Trabajadores de Lácteos Alpina: acoso laboral y persecución sindical

 Alpina está preparando el terreno para tercerizar su planta de personal y suprimir las conquistas que lograron los trabajadores. Está recurriendo al acoso laboral y la persecución sindical.

Alpina es una de las empresas más importantes del sector de los lácteos. Tiene alrededor de 3.500 trabajadores directos con salarios que bordean los dos mínimos, pero cada trabajador le puede estar produciendo cerca de dos millones de pesos al mes. Es decir que tiene una tasa de explotación de un poco más del 100%, pues en 2016 la empresa reportó ganancias netas por valor de $79.669 millones. Ya ha tercerizado una cantidad cercana a los 500 trabajadores y la dinámica pude ser profundizar este proceso si los trabajadores no ponen freno mediante la resistencia.

Hay varios sindicatos, y actualmente algunos han presentado pliego de peticiones pero la empresa se niega a negociar, en una actitud de desconocer el derecho a la sindicalización.  Hay procesos para levantamiento de fuero de dirigentes sindicales de Sintralab, Sintralpina, Setac y Sintrainmagra. También ha habido despido masivo de trabajadores. En los últimos meses un total de 200 han sido despedidos, incluyendo a trabajadores que tiene estabilidad laboral reforzada.

Uno de los mecanismos para debilitar la planta de directos es convencer a los trabajadores a que laboren hasta 16 horas, lo que termina generando enfermedades profesionales, originando restricción laboral, que la utilizan para deshacerse  de ellos despidiéndolos. Parte del mecanismo de acoso laboral y persecución sindical es el seguimiento, a lo detectivesco y policiaco, tomando fotos y videos a los trabajadores enfermos, para ver si cumplen la restricción laboral. Este mecanismo también lo utilizan para hacerle seguimiento a los dirigentes sindicales.

Tiene una IPS interna (Recupera) que cambian las recomendaciones de la ARL. Los trabajadores que se accidentan los atiende el médico de la ARL dentro de la empresa, pero no los incapacitan, implementando el modelo que ahora llaman recuperación en el trabajo. También hay presión laboral para que los trabajadores de contrato directo acepten cambiarlo, especialmente con los conductores del transporte que les desmejora el salario, y les trasladan riesgos propios de la empresa.

Cada trabajador que es despedido es reemplazado por uno nuevo en condiciones precarias, con salario que escasamente supera el mínimo legal. Si los trabajadores no se sindicalizan y luchan, perderán todo lo que han tenido hasta ahora, incluido el empleo.

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