¡Alto al acoso y el machismo en las universidades!

Saludo fraternal para los y las directivos/as y afiliados/as a ASPU, a quien reconocemos como una organización sindical, que ha jugado un papel importante en la defensa de la educación pública en nuestro país. Precisamente, por tratarse de una organización de un gremio tan importante en la formación de la juventud trabajadora, nos dirigimos a ustedes para que asuman una posición protagónica en esta coyuntura atravesada por fuertes denuncias hechas por estudiantes universitarias de acoso y abuso sexual de profesores universitarios en dos universidades públicas de gran prestigio: La Universidad Nacional y la Universidad Distrital.

CARTA ABIERTA DEL PST DE COLOMBIA
Para: ASOCIACIÓN SINDICAL DE PROFESORES UNIVERSITARIOS – ASPU

En la última década, hemos presenciado en todo el mundo un ascenso importante, no solo de las luchas de la clase trabajadora, sino también de las mujeres y de varios sectores oprimidos. Este ascenso ha estado enmarcado dentro de luchas más generales, o también en luchas por sus reivindicaciones específicas, principalmente en contra de la violencia machista y racista y de todas sus expresiones. Ha sido tan fuerte este movimiento, que ha logrado imponer (aunque de manera recortada y parcial, como siempre sucede en el capitalismo) el reconocimiento de ciertas conductas como delitos contra la mujer y los feminicidios como una verdadera pandemia mundial.

Uno de los aspectos más importante que ha generado este levantamiento mundial de las mujeres, es que conductas machistas consideradas “normales”, o normalizadas por la cultura dominante, están siendo expuestas en su verdadero carácter como acoso y violencia sexual contra las mujeres y contra sectores oprimidos de la sociedad, quedando en evidencia de que son apenas expresión de una cultura machista, homofóbica, racista, opresiva y violenta, que ha discriminado a la mujer, a los negros, a los inmigrantes, a la población LGBTI, y que es utilizada por los capitalistas para dividir a los trabajadores y para aumentar los niveles de explotación de la fuerza de trabajo y sus niveles de ganancia.

Este ascenso mundial de las mujeres que se ha levantado contra los feminicidios y contra todas las expresiones de violencia machista, se ha expresado con fuerza en una oleada de denuncias públicas de situaciones de abuso y acoso en todo el mundo. Mientras cada vez más mujeres víctimas de violencia sexual asumen con valor la decisión de denunciar situaciones que han permanecido en el silencio, la reacción de los victimarios, respaldados por los sistemas judiciales, ha sido no solamente negar los hechos sino desconocer las denuncias y contraatacar revictimizando a las mujeres que se atreven a denunciar.

Es en este contexto que, ante la ineficacia y la impunidad que cubre al sistema judicial del Estado, y ante la inexistencia de mecanismos al interior de los distintos gremios, las mujeres y los sectores oprimidos han tenido que recurrir a formas abiertas y públicas de denuncia y acciones colectivas. Muchas de ellas absolutamente válidas porque son movilizaciones directas en contra de gobiernos e instituciones, y otras, que están generando fuertes debates incluso al interior de los movimientos feministas, como el escrache.

En nuestra opinión, es indispensable que, al interior de los movimientos y las organizaciones gremiales, tanto de trabajadores como de la juventud y de mujeres, se haga un debate fraternal pero sincero sobre los métodos y mecanismos que permitan dar una batalla frontal y efectiva acordando la consigna de: “CERO tolerancia al machismo, al acoso y a la violencia sexual de género”. Es necesario que reconozcamos que estas conductas son ejercidas en muchos casos por compañeros de estudio, de trabajo, de lucha política o social que están imbuidos por esta ideología y cultura, y continúan reproduciéndola y justificándola en los distintos espacios de la vida social. Se trata de que la lucha contra estas ideologías y comportamientos “normalizados” forme/construya al interior de los espacios que compartimos una nueva cultura de cuestionamiento y rechazo, así como los mecanismos adecuados para que las víctimas puedan encontrar una justicia con criterios de clase ―opuestos a la “justicia” burguesa― y que los agresores asuman su responsabilidad y compromiso de transformación, así como las consecuencias de sus actos.

