Avianca: ¿Salvamento o Estatización?

Los medios de comunicación colombianos, al servicio de los grandes empresarios, tienen el arte de convertir mentiras en aparentes verdades. Es así como van construyendo eslóganes, desde los departamentos de comunicaciones de las grandes empresas, que los posicionan como referentes nacionales, que de tanto repetir se convierten en categorías nacionales, del mismo nivel del himno patrio, el escudo y la bandera nacional. Que Avianca es un patrimonio y símbolo de los colombianos, es una falsedad absoluta; en primer lugar, porque de los 19.3% de colombianos que viven en pobreza extrema, y muchos otros millones de compatriotas de clase media que tienen ingresos superiores a 560 mil pesos (según el plan de desarrollo presentado por el gobierno en 2019) no conocen un avión, y con suerte solo han visto el aeropuerto desde afuera.

Autor: José Yoperto Triffin

Una avionada de alto vuelo

Ahora, desde el punto de vista institucional y jurídico, en Avianca, el 97.84% están en manos extranjeros, y algunos pocos empresarios colombianos con una propiedad accionaria mínima del 2.16%, entonces, ¿por qué quieren engañar a los colombianos con una campaña mediática de ambientación?, para dejar libre el camino al presidente Iván Duque para un salvamento cuya posibilidad no han negado.

Los colombianos de a pie tenemos muy claro lo que hizo esta empresa en el 2017 con la huelga de los pilotos y demás trabajadores de plataforma, que también estaban organizados en sindicatos, y al igual estaban negociando pliego de peticiones. Eso sí, quedó en evidencia cómo la gran prensa y casi todos los medios de comunicación fueron comprados perversamente para defender los intereses de Avianca, los cuales cayeron morbosamente bajo los caprichos de su presidente Germán Efromovich, nos vendieron la idea de que las demandas de los pilotos eran desproporcionadas y que la conexión aérea nacional iba a colapsar; pero, lo que ocultaron los periodistas a sueldo, es que Avianca aún sigue teniendo el monopolio de los vuelos nacionales en las principales ciudades del país con los tiquetes más caros del mercado, sin prestar servicio alguno en los departamentos pobres y poco rentables para la compañía como Chocó, Guajira etc. Recordemos cuando ante el cierre de la vía terrestre Avianca subió los tiquetes de Bogotá a Villavicencio a 800 mil pesos.

También encubrieron con mentiras que los pilotos de Avianca eran los más mal pagos de la región y del peligro latente que existía para los pasajeros al obligarlos a excederse en el número de horas de vuelo por encima de los estándares internacionales o cómo esta emblemática empresa incumplió acuerdos con el ministerio de trabajo por intermediación laboral ilegal, violó derechos laborales de sus trabajadores; meses previos a la huelga de los pilotos despidieron cientos de trabajadores de asistencia en tierra sin ninguna misericordia, que incluía a padres cabeza de familia, trabajadores con enfermedades profesionales y trabajadores antiguos.

Avianca a pesar de tener acuerdos con el ministerio del trabajo de formalización laboral directa, cambia de razón social y crea cooperativas de trabajo asociado, empresas temporales para obligar a los trabajadores de plataforma que habían resistido por la acción sindical a cambiar arbitrariamente de relación laboral directa con Avianca por contratos basura, quedando los trabajadores desmejorados laboralmente con drástica baja de salarios en la más aberrante condición laboral acabando con los sindicatos, legalmente constituidos, por sustracción de materia.

Razón más que suficiente para decir hoy que la crisis financiera de Avianca, por las pésimas maniobras financieras de sus directivos, venía incluso mucho más atrás del año del 2017 y que parte del plan de los accionistas de esta empresa, con sede principal en Panamá, era recuperar sus balances financieros con el sacrificio de los pilotos y todos los demás trabajadores de la empresa en Colombia y Latinoamérica donde hace presencia.

El otro aspecto que quedó al descubierto es la vil actuación del gobierno de Santos, que junto a los gremios económicos intervinieron en gavilla en una auténtica unidad de clase, cerrando filas con jueces y magistrados a favor del fracaso de la huelga de los pilotos, el mayor nerviosismo de los empresarios de Avianca tenía que ver con que sus negocios en las regiones con la venta de tiquetes, el comercio y el cumplimiento de contratos de carga de mercancías se fuera a traumatizar y para ello necesitaron montar toda una pantomima y la excusa perfecta para defender sus intereses particulares; fueron desnaturalizando los propósitos de la huelga de los pilotos, y así muy fácilmente poder manipular la opinión nacional a su favor, con el traumatismo presentado por la demora de los vuelos nacionales e internacionales.

Para tener en cuenta que la huelga de los pilotos, y el reclamo de los demás trabajadores de Avianca, comenzaba a generar solidaridad de algunos sindicatos y centrales obreras que acompañaban la movilización de los pilotos en las calles y esto podía dar un contundente triunfo.

