Petición: Por una cuarentena real y sin hambre… No al pago de la Deuda Externa

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Carta a Iván Duque de organizaciones de los trabajadores, indígenas, estudiantiles y populares, y de ciudadanos en general.

Señor Iván Duque

Es una realidad innegable, que mientras que usted trata de mostrarle al país que estamos viviendo una situación favorable para comenzar a levantar el “confinamiento obligatorio”, los casos de infectados por el COVID-19 siguen aumentando y aumentará más, porque nunca ha existido una real cuarentena que permita aislar y combatir el virus.

La propagación masiva del COVID-19 ocasionará la muerte de miles de colombianos, especialmente de los más pobres, por la incapacidad del sistema de salud para atenderlos (falta de Unidades de Cuidado Intensivo y ventiladores, etc.) Este proceso se verá acelerado por la flexibilización que usted ha permitido con la excusa de salvar el empleo y la economía.

Los ricos y potentados del país serán atendidos “a todo dar”, en las clínicas privadas. Los pobres serán arrumados en los pasillos de los hospitales públicos, tirados en suelo o morirán en las calles. Para economizar costos, las EPS no darán los tratamientos necesarios; porque su interés no es la salud del pueblo sino sus propias ganancias. Esa es la dura realidad que debemos enfrentar.

Y no podrá existir cuarentena real, mientras en los hogares de miles de colombianos, falte la comida para la mesa y la gente tenga que decidir entre morirse de hambre o contagiarse y probablemente morir por del Coronavirus. Con un sector de la salud devastado por la Ley 100, una tercerización laboral que supera el 70%, un desempleo que antes de la pandemia llegaba al 12%, una informalidad laboral en más de la mitad de la población y una corrupción histórica en el país que ahora se ha incrementado, con una clase dominante corrupta que ha sido parásito del presupuesto nacional y del cual muchos han originado sus riquezas.

En esta situación de vida o muerte, la mayoría de los muertos provocados por esta pandemia serán de la clase trabajadora que tiene la obligación de salir a “rebuscarse” el pan, mientras los dueños del capital acomodados en sus chalets podrán vivir cómodamente.

Hoy se ha hecho urgente una cuarentena real con un plan de emergencia que garantice la alimentación, la vivienda y la educación de las familias, además de la necesidad de derogar la Ley 100 para quitar la salud a los mercaderes de la muerte y nacionalizar toda la red de clínicas y hospitales. Solo así podemos enfrentar la pandemia, porque esta crisis no puede recaer en los hombros de los trabajadores y los pobres de este país que lo único que han hecho es construirlo todos los días con su trabajo.

El pasado 7 de abril, un grupo de 40 congresistas hizo pública una carta en la que pedían la condonación de la deuda “ante las alarmantes cifras que expresan que el agresivo endeudamiento externo ha pasado de 20.000 millones de dólares (20,8% PIB) en 2000, a más de 70.000 millones de dólares (20,8% PIB) en 2019 y que la quinta parte de Presupuesto General de la Nación para esta vigencia se destine a seguir sirviendo a esta lógica injusta mientras le pedimos a la gente que se resguarde de la pandemia expuesta al hambre, las deudas de sus hogares y la falta de techo, le pedimos que corrija la senda de prioridades respecto al gasto público”. Incluso el Papa Francisco a quien usted dice seguir se ha manifestado a favor de dejar de pagar esta deuda durante la pandemia.

El país gasta cada año 38 billones de pesos en el pago de la deuda externa, una deuda creciente que solo ha beneficiado a los organismos financieros internacionales, una deuda galopante que en enero de este año alcanzó los 140.060 millones de dólares, que equivale al 49,8% del Producto Interno Bruto (PIB).

Esta deuda producto de préstamos que se presentan como “ayudas” cuyos intereses impagables sujetos al alza constante del dólar, la convierten en una verdadera deuda eterna. Préstamos que además se vuelven “necesarios” a causa del comercio desigual con países mucho más ricos, y de nuestro lugar en el mundo como productores de materias primas. Un verdadero sifón que desangra constantemente nuestra economía.
Es falso su planteamiento de que para salvar la economía y el empleo es necesaria la cuarentena flexible (es decir la ausencia de cuarentena) y exponer la vida de los trabajadores del país, mientras los privilegiados se pueden resguardar. El dinero existe pero se invierte en salvar los bancos, grandes empresas y en el pago de la deuda.

Por eso, Nosotros los firmantes, preocupados por nuestra vida y la de nuestras comunidades y familias
EXIGIMOS:

EL NO PAGO DE LA DEUDA EXTERNA, es decir, el cese inmediato de las transferencias de fondos públicos a bancos internacionales mientras que la gente en Colombia pasa hambre y necesidades.

EXIGIMOS que esto se haga de inmediato sin esperar “condonaciones” o plazos, sino que usted, actuando como el presidente que dice ser, decrete unilateralmente el cese de todos los pagos. Adicional a esto podría suspender de inmediato las exenciones a las grandes empresas y aplicar nuevamente el impuesto al patrimonio para los mega ricos del país.

Exigimos que todo este dinero –que alcanza de sobra– se emplee de inmediato en un plan de emergencia social que incluya como mínimo:

  • Decretar la cuarentena total hasta que pase el verdadero pico de la epidemia
  • Renta básica universal1
  • Pago de servicios públicos por el Estado
  • Centralización del sistema de salud, industria productora de insumos y bioseguridad
  • Dotación de infraestructura e insumos a toda la red pública hospitalaria sin enviar el dinero a las EPS
  • Pago inmediato de salarios atrasados de todos los trabajadores, en especial de los del sector salud, manteniendo todos los empleos

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  1. La renta básica (RB) se define como el derecho de todo ciudadano y residente acreditado a percibir una cantidad periódica que cubra, al menos, las necesidades vitales sin que por ello deba contraprestación alguna

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