8M: Día de la Mujer Trabajadora ¡Luchamos por un mundo sin pandemia, sin machismo y sin capitalismo!

Cada 8 de marzo salimos a las calles a luchar por los derechos de las mujeres. En 2021, este 8 M es muy diferente. La pandemia del COVID-19 ya lleva más de 2.500.000 muertes en el mundo. Junto con esta pandemia, crece la oleada de violencia machista.

Autor: Comisión de la Mujer PST

Esta crisis sanitaria sin precedentes se sumó a la crisis económica que genera una situación de opresión más agobiante para las mujeres trabajadoras y pobres.

¡Nos llaman esenciales, pero quieren volvernos invisibles!

La pérdida de empleos en el mundo es gigantesca y las mujeres somos las más afectadas. Para finales de 2020 el desempleo femenino en Colombia fue del 31%, casi el doble del masculino; con un aumento de la brecha salarial a un escandaloso 30%! Las diferencias en Latinoamérica son similares, con un desempleo de las mujeres jóvenes de 22% vs un 15,2% de los hombres.

De las mujeres que perdieron el empleo, la mitad abandonó su búsqueda y ahora se dedican al hogar de manera forzosa, con la consecuente pérdida de autonomía económica y reproductiva.

El personal de salud, compuesto mayoritariamente por mujeres, ha sido el más expuesto al virus, y a jornadas extenuantes y mal remuneradas.

Las mujeres somos mayoría en la economía informal, por lo que la crisis de la economía, nos arrojó a una mayor precarización, a la desocupación o directamente a la miseria; sobre nuestras espaldas recayeron multiplicadas la limpieza, la escolaridad no presencial, el cuidado de enfermos y de adultos mayores.

Las trabajadoras que pudieron mantener sus empleos trabajando desde sus casas, triplicaron la jornada laboral.

Los feminicidios crecieron en el mundo, muchas fueron obligadas a confinarse con sus abusadores, y el corte del presupuesto en las áreas de atención a la violencia provocó el cierre de refugios. En Colombia, en lo que lleva el 2021 han sido asesinadas al menos 42 mujeres, varias de ellas trans. Cada 23 minutos una mujer es víctima de violencia sexual.

Esta pandemia mostró sin tapujos el criminal negocio de la salud, empujando a la muerte a millones que no acceden a un derecho que se transformó en privilegio. Lo mismo pasó con el acceso a la vacunación, que quedó en manos de los países ricos y la industria farmacéutica.

Nuestra salud sexual y reproductiva también está desatendida, para dar paso a la atención de COVID, el acceso a anticonceptivos o interrupciones voluntarias del embarazo fueron relegadas, y la violencia obstétrica aumentó con discursos de “aplicación de protocolos”. En 2021, se esperan un millón de embarazos no deseados, y varios miles de muertes maternas evitables adicionales.

Las mujeres migrantes, racializadas, indígenas y LGBTI llevan la peor parte aún, perseguidas, obligadas a enfermar y a morir de hambre por la aguda crisis económica.

¿Un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19?

El lema de la ONU de este año para el 8M es “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”.

Los datos expresados arriba muestran la falacia y mentira de esto. Las “lideresas” de Estado, son parte de la política criminal de los gobiernos. Martha Lucía Ramírez en Colombia se opone a todos los derechos de las mujeres y la clase trabajadora incluidos el aborto y la renta básica de emergencia.

Si bien estamos dispuestas a la más amplia unidad de acción en la exigencia de más vacunas o más recursos contra la violencia machista, las mujeres de la burguesía nunca serán aliadas de las trabajadoras.

No hay solución de fondo a la opresión dentro del capitalismo, ni con reformas más o menos radicales ni con líderes femeninas lograremos nuestra total emancipación. Para ser verdaderamente libres precisamos la derrota del sistema capitalista mundial y la conquista de una sociedad socialista.

Los gobiernos aprovechan

Gobiernos utilizan la excusa de la pandemia para atacar las libertades y derechos democráticos, como la restricción del aborto en Polonia y Honduras, la prohibición a las adopciones por parejas gays en Hungría, etc.

En todo el mundo, los distintos gobiernos aprovechan las necesarias restricciones y medidas de distanciamiento social, para prohibir y criminalizar las movilizaciones de la clase trabajadora y de las mujeres.

Aluden a la crisis económica que se profundizó con la pandemia, para justificar la retirada de ayudas estatales a los sectores más oprimidos.

¡Contra la pandemia y pese a ella, las mujeres seguimos luchando!

Pero las mujeres no somos solo víctimas inermes, estamos al frente de varios procesos de lucha. En Myanmar, las mujeres son la línea del frente contra el golpe militar del 1 de febrero. En Polonia resistieron e impidieron una revocación de la ley del aborto. En Argentina, obtuvieron una victoria histórica al aprobar la ley del aborto. Las norteamericanas junto a sus hermanos de clase se volcaron en masa a las calles contra el racismo. Las mujeres en Bielorrusia son vanguardia en las movilizaciones contra el autoritarismo. En Colombia las mujeres y los jóvenes estamos al frente de las luchas desde el 2019.

Las maestras y trabajadoras de la salud decretan huelgas y planes de lucha en varios países, en defensa de su vida y la de las familias. Y la denuncia a la violencia machista ha generado movilizaciones espontáneas muy grandes, como por ejemplo sucedió en Costa Rica o Chile.

En Chile, nuestra compañera María Rivera, abogada, activista de derechos humanos y revolucionaria, es un ejemplo de esas mujeres luchadoras que salen a pelear y es reprimida por ello.

¡Terminar con el machismo, luchar contra el capitalismo!

En todas partes los planes multimillonarios presentados por los gobiernos burgueses de cualquier tipo tienen cinco, diez, veinte veces más dinero para rescatar a las multinacionales que para proteger la vida y la salud de la población.

Hay que arrancar las patentes de manos de las multinacionales y obligar a todos los gobiernos un verdadero plan de vacunación que llegue a todos los rincones del mundo, hasta que la pandemia deje de ser una amenaza.

Para que nuestras demandas sean conseguidas, necesitamos unir a toda la clase trabajadora y pelear por el socialismo. Pero no es posible unir a la clase cuando las mujeres somos masacradas y cuando son nuestros propios compañeros los que producen y reproducen la opresión. Este 8 de marzo hacemos un llamado a nuestros compañeros para que rompan con su machismo y luchen con nosotras por nuestras banderas.

Por una revolución socialista que conquiste un mundo para ser verdaderamente libres.

¡Plan Nacional de Emergencia contra la Violencia Machista! ¡No más feminicidios! ¡Aborto libre, seguro y gratuito!

¡Vacunas YA para todas y todos! ¡Renta básica de emergencia!

¡Abajo Duque, y su gobierno corrupto y criminal!

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