En las urnas derrotamos la amenaza autoritaria, el cambio lo conseguiremos en las calles

El triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales es indudablemente producto de la lucha en las calles del Paro Nacional. Es la expresión electoral del descontento de amplios sectores de la población con la represión y la violencia política, la falta de oportunidades y la pobreza creciente; este descontento expresado principalmente como “anti-uribismo” llevó a Petro y a Hernández a la segunda vuelta y le dio a Petro el triunfo definitivo.

Las masas han celebrado el triunfo masivamente en las calles, en un hecho sin precedentes en la historia del país, y han celebrado con razón, pues es un triunfo en primer lugar sobre el proyecto autoritario de Rodolfo Hernández, candidatura improvisada ante la desesperación de la burguesía ante la crisis de sus partidos y sus figuras. Es un triunfo histórico sobre el uribismo. La derrota electoral del uribismo luego de 20 años de hegemonía en el poder es un golpe que lo deja malherido si bien aún con vida.

La masiva presencia de miles de personas en las calles, celebrando el triunfo de Petro y Francia demuestra altas expectativas y esperanzas, de que por fin podremos “vivir sabroso”. Expectativas en que un gobierno que consideran suyo, que esperan sea la voz de los nadie, un gobierno distinto a la élite que ha gobernado este país desde hace más de 200 años.

Pero este triunfo es un triunfo indirecto y distorsionado de las masas, en el terreno desfavorable del antidemocrático sistema electoral, no producto de la lucha directa en las calles. A pesar de la alegría y expectativa de las masas, no hay una confianza ciega, luego del anuncio del triunfo de Petro, la presencia de miles que de manera espontánea en pocas horas colmaron calles y plazas, se reencontraron instintivamente luego de más de un año en los puntos de encuentro del paro nacional, muestra una extraordinaria capacidad de movilización y convocatoria. Muestran que el proceso iniciado en el 21N de 2019 y que tuvo su mayor momento en abril-mayo de 2021 sigue vivo; y que para los luchadores las elecciones fueron una batalla en medio de una lucha que se inició con los paros nacionales.

Nosotros acompañamos estas expresiones de triunfo de las masas ante la derrota electoral del uribismo y la fracción burguesa más a la derecha, y hemos sentido su celebración como una demostración de poder y de fuerza, que serán muy necesarias para continuar el camino. Pero también sabemos que ni el uribismo está derrotado, ni se ha derrotado a la burguesía de conjunto.

Petro comprometido con el capitalismo

El gobierno de Petro ya está comprometido, no con los millones de trabajadores y sectores populares que votaron por él, sino con la burguesía y el imperialismo y así lo demostró en su discurso triunfal, anunciando lo que se propone en su gobierno. En una clara división de tareas, el discurso de Francia enfocado en los oprimidos intenta recoger las expectativas del vivir sabroso y el fervor popular, conectado con el sentimiento de millones. Pero el discurso de Petro es otra cosa, además del importante llamado a la liberación de los jóvenes detenidos que es urgente y necesario, en medio de los llamados a la reconciliación, su verdadero mensaje no estaba enfocado a las masas que lo eligieron sino el llamado a la construcción de un Frente Amplio, dirigido a sus contradictores en la campaña electoral, con el objetivo de  tranquilizar la burguesía y al imperialismo, nerviosos ante el triunfo de un candidato que no proviene de sus entrañas.

Petro proclama la política del amor entre todos los colombianos (ricos y pobres, explotadores y explotados, opresores y oprimidos). Pero más allá del romanticismo, el discurso del amor tiene un contenido claro, significa un proyecto de conciliación de clases, incluso con la posibilidad de impunidad de los crímenes del Estado.

Para que no queden dudas y tranquilizar al gran capital se reitera el compromiso del Gobierno con el desarrollo del capitalismo. Y no es que Petro haya ocultado previamente su proyecto de desarrollo capitalista, siempre lo ha dicho, la cuestión es que entre el Petro candidato y el Petro presidente, el segundo tendrá que aplicar su proyecto de conciliar los intereses antagónicos del pueblo explotado y los grandes explotadores, lo cual en la práctica no funciona igual que en el discurso. En la realidad terminará cediendo parte no solo de su programa, sino de su gobierno para asegurarse la gobernabilidad. Nosotros por el contrario, y como lo hemos explicado antes, estamos seguros de que es utópico humanizar el capitalismo.

Para calmar los mercados especulativos que ya empiezan a alterarse (sube el dólar, caen las acciones de Ecopetrol), anuncia los posibles ministros a los cuales llama “técnicos”, eufemismo para decir que no serán líderes de los sectores sociales que le acompañaron, sino personajes con experiencia en aplicar el neoliberalismo en gobiernos anteriores,  como Hommes o Alejandro Gaviria, mostrando que la cara del gobierno será Petro y Francia, pero que el contenido y el programa será burgués y capitalista.

