Políticas educativas en tiempos de pandemia

Todos hemos visto como el brote del virus Covid-19 se ha convertido en un problema económico y de salud de gran envergadura, solo comparable con la pandemia de 1918 (la gripe española) donde murieron cerca de 50 millones de personas. El covid-19 ha paralizado parcialmente la industria en el mundo, ha hecho visible la miseria y el hambre y ha agravado la situación de los frágiles sistemas de salud y de los sistemas educativos.

Autor: Carlos Vergel, Militante de la corriente Unidad Docente y del Partido Socialista de los Trabajadores

Necesitamos estar indignados, muy indignados. Necesitamos inspirarnos por el tipo de movimientos de masas que han derrocado a los gobiernos en momentos de crisis anteriores” (Naomi Klein)

El impacto del Covid-19 en educación ha sido inmenso, más del 90% de los estudiantes han dejado de asistir a las escuelas y universidades, es decir, cerca de 1.600 millones de jóvenes, niñas y niños han dejado de ir a las instituciones educativas y están confinados en sus casas; son por lo menos 190 países los que han tomado esta decisión y algunos de ellos, incluso, han cancelado el año escolar.

La situación es dramática, así lo confirma al diario El País de España Andrea Scheicher, director de educación de la OCDE “El coste social del cierre de las escuelas es dramático. Diferentes investigaciones muestran que no es cada mes, sino cada día (que crece exponencialmente la desigualdad). Inevitablemente, la brecha de desigualdad va a aumentar …

Según la Unicef en América Latina nos encontramos por encima del promedio mundial, con un 95% de estudiantes confinados. Pero si hablamos de acceso a Internet, casi la mitad de los latinoamericanos están fuera de la red. Según la CEPAL, América Latina tiene una velocidad de conexión baja, que varía entre 4 a 7,5 megabits. Ningún país de la región alcanza el valor de 10 megabits que se requiere para el desarrollo de la telemedicina.

Para Bernt Aasen, director de Unicef para América Latina, “Esta es una crisis educativa sin precedentes en la historia reciente de América Latina y el Caribe” y agrega que “hay un gran riesgo que los niños y niñas se quedan atrás en su curva de aprendizaje y que los alumnos y alumnas más vulnerables no vuelvan a regresar a las aulas“.

Para la Unesco la desigualdad sigue en aumento y justifica esta situación porque “los conflictos armados, los desastres naturales y las pandemias impiden la escolarización de millones de niños”. Es decir, culpan a la naturaleza de nuestras desgracias y esconden que el capitalismo es un sistema económico sangriento, salvaje desde sus inicios, “siempre ha estado dispuesto a sacrificar la vida a gran escala en aras de la ganancia” afirma la escritora y periodista canadiense Naomi Klein en entrevista con Diana Moreno. O como denuncia una enfermera de Nueva York “acá no importan la vida de negros e hispanos
Para nosotros los docentes, la gente de a pie, los trabajadores y las minorías oprimidas, la crisis lo que ha hecho es alertarnos, nos ha detenido y nos ha puesto a pensar; pues ahora se ha hecho más evidente la desigualdad en ingresos, vivienda, salud y educación. Se hace más visible el hambre y la miseria. La pandemia lo que ha hecho es colocar sobre la mesa las lacras, las taras del sistema capitalista. Es evidente que el único responsable de esta situación es el capitalismo y su crisis crónica.

Las políticas educativas

Ante esta situación los organismos internacionales insisten en que la pandemia ha hecho entrar a la educación en crisis, aunque desde antes de iniciarse la pandemia esta situación ya era reconocida por estos mismos organismos. La Unesco y la ONU llevan varios años afirmando que la educación está en crisis, en 2015 la ONU lanzó la “Agenda 2030” y definió en ella “los objetivos de desarrollo sostenible” para “combatir la pobreza” e incluyó objetivos educativos, por ejemplo, que para el 2030 no haya niños por fuera de la escuela primaria. En 2018 la ONU reconoce que estos objetivos están lejos de alcanzarse. Objetivos que la pandemia ha alejado aún más. Para Naomi Klein “la gente habla sobre cuando se volverá a la normalidad, pero la normalidad era la crisis”.

