El regreso a la presencialidad: preocupación por los negocios antes que por los escolares y sobrecarga para los maestros

Por: Freddy Ruiz Ayala, Unidad Docente

Desde el final de las vacaciones escolares de mitad de año y luego de levantado el paro por parte de la dirección de Fecode y las centrales obreras, se reanudó con más fuerza la presión del gobierno sobre el sector educativo, para ejecutar el regreso a las aulas.

Tal ha sido el afán, que desde el ministerio de salud se expidió la resolución 777, en la cual se rebajan por completo las medidas de protección y bioseguridad, entre ellas la distancia entre estudiantes en las aulas, reforzando la política de la “nueva normalidad”.

Se presenta por parte del gobierno, los medios de comunicación masiva y las redes sociales, gran variedad de argumentos sobre la “necesidad” de que los estudiantes vuelvan a la presencialidad, desde la salud emocional de los niños, pasando por la calidad de los aprendizajes, hasta la acusación a los maestros de no querer trabajar.

Por otra parte, el MEN y las secretarías de educación regionales se esmeran por hacer propaganda sobre las grandes sumas de dinero invertidas en adecuación de colegios y bioseguridad planteando que ya “todo” está listo para que los estudiantes vuelvan a las aulas enfatizando que las escuelas son los lugares más seguros para los estudiantes.

La salud no es prioridad

Pero miremos esta política a la luz de la realidad cotidiana. Es evidente que la pandemia sigue y que se hace necesario acelerar el proceso de vacunación, para mitigar al máximo el contagio. Sin embargo, en el país, indican las cifras oficiales que se han aplicado 30 millones de primera dosis y solo 11 millones de colombianos ya tiene dos dosis, es decir, que un alto porcentaje de familias de los escolares, aún no están vacunados, haciéndose altamente vulnerables ante la presencialidad escolar.

Cada semana el ministerio de salud anuncia con alborozo la apertura de un nuevo grupo etáreo para la vacunación, pero la realidad es que los biológicos escasean dejando en espera a miles de personas para segunda dosis, a la vez que los esquemas de vacunación se han ido modificando en relación con los tiempos de aplicación de dichas segundas dosis.

Es cierto que la salud emocional de los escolares ha estado en riesgo durante los períodos de cuarentena, producto del confinamiento y hasta del hacinamiento. Pero no es menos cierto que antes de la pandemia venía estando en riesgo, ante la carencia y todas las dificultades familiares como consecuencia de la inequidad social.

También es cierto que los aprendizajes en casa han sido bastante limitados, pues el 70% de las familias carece de una conectividad estable y suficiente, tanto como de dispositivos electrónicos para acceder a encuentros escolares remotos. Si bien el lugar natural de los estudiantes es la escuela, es lamentable el estado de la infraestructura de la amplia mayoría de instituciones educativas tanto de la periferia de las urbes, como de los sectores rurales, lo cual ya venía siendo un factor de impedimento de mejores condiciones de aprendizaje.

Ahora se presiona la presencialidad, con pequeñas muestras de bioseguridad, haciendo creer que unos pocos frascos de alcohol o gel resuelven el riesgo de contagio, mientras que las instalaciones sanitarias son deficitarias, el acceso al agua potable en muchas zonas es dramático y la capacidad de respuesta institucional y hospitalaria es deficiente.

Como si fuera poco la SED hizo un contrato a través de compensar, para enviar auxiliares de enfermería, una por institución, sin importar el número de sedes y en el momento de cierre de este artículo, se anuncia la finalización del contrato para 200 de ellos a partir del 31 de agosto.

Los negocios

Evidenciamos por otra parte el frecuente comportamiento canalla de los gobernantes nacionales y locales en relación con las necesidades de la población, usando los derechos como fortín electoral o como fuente de enriquecimiento, haciendo contrataciones fraudulentas, con sobre costo y sin garantía de cumplimiento con los propósitos sociales que retóricamente anuncian. Es el caso de las denuncias sobre los millonarios robos en los contratos de Plan de Alimentación Escolar, o el reciente caso del anticipo por 70 mil millones de pesos entregados a empresas de papel, con el fin de generar conexión a internet para escuelas rurales, objetivo no alcanzado y dinero perdido.

Ni hablar de todas las contrataciones que se hacen alrededor de la escuela, tales como transporte escolar, asesoría de universidades privadas, programas complementarios con entidades externas, agendas, construcciones y adecuaciones, que siempre terminan costando mucho más en las tiendas de los proveedores del MEN o de las secretarías de educación.

Lo más ignominioso es el chantaje al que han sometido a las familias para presionar a enviar a los hijos a la escuela presencial y es la suspensión del bono alimentario, para cambiarlo por la entrega presencial del refrigerio. Esto se puede leer algo así como: O va a la escuela, o no come, no importa si se contagia de Covid o transmite el virus a su familia.

Todo esto confirma la política genocida del gobierno y la burguesía de privilegiar las ganancias de los capitalistas sobre el sacrificio de las vidas de los trabajadores, maquillando la reapertura con frases bonitas y supuestamente solidarias con la población.

Entre tanto, trabajadores de la producción y de la educación, asumiendo sus responsabilidades con condiciones adversas, en permanente riesgo y con sobrecarga laboral. Ahora los maestros, atienden a los estudiantes que llegan a la escuela, teniendo que estar pendientes del cumplimiento de las medidas de bioseguridad, del distanciamiento social, a la par con las actividades para atender a los estudiantes que por salud, prevención o situación familiar siguen aprendiendo en casa. Situaciones estas que generan angustia e incertidumbre, pues tienen que asumir el aforo de salones inadecuados (que en algunos casos termina siendo superior a época de no pandemia), con la limitación permanente de hablar por sobre el tapabocas.

La dirección de Fecode nos dejó solos

Si bien la política del gobierno es perversa, la de la mayoría de la dirección sindical no lo es menos, dejando a cada institución al vaivén de sus propias fuerzas e iniciativa para enfrentar y sortear todas las dificultades y dilapidando la oportunidad del paro nacional para obligar al gobierno a hacer efectivos los requerimientos del gremio en materia de condiciones seguras para la labor. Por el contrario, la decisión burocrática de levantar el paro reciente le dio aire al gobierno para que tome las riendas y en una contraofensiva política, obligue a la apertura de las escuelas y al regreso presencial sin garantías y con altísimo riesgo de afectación de la salud y de pérdida de vidas, como en efecto ha venido ocurriendo.

Es necesario reorganizar las fuerzas por la base, para exigirle a la dirección de Fecode y de los sindicatos regionales, que discuta en asambleas de maestros, una política y un plan de acción contra la arremetida del gobierno en contra de la salud y la vida, que no saque la lucha de las calles,  para llenar de ilusiones parlamentarias pre electorales a los maestros, que no haga de las necesidades un fortín de votos y que escuche a los maestros de base y a las comunidades educativas sobre sus necesidades y clamores, de los cuales la mayoría de dirigentes son desconocedores, pues llevan bastantes años sin ir al aula de clase y aferrados a los privilegios burocráticos.

Agosto 31 de 2021

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