Avianca, vergüenza nacional

Germán Efromovich se dio el gusto, hasta la saciedad, de demostrar que él era el cabecilla de una empresa que actuaba al margen de la ley, que además estaba al mando de los medios de comunicación, lo cual le permitía salir permanentemente en los noticieros de televisión dando órdenes a jueces, desautorizando a las pocas autoridades que intentaron aplicar la ley y a periodistas independientes que se atrevieron a decir la verdad, incluso llamando la atención al gobierno para que actuara, dando en la práctica la más aberrante exposición de injerencia a nuestra maltrecha soberanía. Su intromisión dio frutos al conseguir la impunidad total a sus actuaciones contra la huelga, despido de 107 pilotos con fuero sindical y 109 sancionados mediante procesos disciplinarios amañados sin las garantías del debido proceso y pruebas suficientes, contratación ilegal de pilotos extranjeros (esquirolaje ilegal), etc.

En septiembre del 2019 fueron develadas las interceptaciones ilegales al presidente del sindicato de Avianca (Acdac) capitán Jaime Hernández, y también al capitán Julián Pinzón, operación realizada por la Sala Diamante de interceptaciones de la Fiscalía; luego del escándalo nacional e internacional y de colocar la denuncia respectiva, ambos representantes sindicales fueron amenazados de muerte.

Es indudable que las chuzadas se hicieron para la época en que se desarrollaba la huelga de los pilotos, pero, ¿a quién beneficiaba esta información y quién dio la orden?

La más reciente manifestación del talante Avianca en manos de la actual administración fue sacar sus 14 mil empleados a licencias “voluntarias” no remuneradas (bajo clara coacción) , con el argumento de pedir su sacrificio para “salvar” la empresa en tiempos de pandemia del Covid-19, a pesar de que los decretos del gobierno y las circulares del ministerio del trabajo lo prohíben.

El trasporte aéreo, ¿un servicio público esencial?

Cuando se trata de defender sus intereses, la burguesía criolla no le importa torcerle el cuello al “Estado social de derecho”, a la ley y la Constitución Política de Colombia, en favor de una multinacional del trasporte aéreo como Avianca; la primera en hacerle zancadilla a la estabilidad jurídica del país fue la ministra de marras, Griselda Restrepo, en el 2017; ella fue la primera en declarar la huelga ilegal por ser un servicio público esencial, concepto revestido de ilegalidad e improcedencia, ya que sus funciones como ministra no se lo permitían. El siguiente paso de la jauría institucional a nombre del Estado, fue el innegable respaldo irrestricto a las fechorías de Avianca, en cabeza de su presidente Germán Eframovich, con los fallos en primera y segunda instancia respectivamente, del Tribunal Superior de Cundinamarca y la Corte Suprema de Justicia, quienes ratificaron el adefesio jurídico de la ilegalidad de la huelga, sin importar los preceptos de la OIT en cuanto a que el trasporte aéreo no es un servicio público esencial y por lo tanto la huelga era legal; adicional a que la legislación colombiana tiene bien delimitado este concepto, porque con la no prestación del servicio del trasporte aéreo no corre peligro la vida y la integridad de los ciudadanos, y mucho menos cuando las otras siete aerolíneas seguían funcionando al tope.

Este es un importante concepto para dejar sin argumento a los lacayos Duque y Carrasquilla, quienes en tiempos de la pandemia dejan entrever un salvamento económico para Avianca; una empresa con capital extranjero que paga impuestos en Panamá, su país de origen y pide ayuda económica en Colombia; es decir, intervención social del Estado para sacar a la empresa de la quiebra y neoliberalismo rampante contra los trabajadores de la propia empresa y los 48 millones de colombianos.

La patria de los capitalistas es donde están sus inversiones

En esta época de globalización, para los capitalistas nacionales o extranjeros, Colombia simplemente es su lugar de operaciones; el Estado junto con todas las ramas del poder son las instituciones que le garantizan el acceso a todos recursos de la nación, los cuales constituyen la fuente real de su riqueza y los gobiernos simplemente son los administradores de sus bienes, hecho que claramente se configuró en la huelga de los pilotos de Avianca con relación con el representante de la burguesía latinoamericana, German Efromovich, hijo de inmigrantes europeos, Boliviano de nacimiento, quien vivió su infancia en Chile y se nacionalizó brasileño, donde comenzó su cruzada empresarial como vendedor de enciclopedias, posteriormente dueño de un colegio particular, para luego de un tiempo posicionarse como un empresario exitoso a la rama del petróleo, arrendando y construyendo plataformas petrolíferas en esta nación. A raíz del hundimiento de una de estas plataformas, en la costa de Brasil y de problemas con las compañías de seguros y Petrobrás, Efromovich emigró a Colombia en la década del 90, donde también se nacionalizó, pero el propósito del viaje era invertir en la industria petrolera, por su experiencia en ese sector. Fue así como incursionó en los negocios en Campo Rubiales y comenzó a prestar servicios con Transmeta. No obstante, el sector aeronáutico le llamó la atención a este inversionista. Germán Efromovich vio en Avianca oportunidades financieras y de crecimiento de su capital, en Latinoamérica, siendo Colombia  privilegiada por su ubicación geográfica.

