Masacre laboral en Tubos del Caribe en medio de la pandemia del COVID-19

La multinacional Tenaris Tubos del Caribe, la primera productora mundial de tubos de acero sin costura, suspendió los contratos de un grupo de trabajadores este lunes 13 de abril, llevando a más de 40 familias a una incertidumbre económica absoluta y condenándolas a la indigencia y el hambre.

Autor: Carlos de Arco

La empresa alega que la suspensión de los contratos se debe a la caída internacional de los precios del petróleo y a la situación financiera que atraviesa. Pero las cifras de la multinacional indican lo contrario.

Tenaris Tubos del Caribe ha invertido en los últimos años más de 20 mil millones de pesos en Colombia y hace una semana la empresa anunció una ‘donación’ de 1.100 millones de pesos (que por supuesto serán descontados de sus impuestos, como todas las ‘donaciones’ de las empresas en Colombia) para enfrentar la pandemia, en dotación del Hospital Universitario y mercados.
El Sindicato de Trabajadores de Tenaris Tubos del Caribe, Sintratucar, denuncia que “solo en el pasado mes de diciembre, la empresa realizó una fiesta para los trabajadores en el Centro de Convenciones del Hotel las Américas, donde asistieron más de 1.800 personas y se gastaron 500 millones de pesos”.

Esta masacre laboral, además de atentar contra el derecho a la vida de las familias, implica un ataque a la organización sindical, pues entre los suspendidos se encuentran 11 sindicalizados, tres de ellos directivos.

Esta situación de Tenaris Tubos de Caribe hace parte de las políticas del Gobierno de Duque de favorecer a los empresarios en esta crisis y que sea la clase trabajadora la que pague las consecuencias de la pandemia, es decir, que no solo ponga la vida de los obreros en juego, sino que además paguen la crisis para que la burguesía mantenga sus ganancias.

Desde el Partido Socialista de los Trabajadores brindamos nuestra solidaridad con los trabajadores cuyo contrato ha sido suspendido y hacemos un llamado a las organizaciones sindicales a abandonar la política de concertación que ha llevado a la pérdida de derechos laborales y a la CUT Bolívar a enfrentar los despidos masivos que se están presentando en la ciudad y el departamento.

No podemos seguir callados en medio de la cuarentena, tenemos que convocar cacerolazos para los trabajadores confinados y plantones en las empresas que están laborando para que la crisis la paguen los empresarios, no la clase trabajadora y los pobres.

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