Editorial: Se votó por un cambio y no se debe aceptar menos

El Partido Socialista de los Trabajadores, que llamó a votar críticamente por Petro en las urnas, celebra la derrota del uribismo y acompañará próximamente, pero en la calle, a la gran mayoría que se expresó por el cambio, incluyendo los confundidos que creyeron que un corrupto como Rodolfo Hernández, apoyado por el uribismo, podía ser el líder de ese cambio.

 

¿Qué es el cambio?

El cambio puede ser una expectativa poco clara, pero las necesidades concretas indican que hay que cambiar las condiciones de vida de la población trabajadora. Trabajo, salud, educación, vivienda, servicios públicos, derecho a la vida y medio ambiente saludable, es lo que debe garantizar ese cambio. Pero, ¿cómo hacerlo realidad si solo se ganó el gobierno, no el poder?

 

¿Se puede pactar un cambio?

Petro propone un acuerdo nacional hasta con el uribismo. Pero los que acaparan el poder no aceptarán que se reduzca la jornada laboral con un salario que se ajuste al costo de la canasta básica; repartir el trabajo entre la población laboral que suma 25 millones donde solo 9 millones tienen empleo; tampoco que los terratenientes le devuelvan la tierra a los 6.5 millones de campesinos expropiados y desplazados; no permitirán que se garantice los territorios a las comunidades indígenas; ni que se estaticen los servicios de  salud, educación, vivienda y servicios domiciliarios, porque eso significa que pierden sus negocios con sus empresas privadas; no aceptarán desmotar sus bandas paramilitares, disolver el ESMAD y la fuerza pública, ni democratizar las Fuerzas Militares, porque estas instituciones son las que sustentan su poder político. Por el contrario, lo que esperan y le exigen a Petro es que les administre eficientemente sus negocios.

 

El cambio no se pacta, se gana

Petro está generando expectativas de que el cambio se conseguirá haciendo un acuerdo con los dueños del poder; que la corrupción se acaba haciendo un pacto hasta con los corruptos, donde los empresarios se sigan enriqueciendo y acepten reducir la explotación. Es decir, que los ricos acepten repartir un poco la riqueza y que las multinacionales imperialistas no sigan saqueando tanto y cuiden un poco el medio ambiente.

Leyes que mejoren las condiciones de vida de la población solo se lograrán conquistándolas con la lucha en las calles. Fue lo que se aprendió con el paro nacional de 2021 que impuso la renuncia del ministro Carrasquilla y el retiro del proyecto de reforma tributaria. Ya se golpeó al uribismo y a la burguesía en las urnas, pero falta su derrota en las calles.

 

Quien más presione ganará

El gobierno de Petro, aun siendo candidato, comenzó a ser presionado para asegurar que no expropiara a los expropiadores (Terratenientes y empresarios), por eso se comprometió a desarrollar el capitalismo y a gobernar para que ellos se enriquezcan más. Ahora que es presidente electo la presión es más agresiva y cuando se posesione lo será aún más. Si no se ejerce otra presión, la de los trabajadores y la población desposeída, no habrá nada de cambio y terminara como otros presidentes que subieron con la fuerza de la movilización de la población en las calles y han terminado gobernando para los de arriba. Para no ir muy lejos, Gabriel Boric presidente de Chile que ya entró en contradicción con los indígenas Mapuche y con los activistas que luchan contra la minería privada

 

Hay que volver a las calles para exigir un cambio real, que la movilización le recuerde a Petro que su elección ha sido producto de la lucha del paro de 2021 y de las luchas anteriores de trabajadores, indígenas, negritudes y organizaciones que han enfrentado las masacres, la represión y las opresiones del régimen político; que gobierne para los de abajo a cambio de comprometerse con los de arriba.

 

Independencia frente al gobierno

Cuando un gobierno como el de Petro, que pretende reformar el putrefacto sistema, logra cooptar a los dirigentes y activistas de los movimientos sindical, social y popular, las organizaciones pueden terminar hipotecadas, paralizadas y al servicio de adormecer a los trabajadores y a la población en general para que se acepte pasivamente la continuación del régimen social de explotación y opresión, quedando la aspiración de cambio en frustración y descontento que luego puede ser canalizado por otro gobierno de extrema derecha. Así se entra en la dinámica de alternancia de gobiernos de derecha e izquierda, que lo único que garantizan son los intereses de los capitalistas.

Comité Ejecutivo 7 de julio de 2022

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