La cuarentena en los barrios: entre el Covid y el hambre

El 25 de marzo, cuando el gobierno nacional decretó la cuarentena en Colombia, no decretó algo elemental: cómo se garantizaría la supervivencia de la población trabajadora informal y la de los desempleados; ni siquiera se garantizó el salario para todos los trabajadores porque muchos empresarios exigieron que aceptaran que se les redujera, que aceptaran la suspensión del contrato, o directamente fueron despedidos.

Autor: FG

Sin recursos económicos para sobrevivir en cuarentena, era de esperarse que una parte de la población, desesperada por el hambre, saliera a las calles a protestar; también que la respuesta del gobierno nacional y los gobiernos locales fuera la represión. Qué más se puede esperar de quienes administran los intereses de los empresarios contra los de la población pobre.
Está bien que se decretara cuarentena, porque la amenaza de muerte del Covid-19 es seria y lo evidencian los cientos de miles que ya han muerto en el mundo, pero sin hambre. Sin embargo, el gobierno y los capitalistas han aprovechado la crisis para convertirla en una oportunidad para aplicar medidas laborales contra los trabajadores, para robar buena parte del dinero de las pocas ayudas que aprobaron y para que los banqueros y los empresarios recibieran “ayuda” por billones.

En medio de esta situación en muchos municipios del país se han producido protestas para exigir ayudas que no llegan, o llegan muy pocas porque el dinero destinado a ello termina en los bolsillos de los altos funcionarios que se las roban. En Bogotá salieron a protestar los vendedores informales, tanto colombianos como venezolanos, los trabajadores de la construcción y los pobladores de los barrios pobres. De Medellín ha reportado que: “Desde el inicio de la cuarentena, los “cacerolazos” son frecuentes, y la gente ya había salido a las calles, pero no de forma tan masiva como el 16 de abril.

Los habitantes salen a las calles porque tienen hambre. Muchos de ellos ya no pueden trabajar desde hace un mes −o no tanto como antes− ya que el 60-70% del barrio trabaja en el sector informal: hay vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales, zapateros…

Sin embargo, en la práctica, diría que solo la mitad de los habitantes del barrio respeta la cuarentena: los otros salen para intentar trabajar un poco y ganar un ingreso mínimo, para sobrevivir.” Pero, ¿porque no usan tapabocas?

(…) “En el lugar donde la gente hizo la fogata el 16 de abril, hay un megáfono que difunde un mensaje de la Alcaldía cada hora: recuerda que es necesario alimentarse bien, lavarse las manos, usar tapabocas… Entonces los habitantes dicen que no necesitan consejos, sino que quieren ayuda. Además, cuando la gente se muere de hambre, si tiene un poco de plata, va a comprar arroz, tomates o plátanos, y no tapabocas.” (Con hambre, los colombianos protestan en medio de la pandemia de Covid-19, www.france24.com/es, 23 de abril de 020).

Si no hay alimento no es posible una cuarentena efectiva, y los pobres quedan atrapados entre el Covid-19 y el hambre, mientras el dinero se va para los empresarios, los banqueros, los corruptos y el pago de la fraudulenta deuda externa. Por eso no se debe pagar esa deuda y esos recursos se pueden destinar a garantizar una pandemia sin hambre.

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