A pocas horas de elegido, recibió la llamada del presidente Duque para aceptar el triunfo y felicitarlo, la burguesía en pleno reconoció el triunfo de la oposición y activó el plan C (el plan B era Hernández), que consiste en negociar, acorralar y mantener al gobierno bajo su control. Aunque haya sectores recalcitrantes de la derecha que ataquen a Petro y Francia en redes, o que desconozcan su triunfo, la realidad es que la decisión mayoritaria de la burguesía es la de mantener sus negocios bajo (y desde) el nuevo gobierno. El presidente de la ANDI (archienemigo de los trabajadores colombianos) el 20 de junio manifestaba sus deseos de trabajar con Petro de la mano “para sacar adelante al país”. A sus nuevos mejores amigos se suma el presidente de los Estados Unidos Biden, quien lo llamó a pocas horas de los resultados. Este hecho que no sucedía desde que Bush llamó a Uribe a felicitarlo, cuando fue elegido presidente, muestra el guiño innegable del imperialismo al nuevo gobierno de Colombia. ¿Se puede confiar en alguien que es “amigo” del presidente de los Estados Unidos, comandante en jefe del imperialismo mundial?

Entonces, por un lado estará la presión de la gente en las calles, por el otro estarán sus nuevos amigos burgueses e imperialistas. ¿Cómo se comportarán Petro y Francia? Las masas están expectantes.

Durante la campaña cuando anunciamos nuestro voto crítico, señalamos también que no confiaríamos ni apoyaríamos su eventual Gobierno de Frente Popular, y justamente es porque conocemos estas experiencias en el pasado y estamos convencidos de que esta política no resolverá los problemas de la población, la política de cogobierno se inclinará a favor de los más poderosos, es decir de la burguesía, como lo han demostrado las experiencias de los llamados “gobiernos alternativos” en América Latina.

Exigir solución a las demandas del Paro Nacional

Los trabajadores han sido fundamentales en el triunfo de Petro y Francia, millones han depositado su confianza en su gobierno. Pero la clase obrera tiene que comportarse de manera independiente de su gobierno. Este tipo de gobierno, a la par de las dificultades y peligros que plantea, abrirá un periodo con muchas oportunidades de profundizar la lucha, muestra que la situación abierta con el paro nacional del 2019 sigue viva (que caracterizamos como antesala a un proceso revolucionario más profundo), y favorecerá la organización y lucha de los trabajadores, dependiendo de la organización independiente y decidida. Los comités, asambleas populares y otras expresiones de organización surgidas en el Paro Nacional y en la campaña electoral debemos convertirlos en organizaciones independientes de base para las luchas.

Seguramente la fracción burguesa que ha perdido las elecciones y sus expresiones más a la derecha, se resistirán a perder el poder y sus privilegios; y si sienten que el gobierno de Petro amenaza alguno de sus intereses, seguramente recurrirán a cualquier medio para impedirlo, incluso con la violencia política, en especial si Petro tomara medidas encaminadas a democratizar el régimen político, redistribuir parte de la riqueza, o castigar a los responsables por los crímenes de Estado.

Pero las direcciones sindicales burocráticas ligadas al Comité Nacional de Paro no han tardado en llamar a la “calma” y a dosificar la movilización al servicio de la “gobernabilidad”. Intentarán evitar que las luchas sigan y se profundicen, siendo un gran obstáculo. Tenemos que profundizar la organización y la lucha pero de manera independiente del Gobierno.

Las reivindicaciones del Paro Nacional no dan espera, y no pueden ser solucionadas con el programa liberal de Petro, ni a través de alianzas con nuestros verdugos. Es necesario derrotar el régimen autoritario y sanguinario heredado del uribismo, y sabemos que eso solo es posible con la lucha en las calles.

Hoy el régimen se ensaña contra los jóvenes de la Primera Línea, que están siendo detenidos y judicializados. Hay que exigir su liberación, y si el Fiscal se opone, exijámosla con movilización; hay que parar el desangre de luchadores sociales y la violencia en el campo; hay que exigir al nuevo gobierno medidas para el desmonte del paramilitarismo.

La carestía y la inflación no dan tregua, agravada por la devaluación del peso golpean día a día a los trabajadores. El ajuste del salario ha quedado rebasado y es necesario luchar por un verdadero aumento y control de precios de la canasta básica. Se requiere un plan de emergencia contra la crisis económica, social y ambiental, cuyo financiamiento podría hacerse dejando de pagar la deuda externa.

¿Enfrentará Petro a la burguesía que hoy le tiende su hipócrita mano para jugársela por un cambio de régimen político? ¿Enfrentará a banqueros, empresarios y terratenientes? Hasta ahora ha dicho que no. Por el contrario, les propone un Frente Amplio de conciliación.

En síntesis, para lograr vivir sabroso será necesario ir más allá de las propuestas de gobierno de Petro, incluso en contra de varias de ellas. Si algo aprendimos del paro nacional es que los derechos se conquistan en la lucha y que no ganaremos en las urnas lo que no ganemos en las calles. Lo más seguro es que sectores cercanos al Gobierno digan que quienes llamen a movilizarse o a exigir le están haciendo el juego a la derecha, o que debemos dejar a Petro gobernar tranquilo, que hay que esperar…, etc.  La clase obrera, junto a los sectores populares, debemos buscar en la lucha y la movilización, el camino hacia un verdadero gobierno obrero y popular, construyendo un partido y un programa revolucionario que nos lleven a derrotar el principal obstáculo para que todos podamos vivir sabroso: el capitalismo en decadencia.

Comité Ejecutivo del Partido Socialista de los Trabajadores

25 de Junio de 2022

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