Votos en blanco, no marcados, nulos y abstención: La mayoría no le cree al sistema

Según la sentencia C-490 de 2011 de la Corte Constitucional, el voto en blanco es una expresión de disentimiento con efectos políticos. A diferencia de la abstención o el voto nulo, una votación mayoritaria en blanco produce efectos políticos como es la convocatoria de una nueva elección con otros candidatos; pero las tres son formas en las que se puede expresar en la práctica el descrédito de las instituciones y de los partidos tradicionales. El voto en blanco es claramente una forma de protestar y hacer visible el descontento, y puede ser una forma de golpear al mismo tiempo a los partidos enemigos de los trabajadores y los pobres.

Autor: Ivonne

Como la legislación electoral en Colombia es restrictiva e impide por la vía de los hechos la inscripción de candidatos trabajadores independientes –dado que exigen el aval de un partido, o la presentación de cientos de miles de firmas que solo se pueden conseguir con maquinaria y dinero, aparte de las cuantiosas pólizas de “seriedad” y además se debe superar un umbral– muchas personas no se sienten representadas por ninguno de los candidatos, incluso muchos independientemente, no creen en el sistema electoral.

Congreso electo por minoría

Los votos en blanco, no marcados, muchos de los nulos y la mayoría abstencionista, reflejan que en términos absolutos la mayoría de la población no participa de las elecciones burguesas, por lo que quienes resultan elegidos, lo son por una minoría con respecto a la población hábil para votar. Se dice coloquialmente que “ganan por minoría”. En estas elecciones parlamentarias la abstención bajó un punto porcentual respecto a las anteriores, lo que quiere decir que la baja no es significativa. La reelección de los corruptos acentúa la desconfianza en el régimen y el escepticismo; así como la creencia de que “el pueblo es corrupto” cuando la realidad es que los aparatos o maquinarias de los partidos burgueses, utilizan la necesidad de la gente pobre.

En esta ocasión el voto en blanco se mantuvo como una franja constante de gente que no está de acuerdo, que disiente, que está inconforme y lo expresa en las urnas. Esta franja envía un mensaje al régimen que por lo general es ignorado conscientemente. De hecho, aunque según la ley, el voto en blanco debe ser tratado como un candidato más, lo que ocurre es que la Registraduría no lo ha puesto en el listado de candidatos, sino que lo ha puesto en un rincón de la página web en letras diminutas, igual han hecho los medios de comunicación a la hora de presentar los resultados.

En las elecciones parlamentarias el voto en blanco le ganó al candidato mayor votado (Álvaro Uribe), y arrastró una votación como para haber colocado 5 congresistas. El total de voto en Blanco en el senado fue de 1.176.243 (Circunscripción nacional: 835.445 y circunscripción indígena: 340.798), para Cámara de Representantes: 1.267.089, (Circunscripción regional 805.425, circunscripción indígena 228.008 y Circunscripción Afrodescendientes 203.636).

Indígenas: ¿A repetir la elección?

Es importante señalar que en el caso de la circunscripción indígena el voto en blanco llegó al 68% de la votación. El CRIC explica este fenómeno por el mal diseño del tarjetón que induce a los votantes en blanco a colocar su voto en la casilla de esta circunscripción por estar al final, en lugar de marcarla en la de la circunscripción nacional. Es posible que tengan razón, sin embargo es muy probable que también exprese descontento de sectores indígenas en quienes los han representado, algunas veces involucrados en la corrupción, y cooptados por el régimen y el gobierno.

Existe discusión de si se deben repetir esas elecciones, de acuerdo con la Constitución Nacional. Lo más probable es que lo resuelvan como ya lo hicieron en el pasado, al definir que para el caso de las circunscripciones especiales no aplicaba la norma. Esto no es más que una leguleyada para desconocer el peso del voto en blanco y evitar abrirle espacio, lo que generaría crisis en el sistema electoral de llegar a ser una cifra mayoritaria. Si el voto en blanco no produce efectos reales en la circunscripción indígena solo hay una justificación para que exista la casilla: inducir al error de los votantes generando anulación, y disminuir la cifra total como ahora ocurre. Si no es así debemos exigir que en las próximas elecciones haya una sola casilla de voto en blanco y que se presente una sola cifra.

En las calles luchar, y en las urnas protestar

El reto enorme está en que ese descontento, que se traduce en votos en blanco, se pueda convertir en organización y se exprese también en las calles. En la población de Pizarro, Nariño, sus habitantes dieron ejemplo de cómo articular el rechazo a las elecciones corruptas y sus candidatos con las luchas de la población por sus reivindicaciones. Mediante la táctica del boicot impidieron las votaciones y articularon este proceso a un paro cívico, por agua potable, saneamiento y electricidad, que ha durado tres semanas. La comunidad se enfrentó con el Esmad y no permitió que se realizaran las votaciones.

Esta experiencia nos sirve también para desmentir uno de los mitos más difundidos sobre el voto en blanco, es evidente que los votos en blanco no se le sumaron a ningún candidato y que tampoco le “ayudaron” ni al uribismo ni a las FARC. También se desmintió que los votos en blanco fueran producto de la ignorancia o pereza, por el contrario, para votar bien había que hacerlo conscientemente y de manera informada, los votos en blanco fueron votos que le dijeron al mismo tiempo NO a los corruptos, NO al voto útil, NO al chantaje del mal menor.

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