El movimiento profesoral debe ser consciente de que entre estudiantes y profesores hay una relación de subordinación, sobre todo entre estudiantes mujeres y profesores varones. Estos están en una posición de poder frente a ellas, de la misma manera que las obreras de una fábrica lo están respecto a los directivos, supervisores y patrones. Utilizar esta posición de poder para chantajear sexualmente a las y los subordinados es absolutamente reprochable.. Si miramos la historia de la humanidad ésta ha sido una práctica atroz de todas las clases y sectores dominantes desde el esclavismo hasta nuestros días. Su esencia es la misma, de manera que todos los y las que propendemos por una transformación social no podemos cerrar los ojos y convertirla en un “coqueteo” inofensivo.

Este tipo de acoso cuando de por medio está la nota y la aprobación del semestre es la denuncia más extendida por parte de las estudiantes. En la UD un profesor de matemáticas es denunciado por 131 estudiantes y no pasa nada. Otro profesor, y peor aún, activista y representante de ASPU en la misma universidad, empieza a acumular denuncias por la misma práctica.

Nuestro llamado es a que ASPU como organización de lucha de los profesores asuma una posición frente a estos hechos. Lo más correcto es que los condene y ofrezca a las víctimas mecanismos con verdaderas garantías para afrontar y resolver las denuncias de violencia sexual por parte de profesores universitarios, pues de no hacerlo, la unidad en la lucha por la defensa de la educación pública se puede ver profundamente afectada y el respeto de los y las estudiantes por la organización menoscabado.

Nuestra propuesta para contribuir a una nueva cultura y método para enfrentar estas situaciones y organizar una verdadera campaña de cero tolerancia al acoso y la violencia en nuestras filas, y ante la inoperancia de los mecanismos institucionales, es que ASPU encabece la formación de una COMISIÓN INDEPENDIENTE, integrada por personas de la comunidad educativa, profesores y estudiantes, organizaciones de mujeres, de incuestionable moral y que sean portadoras de confianza de las víctimas y denunciantes, para que investiguen y fallen frente a los hechos. Los acusados en vez de optar por recurrir a un sistema judicial que les brinda todas las herramientas para castigar a las víctimas por su osadía de denunciar, si están convencidos de su inocencia, deberían ser los primeros en someterse incondicionalmente a esta Comisión. Porque es muy fácil acusar a las denunciantes de “calumnia y daño al buen nombre” cuando ellas han sufrido en privado y en silencio las violencias, a menudo sin poder contar con las pruebas que este sistema de “justicia” clasista y machista exige por parte de las mujeres. Es sabido que las pruebas no existen en todos los casos pues estas situaciones suelen ocurrir en momentos en que no hay testigos o las víctimas están en situación de absoluta vulnerabilidad por distintas circunstancias que son precisamente aprovechadas por los agresores.

El veredicto de esta Comisión debe ser conocido y debatido por el movimiento, no como escrache, sino como método para enfrentar una realidad que no se puede tapar con un dedo, y que, al contrario, es de fundamental importancia reflexionar y debatir sobre ella en el camino de encontrar la mejor estrategia para combatirla y transformarla. No podemos avanzar en la lucha social y política si no somos capaces, como organizaciones de trabajadores, de hacerle frente a esta realidad y darnos una política para superarla.

Hacemos extensivo este llamado al debate sobre esta propuesta a los sindicatos, organizaciones estudiantiles, colectivos de mujeres y organizaciones políticas de izquierda. Es imperativo que encontremos el camino para no permitir que estos hechos sean utilizados por nuestros enemigos de clase para quitarle fuerza al movimiento social y dividirnos en la lucha contra todo tipo de explotación y opresión, esencia misma del sistema capitalista.

Fraternalmente,
PARTIDO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES LIT- CI

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