¿Un gabinete para el cambio?

Una vez conformado el gabinete de Gustavo Petro (faltando la confirmación de Mery Gutiérrez como ministra de TIC) podemos señalar que su conformación responde más a los acuerdos electorales de la campaña que al estallido social que lo llevó a la presidencia.

Todos los sectores de los partidos tradicionales que ofrecieron su apoyo en las presidenciales obtuvieron su cuota. El Partido Liberal es el ganador con cuatro de los principales ministerios: Hacienda, Justicia, Agricultura y Vivienda; mientras el Partido de Conservador obtiene Cancillería y Transportes.

El Partido de la U se queda con nada menos que el del Interior y podríamos incluir en este grupo, por su relación como ministro del gobierno de Santos a Alejandro Gaviria en Educación. Además, otros cargos de importancia como la Presidencia del Senado y la Embajada en Venezuela, que fueron entregadas a dos de los principales escuderos santistas.

Y no podemos descartar más cuotas para estos partidos en la designación de entidades descentralizadas y embajadas. De los partidos de la burguesía, es decir, de la clase que popularmente llamamos “ricos”, los únicos que están fuera del gobierno son el Centro Democrático y Cambio Radical, a pesar de los ‘generosos’ ofrecimientos del nuevo presidente.

Todo esto es apenas lógico, dado que la campaña de Petro y el Pacto Histórico no se hizo contra el conjunto de los explotadores, sino contra el sector uribista y de hecho los principales afiles del santismo integran hoy la bancada de partido de gobierno.

En artículos anteriores, hemos venido planteando que esta composición del gabinete tiene un carácter de alianza de clases y que se va a convertir en un obstáculo, en un freno, no solo a algunas reformas medianamente radicales propuestas por el nuevo gobierno, sino principalmente a las aspiraciones legítimas de la clase obrera, los trabajadores y los desempleados, que aspiran a que en este gobierno se hagan cambios importantes. Estos ministros burgueses son la garantía de que los intereses de ese sector de la burguesía no serán tocados y de que lo esencial del capitalismo (sistema que les proporciona sus fortunas) se mantenga intacto.

Los ministros ‘independientes’ y de izquierda

Mientras tanto, los otros ministros, por provenir de partidos de izquierda o sectores independientes, se “encargan” de mantener viva la esperanza de cambio de los millones que componen la clase trabajadora, los sectores más empobrecidos de la clase media y los pobres. Así, el ministerio del Trabajo y el de Salud, quedan en manos del Partido Comunista el primero y de Estamos Listas en el segundo. Solo un ministerio queda bajo la responsabilidad de la Colombia Humana (Ambiente) y otro en el movimiento de Francia Márquez (Minas), dos más son entregados a la Unión Patriótica (Cultura y Comercio) y uno para el Polo Democrático (Deportes).

Importante resaltar el caso de la cartera de Defensa, tan cuestionada durante los paros y levantamientos por la estela de luchadores mutilados y asesinados que dejó la violencia policial y por la exigencia de estos movimientos de disolver el ESMAD. En este cargo está Iván Velázquez, un abogado paisa, ex magistrado auxiliar de la Sala Penal de la Corte Suprema, quien investigó los vínculos de congresistas con el paramilitarismo y logró la condena de más de cincuenta.

Hasta donde sabemos Velásquez es independiente y reconocido como un defensor de Derechos Humanos. Este nombramiento es un mensaje al uribismo y a los sectores de las Fuerzas Armadas vinculados con el paramilitarismo. A pesar de la bronca que hay en vastos sectores de la clase trabajadora y los sectores jóvenes populares, contra la policía y el ESMAD, hasta el momento el gobierno no ha respondido a la exigencia de la disolución del ESMAD y solo ha planteado una reforma a la Policía, pasándola como un organismo civil al Ministerio de Justicia o Interior, tampoco ha propuesto medida alguna frente a la impunidad que ha sembrado la muerte de luchadores en campos y ciudades.

Prometer que se van a respetar los acuerdos de paz firmados no garantiza, como no han garantizado desde su firma en 2016, la vida de desmovilizados, dirigentes sociales y procesados durante los paros, ni tampoco la impunidad de los miles de crímenes a los trabajadores y el pueblo.

El gobierno y el poder

A estas alturas es muy importante entender la profunda diferencia entre acceder al gobierno y acceder al poder. Hoy en nuestro país hay un gobierno de conciliación de clases, el gobierno está en manos de un movimiento de corte socialdemócrata pero, el poder el verdadero el que da la propiedad privada de los medios de la producción y de la tierra, los bancos y el comercio, sigue en manos de los que siempre han tenido el poder y el gobierno por siglos.

La experiencia histórica ha demostrado que este tipo de gobiernos llamados por el marxismo como gobiernos de Frente Popular y que de manera eufemística la intelectualidad hoy califica de “alternativos”, a lo sumo hacen algunas reformas en favor de los de abajo, pero no modifican sustancialmente las causas profundas de la desigualdad social que está en la explotación del trabajo obrero y de la clase trabajadora.

Por eso los trabajadores, obreros y campesinos pobres, indígenas y sectores oprimidos, los Nadie, tenemos que defender nuestra independencia política frente a todos los partidos y sectores de la burguesía, los empresarios, el imperialismo y las trasnacionales que nos han explotado y oprimido por siglos, exigiendo al gobierno de Petro que en nombre de los millones que lo votaron con la esperanza en un cambio profundo y los que lo hicimos desde la izquierda revolucionaria críticamente, romper los lazos que aún lo atan a los partidos de siempre y  que gobierne  de manera independiente, con la clase trabajadora y con el pueblo.

Debemos exigir la salida de los Ministros burgueses. Estamos seguros que de ser así y ante cualquier ataque a su gobierno por parte de la burguesía, estaremos dispuestos a salir a las calles  para derrotar sus intenciones y continuar la lucha para conquistar y hacer realidad el anhelo de cambio, que los de abajo, los que nunca han gobernado, accedan no solo al gobierno sino fundamentalmente al poder para hacer esos cambios profundos, antes de que el sistema capitalista acabe con la humanidad y con el planeta.

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