Durante el siglo XX, la política educativa de privatizar y crear una industria de la educación, impulsadas por la Unesco y el Banco Mundial (BM), colocó a la educación pública, en todos los países, en serios aprietos. Instituciones como el BM, el FMI y los gobiernos que dicen estar profundamente preocupados por la niñez y la juventud, fundamentaron su discurso neoliberal en el aumento de la cobertura educativa y en el mejoramiento de la calidad y la eficiencia, elementos que propenderían por la equidad social. La realidad es otra, su verdadero interés es lograr la mercantilización de la educación y defender los intereses económicos de las multinacionales y empresas que ofrecen servicios educativos.

Como era de esperar, esta política de privatización de la educación acentuó las desigualdades educativas y dejó al desnudo las características de clase de estas políticas.

El aumento de la desigualdad es dramático, tal como se pone de relieve en el Informe sobre el desarrollo mundial 2018 del BM, el aprendizaje no está garantizado. “Cientos de millones de niños no saben leer ni escribir a pesar de haber ido a la escuela.

Además, no todos los niños van a la escuela, son 303 millones los niños que nunca han pisado una escuela de primaria o secundaria. ¿Dónde están? ¿Qué hacen? Estos niños se encuentran en todo el mundo, sobre todo en Asia, India, África y América Latina en condiciones de miseria. Unos 65 millones de estos niños están sometidos a condiciones de esclavitud y prostitución.

Como vemos, estas políticas educativas ya habían fracasado antes de iniciarse la pandemia, ante esta situación la Unesco y el BM, apoyándose en los desarrollos de la ciencia de la computación y las tecnologías emergentes dan un giro en su política educativa. No abandonan la política neoliberal de privatizar todo, pero empiezan a impulsar el aprendizaje personalizado, el aprendizaje móvil e impulsar un nuevo plan de estudios. Para inicios de este año varios países (Reino Unido, Finlandia, Argentina entre otros) habían definido iniciar con un nuevo currículo que incluye desde primaria la enseñanza-aprendizaje de la Inteligencia Artificial.

La educación digital en tiempos de pandemia

Pero un hecho para muchos inesperado, el virus covid-19, llevó a los gobiernos y a los organismos internacionales a imponer la educación digital de masas e iniciar un experimento social con fines económicos. La IA hace posible la educación online o digital, pero al mismo tiempo agudiza la desigualdad educativa a un ritmo exponencial, dejando a su vez por fuera una gran cantidad de estudiantes que no tienen en sus casas un móvil.

El impacto fue tan grande que se vieron obligados a un nuevo ajuste y lanzan en abril el plan “Coalición para la Educación” al que de inmediato adhieren las grandes empresas tecnológicas. El reporte de ganancias de estas empresas en medio de la pandemia (primer trimestre del año) es inmenso; por ejemplo, Facebook dobló sus utilidades, de aproximadamente 2.500 millones en el primer trimestre de 2019 a casi 5.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2020. “El hecho de que estemos distanciados significa que ahora muchos de nosotros estamos pasando nuestras vidas pegados a las pantallas. Nuestras relaciones sociales están medidas por plataformas corporativas como YouTube, Twitter, Facebook, etc.” (Naomi Klein)

La Unesco afirma que esta política es “inclusiva”, mostramos que esto no es cierto, son millones los niños que estaban yendo al colegio y no pueden acceder desde sus casas a la educación digital. Además, esta política no incluye, sigue dejando por fuera, los 303 millones de niños que no han pisado en su vida una escuela. Esta política no garantiza a todos los niños y niñas la oportunidad de educarse.

Claro que, ante el fracaso de los gobiernos de garantizar educación para todos, los organismos internacionales culpan a los docentes. Es el caso del Director de Educación de la OCDE cuando afirma que “… Creo que lo más difícil para ellos (los gobiernos) ha sido involucrar a los docentes, ahí es donde probablemente se deben concentrar los esfuerzos, en conseguir que los profesores sean parte activa en este cambio. La enseñanza online va a ser crucial en el futuro de la enseñanza, los profesores deberían esforzarse más.

(Artículo fue tomado de la revista Maestros con Clase de docentes de Cundinamarca)

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