20 de julio: la instalación del Congreso, otro saludo a la bandera

El pasado 20 de julio, se inició la nueva legislatura en medio de un anecdotario – la omisión de Iván Duque de declarar la instalación de las sesiones, el video subido por la vicepresidenta donde el presidente se refiere a la senadora Aida Avella como ‘la vieja esa’ – que oculta la tragedia real que viven millones de trabajadores en Colombia, el colapso del sistema de salud ante el ascenso de casos de contagiados y fallecidos.

Autor: Antonio Romero

Colombia se ha ubicado entre los veinte primeros países en afectaciones por covid-19, con 300 mil personas contagiadas y más de 10 mil fallecidas, con casos graves en ciudades como Bogotá y Barranquilla que suman entre las dos más de 130 mil casos.

Los anuncios de la nueva legislatura

Colombia es un país presidencialista, con un régimen político autoritario, donde el comportamiento histórico del Congreso de la República ha sido negociar con el Ejecutivo porciones de los recursos del erario: ministerios, magistraturas, contratos, órganos de control y cuotas burocráticas.

Además, la declaratoria del Estado de Emergencia ha permitido a Duque emitir decretos sin la mediación del Congreso de la República, lo que hace que la instalación de un nuevo período legislativo solo sirva como un acto protocolario para conocer qué nuevos zarpazos contra la clase trabajadora preparan los partidos burgueses: Centro Democrático, Partido Liberal, Partido Conservador y Cambio Radical.

En este nuevo período, el acuerdo de los partidos burgueses fue en torno a la presidencia de Alejandro Char, representante de unos de los clanes decisivos en la elección presidencial de Iván Duque, cuando traicionaron a quien fuera su principal socio, Vargas Lleras, para fortalecer – junto con el narcotraficante Ñeñe Hernández – la campaña uribista que seguía perdiendo terreno en la Región Caribe con la candidatura de Gustavo Petro.

Por tanto, la llegada del Alejandro Char estaba acordada desde el año pasado como un paso más en los planes vicepresidenciales de la burguesía barranquillera, que se empeñaron en mostrar la prosperidad de la ciudad, basada en la expansión comercial y en el desarrollo de su infraestructura. Pero la estantería se ha caído y Barranquilla vive en la actualidad una tragedia humanitaria, un colapso de su sistema de salud y un aumento en los niveles de pobreza, debido a unas administraciones que invirtieron en cemento y no en bienestar para sus habitantes.

En este acto protocolario, el presidente Iván Duque, sin dar respuesta a las inconsistencias en las cifras de inversión para enfrentar la pandemia, anunció inversiones por 100 billones de pesos y la continuidad de su política de apertura de la economía con beneficios para empresarios, terratenientes y banqueros. Como en su rutina diaria de presentar su programa de televisión, Duque mostró las cifras en ascenso y – como si nada – anuncia el fin de cualquier medida de aislamiento social.

La bancada de la oposición

Por parte de la bancada de oposición, conformada por Colombia Humana, FARC, Polo Democrático y Partido Verde, ha centrado su accionar en hacer debates de control político, denuncias de corrupción y apoyo a los acuerdos de paz, apoyando a los llamados gobiernos ‘alternativos’ como el de Claudia López en Bogotá y Daniel Quintero en Medellín y a las burocracias de las centrales sindicales.

Por lo anterior, en este período de pandemia y con el funcionamiento virtual, la oposición ha visto limitado su accionar, por lo que han exigido que los congresistas vuelvan a la presencialidad, como se lo han exigido a la clase trabajadora en los demás sectores de la economía.

En las instalaciones de la nueva legislatura, la réplica de la oposición estuvo en la voz de la senadora Aida Avella, mostrando la tragedia que vive el país, las inconsistencias en las cifras que presenta de inversión que presenta el Gobierno de Duque, además de las denuncias por los asesinatos a líderes sociales y ex combatientes de las FARC, con la exigencia de que se abra un diálogo con el ELN. Por último, el discurso de la oposición termina en el respaldo al Pliego de Emergencia presentado por el Comité Nacional de Paro y la convocatoria a un Pacto Nacional con los mismos sectores burgueses que son los responsables de la crisis social y sanitaria en el país.

Este panorama, muestra que para esta oposición reformista las dos salidas son la actividad parlamentaria y el Pliego de Emergencia, lo que deja a la clase trabajadora sin opciones reales ante esta tragedia. Cuando el Comité Nacional de Paro –dirigido por esos partidos reformistas– no solo se ha negado, sino que se ha opuesto a las luchas en medio de la pandemia, presentando un pliego a destiempo que no contempla exigencias como el No Pago de la Deuda Externa para garantizar la renta básica o la derogatoria de la Ley 100.

Por parte de las llamadas alcaldías alternativas, que han tenido que tomar algunas medidas de aislamiento, con base en la represión policial y el autoritarismo, tampoco ha existido una oposición real a las medidas del gobierno, Claudia López en Bogotá, Daniel Quintero en Medellín, William Dau en Cartagena y Jorge Iván Ospina en Cali, han estado más al servicio de la reapertura de la economía que de la salud de la población y de las garantías para el confinamiento.

Esta situación ha hecho que buena parte de la clase trabajadora, que ha visto cómo pierden sus empleos y sus ingresos, vea como positiva la reapertura de la economía y prefieran arriesgar su salud y la de sus familias, ante la opción del hambre y la miseria.

Porque los llamados sectores de oposición no han tenido una política para enfrentar al Gobierno de Duque, pues mientras las bancadas parlamentarias exigen presencialidad para hacer sus debates, el Comité Nacional de Paro aspira a una cita en el Palacio de Nariño para negociar su Pliego de Emergencia, pero se niegan a utilizar su papel de dirección de las organizaciones sindicales y sociales para luchar.

El discurso de Iván Duque en la instalación de un nuevo período de sesiones del Congreso de la República y la elección de Alejandro Char en la presidencia del Senado muestran que la única opción para la clase trabajadora en pleno ascenso de la pandemia es organizar las luchas por una cuarentena real con garantías, pero la réplica de la oposición fue una invitación a apoyar el Pliego de Emergencia del Comité Nacional de Paro, que se ha negado a cualquier posibilidad de lucha.

Por ello, creemos necesario que las organizaciones de la clase trabajadora organicen una Jornada Nacional de Protesta para exigir una Cuarentena con Garantías, que detenga el contagio de 8 mil personas diarias, el fallecimiento de 200 personas cada 24 horas.

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