Los revolucionarios frente a las elecciones burguesas

Se acerca una nueva contienda electoral, en este caso las elecciones locales y regionales, en medio del primer gobierno de colaboración de clases que conoce el país. En ese marco, queremos compartir algunas reflexiones sobre la relación de los revolucionarios con las elecciones burguesas.

Las elecciones de octubre y la campaña ya en curso expresan un nuevo obstáculo para que las masas se movilicen de manera independiente del gobierno por sus reivindicaciones, brindándole a Petro un margen para impedir o retrasar nuevos estallidos sociales. Pero al mismo tiempo, representan una oportunidad para que discutamos de política; para que hablemos de las limitaciones y contradicciones del sistema electoral, el régimen político, y la “democracia”.

La democracia burguesa

La democracia burguesa, es en pocas palabras la dictadura de las clases dominantes sobre el conjunto de la sociedad, sus normas, leyes, instituciones y los tan celebrados tres poderes, están diseñados – aun en el país más democrático del mundo capitalista- para mantener este dominio, y para impedir que exista un gobierno basado en la democracia obrera, es decir de los trabajadores y los oprimidos que somos las mayorías. Con la celebración periódica de elecciones, las masas oprimidas tienen la ilusión de poder cambiar las cosas, de poder participar políticamente y de disputar el poder. Estas elecciones, se convocan de manera cada vez más frecuente para unos y otros cargos, y son el mecanismo por excelencia para mantener la dominación de los de siempre en tiempos de estabilidad, es decir, en ausencia de procesos revolucionarios en los cuales la lucha por el poder se da por fuera del sistema electoral y sus instituciones.

Esta convocatoria periódica a elecciones, supone una gran presión para las organizaciones revolucionarias y para la clase trabajadora en general, presión por adaptarse a los mecanismos de esta democracia recortada, presión por hacer alianzas, presión por rebajar o recortar nuestro programa y propuestas, presión por posponer nuestras luchas y reivindicaciones en pro de promesas electorales. En esta ocasión particular, tendremos la presión de votar por los candidatos del Pacto Histórico con el argumento de ayudar a combatir a la derecha, o defender el supuesto cambio. Pero la realidad es que los cambios estructurales que necesitamos, solo se pueden conseguir mediante la lucha directa, y no mediante las urnas.

La política de los bolcheviques

Reivindicamos la herencia y las enseñanzas de los bolcheviques y la tercera internacional de Lenin para la participación en las elecciones. Entendemos la importancia de participar, aunque subordinamos esta tarea a la lucha de clases. La tarea central de los bolcheviques al presentarse a las elecciones era “…desarrollar la conciencia de clase y la organización de clase independiente del proletariado como única clase revolucionaria hasta el fin…”.

No tenían expectativas de que a través del parlamento (válido para asambleas, concejos, etc), se pudieran conquistar reformas importantes porque esta institución había perdido la capacidad de concederlas. Hoy en día vemos que las reformas que se están presentando son en el marco del propio sistema de explotación, cada vez más recortadas y que por cada reforma que este congreso aprueba, aprueba diez contrarreformas.

Nuestra política

Como partido, nuestro derecho debería ser poder participar con nuestras propias ideas, propuestas y candidatos. Pero la legislación colombiana, es profundamente antidemocrática y está blindada para que esto no pueda suceder. Únicamente quien tiene los recursos puede realmente acceder, dado que se necesita dinero para recolectar miles de firmas válidas, financiar millonarias campañas, pagar millonarias pólizas que se exigen, etc. La recién hundida reforma política, apuntaba a profundizar estas brechas en lugar de buscar una democratización.

Participar en elecciones es muy importante para difundir las ideas revolucionarias, y denunciar las propias limitaciones del sistema y de la democracia burguesa. En caso de ganar algún cargo público, nuestra tarea es utilizarlo para “…desenmascarar a la burguesía y a sus servidores acreditados, sino para desenmascarar también a los socialpatriotas, a los reformistas, a los equívocos politiqueros del centro y, de manera general, a los adversarios del comunismo”. De ninguna manera, la política de los bolcheviques era unirse a reformistas o politiqueros de centro en contra de la burguesía más reaccionaria, sino combatirlos a todos. La independencia de clase, y la independencia de los demás partidos, es una norma para la participación electoral, las alianzas están reservadas para casos excepcionales y especialmente restrictivos, y siempre se debe mantener la independencia política, es decir, aún si acordamos votar por un candidato que no es de nuestro partido, lo hacemos sin esconder nuestras propuestas y sin subordinarnos políticamente a este candidato o su partido, reservándonos el derecho de crítica tal como hemos hecho cuando hemos aplicado la táctica del voto crítico en anteriores elecciones.

Para nosotros, no se trata simplemente de sumar votos, de alianzas o de pragmatismo político. Tampoco tenemos ninguna afición especial por el voto útil, es decir, no votamos pensando en el menos peor, ni tampoco lo hacemos por “el que tenga opciones reales” o para congraciarnos con otras organizaciones o sectores políticos. Hoy mientras discutimos la táctica entre las estrechas opciones que nos deja el régimen político, creemos que la principal discusión debería ser una verdadera reforma política democrática, para que realmente los trabajadores, los oprimidos y las minorías puedan participar.

MP.

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