A dos años del paro nacional ¿Qué pasó con el cambio?

El primero de mayo del 2021 no fue normal en Colombia, como tradicionalmente se conmemora. El paro nacional había estallado tres días antes, el 28 de abril, y finalizó en junio. Se extendió desde la capital a las demás ciudades y municipios del país; los colombianos en el exterior participaron con grandes movilizaciones en las principales ciudades de Europa, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y América Latina. Las exigencias se podrían traducir como: ¡exigimos un cambio!

 

Cuando se lucha sin temor a morir, los gobiernos pueden caer

En el paro nacional de 2021 pudo mas la rabia y el descontento que el peligro a morir por la represión del gobierno. En la insurrección de 1948 y en el paro nacional de 1977 también se perdió el miedo a la muerte, y el enemigo era uno solo: el gobierno de turno. En 2021 se sumaba otro: el virus del Covid-19. Hay que recordar que el Tribunal de Cundinamarca decretó no realizar el paro por la existencia de la pandemia, sin embargo, las masas no hicieron caso.

Así describió la revista Semana, no precisamente una publicación de izquierda, lo que había pasado el 28 de abril de 2021: “La lluvia fue incapaz de humedecer la mecha que ese día empezó a prenderse, junto con una cantidad de pólvora acumulada desde décadas atrás.”…  “El país está atizado por dos extremos políticos y por una llamada “lucha de clases” que nunca se había manifestado de esa manera. Quizás, la chispa que ayudó a prender la mecha la puso Duque cuando se lanzó al agua con una reforma tributaria y amenazó con meterse al bolsillo de miles de colombianos que sienten que no pueden más. El mandatario decidió aguantar el temporal. Pero tuvo que retroceder. Comenzó por decir que no retiraría el proyecto [de la reforma tributaria]; luego, que no sabía de dónde habían salido propuestas como el impuesto funerario; y, al final, terminó por retirar el texto definitivamente en una rueda de prensa el domingo 2 de mayo.” (Revista Semana 15 de mayo de 2021).

 

Con una dirección consecuente habríamos tumbado a Duque

Un hecho que mostró la fuerza del paro y la posibilidad de tumbar al gobierno de Duque, fue el acuerdo firmado entre el Comité de Paro de Buenaventura y dos viceministros del transporte que permitía que ese comité de paro revisara el contenido de los camiones para dejarlos salir del puerto. El acuerdo lo desaprobó Duque por exigencia de Álvaro Uribe, pero el hecho mostró que si hubiera existido una dirección del paro consecuente que orientara organizar el control de las masas, se habría podido derrocar al gobierno. No fue posible disputar el poder en las calles porque la dirección del Comando Nacional de Paro desde el primer día busco desactivar la movilización.

El paro de 2021 derrotó la contrarreforma tributaria y la contrarreforma a la salud. También tumbó dos ministros: el de Hacienda Alberto Carrasquilla, autor de la contrarreforma tributaria, y la de relaciones Internacionales, Claudia Blum. También tumbó como sede a Colombia para la Copa América de Futbol; la población no quería circo, quería un cambio.

 

De las calles a las urnas

Las direcciones de las centrales obreras y de la mayoría de los partidos de izquierda, así como Petro, dejaron que el paro se desgastara para canalizar el descontento trasladándolo a las urnas. Así fue como ganó Petro la presidencia. El triunfo electoral de Petro fue un triunfo distorsionado de las masas, pensando que con este gobierno se podría lograr un cambio.

 

De las urnas al congreso

Una vez ganada la presidencia, Petro preparo los proyectos de reforma laboral, pensional y de salud para concertarlos con los empresarios y presentarlos al congreso. Cada uno de estos proyectos, a pesar de que no tienen el contenido de una verdadera reforma, sino la intención de recuperar parte de lo perdido con anteriores contrarreformas, ha tensionado las fuerzas al interior del mismo gobierno y con los partidos burgueses que participan desde el gabinete.

Los trabajadores y la juventud todavía con la expectativa del cambio ven cada vez más lejos la posibilidad de que de ese congreso salga algo de lo que se exigía en el paro nacional.

 

En el ministerio del Trabajo todo sigue igual

Pensando en que en el ministerio del Trabajo las cosas iban a mejorar, la realidad es que eso no ha sido así. Hay descontento porque ese ministerio no responde a las peticiones de los sindicatos y sigue funcionando igual que con los gobiernos anteriores. Por ejemplo, son muchas las querellas que se han interpuesto para que el ministerio les exija a las empresas que atiendan la negociación de los pliegos de peticiones, pues todo parece indicar que los empresarios se han puesto de acuerdo en dilatar y no negociar. Solo por dar algunos ejemplos: los trabajadores de Domesa, de Brinks, de la Transportadora de Valores del Sur (TVS) y de Funtrition, presentaron pliegos desde el año pasado y ante el hecho de que las empresas no se han sentado a negociar, los sindicatos han puesto querellas ante el ministerio, sin embargo, han pasado los meses y el esa institución no ha respondido.

 

De las urnas a la calle

Como están las cosas, los trabajadores poco a poco se darán cuenta de que con la política de concertación de Petro, de las direcciones de las centrales obreras y la mayoría de los partidos de izquierda, no habrá ningún cambio; se convencerán de que hay que volver a las calles; que lo que no se consiga luchando, no se logrará en el congreso, porque allí la gran mayoría de los congresistas fueron elegidos con la financiación de los empresarios, y, por lo tanto, son representantes de ellos. Por su parte, los congresistas de los partidos de izquierda, insisten en acompañan al gobierno de Petro, buscando concertar con esos empresarios.

 

AP

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