En 2004 adquirió la aerolínea colombiana Avianca ​ y realizó otras inversiones consolidando Synergy Group Ocean Air, cambiando su nombre por Avianca Brasil en 2010; además posee las aerolíneas Taca, VIP, Tampa, Cargo Avianca Ecuador (antes conocida como Aerogal) y Avian (antes conocida como Macair Jet).

En 2019 Kingsland, compañía que dirige actualmente Roberto Kriete, pasó a tomar el poder mayoritario en Avianca, luego de que United cediera sus derechos a la compañía tras los incumplimientos de BRW, que encabezaba Germán Efromovich
Por todo lo anterior es un despropósito plantear un salvamento económico por el Estado colombiano a Avianca Holdings S.A., cuya composición accionaria al dia de hoy es la siguiente:

  • BRW Aviation: 51.53%
  • Kingslan Holdigs Ltda.: 14.46%
  • Acciones Preferenciales: 31.85%
  • Fidubogotá: 0.43%
  • Fondo de pensiones Proteccion: 1.73%

Como podemos ver Avianca Holdigs S.A es de propiedad de conglomerados extranjeros y privados, y lo más cercano a Colombia es el Fondo de pensiones obligatorias Protección, con una participación accionaria minoritaria del 1.73% y Fidubogotá con el 0.43%, ambas de propiedad de Luis Carlos Sarmiento Angulo. No solo legalmente la empresa no es colombiana, sino que los colombianos de sus utilidades no hemos recibido nada.

Avianca un avión fallando

En los más de 100 años de Avianca no es la primera de crisis financiera que sufre, ni será la última; solo para recordar la de 2018, antesala a la actual, y todo se debe una combinación de factores propios del mercado y la libre competencia de la industria aeronáutica. Esta crisis comenzó en Avianca-Brasil por la venta de pasajes anticipadamente, y al momento de hacer uso de los pasajes, el precio del dólar y la gasolina para los aviones subió ostensiblemente, es decir, culpa de la voracidad y codicia desmesurada de sus directivos y del propio sistema capitalista que tanto defienden los dueños de Avianca y los empresarios colombianos.

Como un daño colateral por el Covid-19, la industria aeronáutica mundial está en serios aprietos económicos, desde mediados de marzo los aviones permanecen en los hangares debido al confinamiento obligatorio de los pasajeros en la inmensa mayoría países del mundo donde operan, en ese contexto se ubica Avianca, máxime cuando su mayor usuario de sus servicios es Colombia. Ahora todos los magnates propietarios de la industria aeronáutica están pidiendo que sus respectivos Estados entren al rescate, con la gran diferencia que lo están haciendo a los países más ricos y desarrollados como EEUU y Europa, que tienen el musculo económico para hacer socialismo al revés (repartir las pérdidas) ; algo totalmente desproporcionado y descabellado para un país pobre y subdesarrollado como Colombia, donde el coronavirus ha hecho una devastación considerable en todas las áreas económicas descargando el mayor peso de la crisis en la clase media y pobre de la población.

En Colombia las pequeñas y medianas empresas que generan el 96% de empleos formales están o van en camino a la quiebra, si se trata de intervención del Estado bien vale la pena tenerlas en cuenta, para ello el Banco Agrario les debería prestar el dinero necesario para su reactivación sin interés alguno, además se debe pensar seriamente en industrializar y estatizar los sectores productivos que entren en quiebra, empleando a todos los que queden sin trabajo.

El domingo 10 de mayo, Avianca se ha acogido de manera voluntaria al código de quiebra de los Estados Unidos, en el Tribunal de Bancarrota del Distrito Sur de Nueva York como corresponde y debe ser, no siendo más que una maniobra para facilitar despidos y dejar de pagar sus pasivos. Si el gobierno de Duque quiere ser caritativo y bondadoso con el dinero de los colombianos y si en el largo plazo piensa en ayudar a Avianca como lo ha manifestado recientemente el desfalcador Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, se debe nacionalizar Avianca solo por el valor que hoy se cotiza en bolsa libre de toda deuda, y sin ninguna indemnización a los accionistas, bajo el compromiso que ningún trabajador de los 14 mil que hoy laboran sean despedidos. Estatización de Avianca bajo el control de los trabajadores, esa sí sería una solución consecuente con el lema “AVIANCA es Colombia”.

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