Exijamos un plan de emergencia contra la crisis social

Gustavo Petro y el Pacto Histórico saben que sin el Paro Nacional no hubiera sido posible su triunfo electoral. Por lo tanto, la respuesta que dé Petro a las demandas planteadas en él serán determinantes para el gobierno entrante, y para la vida de las masas en los próximos meses y años.

Por la fuerza del paro la reforma tributaria fue derrotada temporalmente, lo mismo que la reforma a la salud. Pero el paro fue levantado sin lograr las grandes demandas planteadas. La desigualdad siguió aumentando, lo mismo que la pobreza y el desempleo. Luego de desmontado el paro Duque arremetió con una nueva reforma tributaria, mayor flexibilización laboral y la persecución y judicialización a la protesta social con la Ley de Seguridad Ciudadana.

¿Qué ofrece Petro a la juventud y sobre las reivindicaciones del paro nacional?

Petro busca dar respuesta al descontento social expresado en el paro con su proyecto de capitalismo humano. Dentro de su plan de gobierno promete mayor participación de las mujeres, “democratización” de la economía y tránsito de un modelo extractivista a uno productivo, hacer realidad los postulados de la Constitución del 91 y democratizar el régimen político.

Pero mientras muestra estas cartas a los protagonistas del paro, la configuración de su gobierno se aleja de los luchadores y sus organizaciones, para aproximarse a las fracciones burguesas, amigas y opositoras, para concretar su llamado al Frente Amplio. Otorga los ministerios claves a figuras burguesas con “experiencia” y concretando las mayorías parlamentarias para su “gobernabilidad”, mandando el mensaje de tranquilidad a la burguesía de que las reformas necesarias para apagar el estallido social no comprometerán sus propiedades ni sus ganancias.

La juventud precarizada y perseguida, la clase trabajadora, los indígenas, campesinos y oprimidos en esta sociedad, esperan medidas reales que cambien sus condiciones de vida. Los tiempos del conformismo y la resignación quedaron atrás. Como Petro mismo reconoce, sin durante el primer año no hay reformas el estallido social volverá.

Está por verse si Petro y Francia ya en el gobierno mantendrán la decisión de llevar a cabo sus reformas prometidas. La actitud de Petro luego de la elección, distanciándose de los sindicatos y las organizaciones sociales, para dar paso al viejo clientelismo burocrático, tecnocrático y clientelista de los partidos burgueses en decadencia, muestra que las tímidas reformas propuestas por Petro y el Pacto Histórico enfrentarán el obstáculo no solo de la oposición burguesa, sino de las entrañas de su propio gabinete.

Por un plan de emergencia para las demandas del Paro Nacional

Se necesita un verdadero plan de emergencia para sacar de las condiciones de pobreza al 40% de la población, parar el desangre y la violencia que continúan en el campo, y contrarrestar la escalada inflacionaria, que degrada el nivel de vida de los trabajadores. En ese sentido, las reformas que propone Petro, incluso si se llevan a cabo, serán insuficientes, porque no rompen con la herencia de contrarreformas neoliberales implementadas desde hace más de tres décadas.

La regla fiscal, compromiso de Petro con el FMI, impedirá contar con los recursos necesarios para garantizar los mínimos derechos, y la perspectiva de aumento de la deuda externa profundizarán esta limitación autoimpuesta por el gobierno. Por eso es necesario que Colombia deje de pagar la onerosa y fraudulenta deuda externa, contraída por los corruptos gobiernos anteriores.

Para enfrentar la carestía y el desempleo se necesita implementar la escala móvil de salarios y horas de trabajo, que mantengan el poder adquisitivo del salario aumentando en proporción al aumento de precios. Esto significa que el trabajo debe ser repartido entre quienes estén aptos para trabajar, repartir las horas de trabajo sin rebaja salarial, acompañado de un amplio plan de inversiones en infraestructura que es una medida absolutamente necesaria.

Para democratizar el campo se necesita una verdadera reforma agraria radical, impulsada desde abajo, desde los desplazados y empobrecidos del campo, dando tierra al campesino pobre y regresándola a quienes han sido expropiados, enfrentando necesariamente a los terratenientes que se han apropiado de grandes terrenos utilizando la violencia.

La democratización de la Fuerzas Militares y la disolución del ESMAD no lo logrará encargando de ello a los altos oficiales que se han beneficiado con privilegios y corrupción del ejercicio brutal de la represión. Es necesario darle poder a las bases para imponer desde abajo la democratización, desmontando el ESMAD y castigando a los responsables de crímenes de la represión.

Petro está preso de las contradicciones de su política de conciliación, en que los compromisos con la burguesía terminarán primando sobre las necesidades de la población. Pero los trabajadores, los jóvenes y luchadores no tenemos por qué asumir como nuestra esa conciliación con nuestros verdugos y amos. La lucha por exigencias al nuevo gobierno debe tomar las calles, exigiendo la derogatoria de todas las leyes neoliberales, que nos arrebataron y privatizaron los derechos, como la ley 50 y la ley 100, entre otras.

Debemos avanzar en donde se demostró la mayor debilidad en el Paro Nacional, en la organización de asambleas de trabajadores y sectores populares que discutan las medidas que se necesitan para dar respuesta a las reivindicaciones de la población y que se movilicen para que el gobierno las cumpla e implemente.

Francisco Cuartas

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