Editorial/Un gran 1 de mayo, y ¿Ahora qué?

La clase trabajadora salió a las calles masivamente este 1 de mayo, miles de personas salieron a rechazar de manera contundente el avance de la derecha reaccionaria envalentonada con las movilizaciones del 21 de abril, salieron a mostrar la fuerza de quienes siguen esperando un cambio estructural de la sociedad. La diversidad, el color y la esperanza de la jornada contrastó con la uniformidad, la falta de contenido y la apología del genocidio de la otra marcha. Por más que intentaron opacar las marchas con un cacerolazo en barrios privilegiados agrandado por los medios, no lo lograron.

Petro rompe relaciones diplomáticas con Israel… por fin

El apoyo al pueblo palestino, y la denuncia del genocidio en curso, estuvieron presentes no sólo en el bloque del Comité Colombiano de Solidaridad con Palestina, sino a lo largo y ancho de las marchas en todo el país, la bandera palestina ondeó y la solidaridad se hizo sentir. Y es que sin duda la situación en Medio Oriente, sigue siendo el eje de la lucha de clases y de la discusión política a nivel mundial.

Luego de siete meses de genocidio televisado, de casi 40 mil asesinados en su mayoría jóvenes mujeres y niños, y de al menos una decena de cartas de grupos de ciudadanos, académicos, líderes populares, sindicales, políticos y hasta religiosos, pidiendo esta decisión; en medio del furor del 1 de mayo, Petro anunció la tan esperada noticia de la ruptura de relaciones y expulsión del personal diplomático del sionismo.

Este es un triunfo político de los activistas, que, desde octubre venimos trabajando con el Comité Colombiano de Solidaridad con Palestina, pero no es el fin de la lucha. Desde luego, la reacción del sionismo criollo y la oposición de derecha no se hace esperar, incluso amenazando a Colombia con la ira divina y con una fuerte campaña entre los miembros de iglesias evangélicas.

La decisión de Petro es absolutamente justificada, incluso es tardía. Será necesario no sólo defender que esta ruptura diplomática se mantenga, sino que además debemos exigir que se avance con la suspensión de la vigencia de los TLC, y que se cumpla el compromiso de no comprar a Israel más armas o tecnología de vigilancia.

Pero más allá de eso, es necesario que el movimiento de masas asuma activamente la movilización de solidaridad con Palestina, más aún ahora que Israel ataca la ciudad de Rafah en el sur de la Franja de Gaza, provocando otro desastre humanitario en el último rincón donde la población palestina se ha refugiado. Este genocidio debe ser derrotado, Palestina libre debe recuperar su territorio histórico y por eso debemos apoyar su resistencia al sionismo y avanzar en acciones de boicot a los genocidas del Estado Sionista de Israel.

Expectativa en el cambio y en el Gobierno

Es innegable que la fuerza de la movilización demostrada el primero de mayo, se canaliza en el apoyo al Gobierno de Petro, y que aún queda mucho del furor de los primeros días. Este río de gente aún no se moviliza de manera independiente por sus reivindicaciones ni se traduce en autoorganización, procesos asamblearios o similares; por el contrario, se mantiene aún la ilusión alimentada por la burocracia sindical y la izquierda reformista de que el cambio va a llegar a través de las instituciones del régimen burgués y de la figura del presidente. Como lo hemos señalado, este es un freno a las propias luchas y un peligro constante; la movilización aparece como parte del pulso entre Gobierno y oposición de derecha, la cual sufre un golpe, pero no se encuentra derrotada.

La fuerza de las movilizaciones se usará para fortalecer el polo de la concertación, para negociar una vez más nuestros derechos y no para conquistar reivindicaciones mediante la fuerza de la lucha. Esto profundiza la lucha de clases que aparece distorsionada como una polarización política en función a las elecciones de 2026 cuyo pulso ha empezado ya desde hace tiempo. Parte de este pulso son los constantes escándalos de corrupción que comprometen a gobiernos pasados y al actual, así como a gobiernos locales. Frente al escándalo más reciente que involucra a miembros del Partido Verde, Petro hace el quite sacándolos del Gobierno, pero no asume la responsabilidad de haberlos puesto en los cargos; finalmente, es el costo de su propia política de gobernar en alianza con sectores corruptos enemigos de los trabajadores y el pueblo.

Un discurso rojo, y una política para concertar

Tal es el ejemplo de las reformas de salud y pensional. Mientras que Petro en su discurso critica a las EPS y AFP, en la vida real se sienta a manteles a negociar con ellas las reformas; presenta una reforma pensional que no solo salva, sino que favorece a las AFP; y se reúne con las EPS para ofrecerles mayor tajada del negocio de la salud para que acepten acompañar algunos cambios mínimos al sistema, sin erradicar el problema de fondo que es la intermediación y el negocio privado que renta a costa de la salud y el recortado derecho a la jubilación.

Y es que si algo expresa la política social liberal de Petro, es el final de su discurso, donde resume su plan en el incentivo de la mediana y pequeña empresa, mediante créditos, es decir mediante mayor endeudamiento a la clase media y de desempleados que buscan salir de la pobreza mediante el “emprendimiento” que según las estadísticas está condenado al fracaso al menos en tres de cada cuatro casos. Todo enfocado en el sector del agronegocio y el turismo que son ejes de su propuesta de “potencia mundial de la vida”, totalmente alineada con los dictados de la OCDE.

Al tiempo que llama a sus ministros a ir a fondo en las transformaciones, insiste en un Acuerdo Nacional con aquellos que se oponen a ellas; denuncia que quieren incluso asesinarlo y al tiempo llama a quienes lo quieren ver en un ataúd a sentarse a tomar tintico. Esto produce en las masas que le escuchan una enorme confusión, y actúa como fuerza en contra de la movilización.

El poder constituyente y la movilización no deben ser una amenaza que se agita, sino una apuesta real

En ese sentido, debemos reiterar que apelar al poder constituyente no solo debe usarse como amenaza contra quienes no quieren negociar, sino que debe ser un plan de acción real que debemos tomar las masas para transformar el régimen antidemocrático y las  instituciones que están al servicio de la oligarquía que Petro denuncia; eso implica necesariamente la decisión de ir más allá, decisión que está lejos de ser la expresada en el discurso.

Y es que en su discurso Petro logra recoger en gran parte el sentir de millones, al denunciar parcialmente la crisis del sistema capitalista, la desigualdad, el problema medio ambiental, e incluso los crímenes de los gobiernos predecesores; logra interpretar los sentimientos democráticos de las masas. Sin embargo, insiste en desarrollar el capitalismo –fuente de todos los problemas mencionados– con la ilusoria idea de hacerlo más humano.

Por eso, mientras Petro insiste en desarrollar el capitalismo, nosotros insistiremos en la necesidad del socialismo, de seguir luchando en las calles contra la burguesía, por nuestros derechos por conquistar, y por la construcción de un verdadero gobierno obrero y popular. Esto no se realizará confiando en mesías ni en las instituciones podridas del régimen, tampoco en las elecciones de 2026; será necesario que ese caudal de fuerza y de lucha expresado en el 1 de mayo, se independice del Gobierno y de los límites de las instituciones para ir más allá hacia un cambio de verdad. Al servicio de esta tarea se debería enfocar el Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales y Populares a realizarse a mediados de julio.

Partido Socialista de los Trabajadores, 7 de mayo de 2024

Comité Ejecutivo

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