Movilicémonos por financiación integral de la educación pública

Durante los últimos dos años, mediante la aplicación del programa de Ser Pilo Paga, se han transferido 1,2 billones de pesos a las universidades privadas financiando lo educación de alrededor de 40 mil estudiantes. Con ese mismo dinero, se habrían podido beneficiar al rededor de 500.000 estudiantes en universidades públicas en todo el país, y habría podido ser un mínimo aporte para la crisis financiera que padecen las universidades públicas. Si bien el programa Ser Pilo Paga ha permitido el ingreso a la educación superior a miles de jóvenes -sin mencionar el alto nivel de deserción-, lo concreto es que no ha aportado para superar las dificultades en materia de financiación, calidad y cobertura. La situación se torna más preocupante, al anunciar la posibilidad de convertir el programa Ser Pilo Pago en una política de Estado.

Autor: Unidad Estudiantil – UNES. Partido Socialista de los Trabajadores.

El gobierno nacional ha anunciado una adición de $162.505 millones al presupuesto de las universidades públicas, sin embargo, esa cifra es insignificante en comparación a lo que han dejado de recibir las universidades en último año que asciende a $434.874 millones (dinero que va para los créditos beca del Icetex y Ser Pilo Paga), y en comparación al déficit que se ha desencadenado desde la entrada en vigencia de la Ley 30 de Educación Superior de 1992, que para el año 2014 se calculaba en 11.2 billones de pesos. Con esto, es evidente que el gobierno de Santos no es consecuente con su discurso sobre la paz y les declara la guerra financiera a las universidades públicas.

Parte de la respuesta que ha dado el gobierno nacional a las universidades públicas frente a sus problemas financieros, es que se incentiven procesos de autofinanciación por medio de programas de extensión, cobro de matrículas, préstamos y prestación de servicios académicos con el sector privado, lo que atenta directamente contra los fines misionales de las universidades y contra la autonomía universitaria.

Además, el gobierno nacional les exige a las universidades públicas que adelanten los procesos de acreditación en alta calidad. Nada más desconectado de la realidad que hacer ese tipo de exigencias cuando no existen las garantías materiales para ejecutarlas: falta de suficientes docentes de planta, de equipos y tecnologías para la investigación, y las plantas insu­ficientes de empleados administrativos y trabajadores ofi­ciales. Como vemos, la desfinanciación de la educación superior pública también afecta negativamente la calidad ofrecida por las universidades.

Para enfrentar esta realidad, es necesario que los estudiantes retomen el camino de la movilización, para exigirle al gobierno nacional que ejecute un plan integral de financiación, que supere las limitaciones del programa Ser Pilo Paga y salde la histórica deuda que tiene el Estado con la Educación Publica, como parte del proceso de reparación a la sociedad colombiana tras los Acuerdos de Paz. La movilización debe estar acompañada de la más amplia discusión democrática en cada uno de los salones de clase, programas y facultades, convocando inmediatamente asambleas con poder decisorio.

La movilización debe buscar también la mayor unidad de acción con todos los miembros la comunidad universitaria y todas las instituciones del país, para confluir en un gran encuentro nacional triestamentario por la educación pública, que discuta y decida no solamente sobre el problema de la financiación, sino sobre todos los demás problemas que aquejan al sector, y sobre los cuales pueda definir mecanismos organizativos independientes, como los consejos estudiantiles (en compañía de los sindicatos de trabajadores y profesores) para darle continuidad orgánica al proceso.

 

¡Por presupuesto para la educación pública, a las calles!

¡Por el pago inmediato del déficit presupuestal de las universidades publicas!

¡Condonación de todos los créditos educativos con el Icetex!

¡Por una educación donde todos podamos Ser Pilos!

 

 

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