Alejandro Gaviria Uribe, el candidato del régimen

Por: Antonio Romero

 

Después de una larga campaña de expectativas en los medios de comunicación, el ex ministro de salud Alejandro Gaviria Uribe anunció su candidatura a la Presidencia de la República con el respaldo de los liberales y de sectores cercanos a la Coalición de la Esperanza.

El Paro Nacional generó una crisis en los diversos sectores políticos, en particular en el centro, en la llamada Coalición de la Esperanza. Esta crisis surge a raíz del apoyo al Paro Nacional de algunos sectores de la Alianza Verde, como Camilo Romero e Inti Asprilla. Esto obliga a que los Verdes se separen temporalmente de este bloque mientras resuelven sus problemas internos.

Por otra parte, sus principales dirigentes – Jorge Robledo y Sergio Fajardo – han perdido espacio es sectores de la juventud, principalmente por el nefasto papel de las alcaldías alternativas de la Coalición de la Esperanza frente a las luchas sociales y la brutal represión que desataron sobre las masas. Además, por su papel de dirección política en el Comité Nacional de Paro.

Frente a esta crisis de los Verdes, el régimen político ha ido preparando la candidatura de Alejandro Gaviria Uribe, vendido por los grandes medios masivos de comunicación como una opción moderada que puede “salvar” al país de la llegada de la izquierda a la Presidencia.

Ya lo habían intentado con el bloque de mandatarios locales – Federico Gutiérrez, Alex Char, Enrique Peñalosa y Dilian Francisca Toro – pero no habían podido consolidar una figura que se pudiera presentar como alejada de la política tradicional, como pretenden presentar a Alejandro Gaviria Uribe, quien ha hecho parte de casi todos los últimos gobiernos.

¿Otro Presidente Profesor?

El régimen quiere mostrar a Gaviria Uribe como un académico que ha estado alejado de la política, como un humanista que puede hacer las reformas sociales que saquen al país de la crisis y como un técnico sin ‘ideologías’ que puede administrar. Nada de esto es cierto.

Revisando su hoja de vida, Alejandro Gaviria Uribe proviene del sector bancario, vinculado al Grupo Aval de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el gran financiador y beneficiario de los últimos gobiernos. Hizo parte del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez como subdirector de Planeación Nacional en 2002.

En el gobierno de Juan Manuel Santos fue ministro de salud y un acérrimo defensor de la Ley 100 que tantas muertes ha causado al convertir la salud en un negocio. Y desde 2019 fue nombrado como rector en la Universidad de los Andes, principal beneficiaria del programa Ser Pilo Paga.

Por este último cargo, el régimen pretende presentarlo como el nuevo ‘Presidente Profesor’, pero no podemos olvidar su paso por el Ministerio de Salud por ocho años, en los que – a pesar de algunas posiciones progresistas frente a la interrupción voluntaria del embarazo – fue un defensor del modelo impuesto por la Ley 100. El episodio de la joven Camila Abuabara, a quien le negó su derecho a una salud digna, y su defensa de las ganancias de las EPS, son imborrables.

El candidato del régimen

Para la burguesía, no había sido fácil encontrar una candidatura que se pudiera deslindar del gobierno de Duque y al mismo tiempo conquistar a los sectores de la clase media y de la juventud que tomaron una posición a favor de las luchas sociales.

Los nombres del Centro Democrático tienen la difícil tarea de defender un gobierno que ha sido un desastre y sus principales nombres – Óscar Iván Zuluaga y María Fernanda cabal – ni siquiera convencen a los sectores uribistas.

Por otra parte, el santismo con Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo, está buscando espacio en la Coalición de la Esperanza, mientras Roy Barreras y Armando Benedetti se suman al Pacto Histórico.

El régimen incluso ha revivido la personería jurídica del Nuevo Liberalismo, tratando de presentar una nueva oferta política, pero sus herederos – Juan Manuel Galán y Rodrigo Lara – han estado por tres décadas en los partidos tradicionales, lo que les ha dificultado presentarse como una opción renovadora.

Ante este panorama, el régimen presenta a Alejandro Gaviria Uribe, una candidatura construida por César Gaviria Trujillo, vendiendo la imagen como un académico y como una opción al ascenso en las encuestas de Gustavo Petro. Con Gaviria Uribe esperan unificar a los sectores de derecha que tienen confianza en quien ha sido un funcionario que ha defendido en neoliberalismo, los bancos y los grandes empresarios, pero también a la clase media ‘bien pensante’ que espera una opción ‘moderada’, que representaba la Coalición de la Esperanza.

Los 90 puntos de su ideario no dicen nada de la tenencia de la tierra, de los asesinatos sistemáticos del régimen, de la Ley 100, del Código Laboral que acabó con la estabilidad de la clase trabajadora, de las ganancias de los bancos y en general de los problemas estructurales del país. Son frases progresistas que cualquier sector del régimen podría suscribir.

Por su parte, Gustavo Petro salió a descalificar a Alejandro Gaviria, después de que lo había propuesto para ser su candidato a la Alcaldía de Bogotá, mostrando la contradicción programática de Petro en su búsqueda desesperada por aliados burgueses. Ahora se da cuenta que es un neoliberal – como los Barreras y los Benedettis – lo que muestra la importancia de un programa que reúna los intereses de la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares y no el pacto con la burguesía que proponen.

 

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