD, el tratamiento que se sigue dando a la movilización social popular, mientras que los ricos sin importar la violencia de su discurso y acciones, marchan con garantías. Muestra que el gobierno del cambio administra el mismo y podrido régimen político colombiano, que defiende las paredes de la catedral antes que la vida y la integridad de mujeres y niñas bogotanas.

Como dicen las compañeras, les molesta el trancón pero no la violación, les indigna un rayón pero no la represión.

 

Comité Ejecutivo del Partido Socialista de los Trabajadores

12 de marzo de 2024

 

Comentarios cerrados