Carta Abierta al CNP: pliego de emergencia y protesta nacional ya

Apreciados compañeros y compañeras:

El sábado 20 de junio, un día después del nefasto Día sin IVA de Iván Duque, y ante el agravamiento de la crisis, la dirección del Comité Nacional de Paro – CNP – sacó a la luz pública un ‘Pliego de Emergencia’ firmado por las principales organizaciones sociales del movimiento de masas: centrales sindicales y sindicatos de tercer grado, gremios campesinos y agrarios, estudiantes, indígenas y sectores populares. Dicho pliego, absolutamente necesario, llega tarde, tres meses después de haberse iniciado la crisis y sin ninguna consulta a las bases, desconociendo las discusiones y aportes realizados por varias organizaciones en las reuniones del CNP ampliado.

Constatando que el CNP ha estado desarticulado y ausente en su oposición efectiva y que no ha cumplido el papel que le correspondía como articulador de las luchas, los socialistas llamamos a las bases y a los dirigentes a discutir con carácter de urgencia dicho texto político-gremial, aportar demandas, para aportar propuestas para una lucha unificada nacional contra el gobierno. Esto es lo que hoy nos convoca esta misiva.

Un pliego burocrático y conciliador

El Pliego tiene un tono diplomático que raya en la zalamería y la súplica al Presidente. No se retoma el espíritu de inconformidad del pueblo colombiano ni la actitud de dignidad que convocó a las jornadas del 21N a finales de 2019, tampoco el espíritu anti-uribista y de desconfianza al gobierno, que sigue creciendo, pese a los gastos de publicidad y la supuesta mejora en las encuestas, tras la pandemia en curso y agudización de la desigualdad social.

Este detalle menor expresa el “espíritu” de la política de concertación y conciliación de clases, pues aparte de los seis puntos, la metodología de audiencia a puerta cerrada, en el menos tiempo posible, lo que proponen es una reunión de alto nivel con Duque y su séquito criminal de Ministros, dejando fuera las bases y el pueblo que salió el 21N. Conversar en una “comisión de negociación”, en aras de sustentar las peticiones y convencer de la sensatez de estas al insensato gobierno. Concertar, por ejemplo, el paquetazo de reformas laboral, pensional y fiscal, con el consejo gremial y el consejo de ministros.  En últimas, negociar el contra pliego del gobierno, táctica funesta para los intereses de los trabajadores y los pobres.

Este método de lucha, a través de la mera negociación, en medio de una crisis sanitaria-económica brutal como la que padecemos, es equivocada. Esto significa que el CNP no está leyendo la profundidad de la crisis que atraviesa el país. Este pliego presentado por una élite a nombre del CNP, no nos representa, ni a nosotros ni a decenas de organizaciones que originalmente lo conformamos.

Lo que necesita el movimiento social colombiano es un ultimátum y advertencia públicos al gobierno criminal, a través de medios masivos, de que si sigue desmontando el aislamiento en medio del ascenso del contagio con decretos que favorecen a banqueros, empresarios y terratenientes y sin desmontar la Ley 100 que beneficia a los mercaderes de la salud, se intensificará la protesta democrática en las calles, con todas las medidas de bioseguridad y protección; y/o se organizará la más grande huelga de brazos caídos de la historia dado que tendremos que negarnos a ir al trabajo para salvar la vida.

Al igual que cuando se presenta a una empresa un pliego o en una negociación colectiva, los trabajadores podemos sentarnos a discutir con la patronal y las instituciones del gobierno, siempre y cuando esté el control democrático de las bases de los negociadores, una elección transparente de los mismos y una lucha paralela de presión y movilización permanente, incluida la huelga, por arrancarle reformas y demandas.

En una situación anómala de crisis, de pandemia y recesión, necesitamos que la dirección del CNP deje la parálisis y los llamados a reuniones burocráticas con el ejecutivo. Esto si aprendimos de las lecciones del “gran diálogo nacional”, que mostró sus resultados negativos. El CNP, en un acto de dignidad y sabiduría, no debe sentarse prematuramente a concertar reformas antipopulares, sino ultimar al gobierno y el empresariado, llamar al pueblo trabajador, las mujeres y la juventud, a derrotarlas.

Los seis puntos del Pliego

La dirigencia dominante del CNP presenta seis medidas centrales que, a su juicio, buscan responder a las necesidades básicas y acuciantes de millones de colombianos y que buscan “aliviar un poco” la miseria reinante, “alivianando” las cargas de la lucha entre el capital y el trabajo.

Lo primero que hay que decir es que, a grandes rasgos, no es un genuino pliego-plan de emergencia obrero y popular con independencia de clase sino de unión con un sector del empresariado nacional. En el movimiento sindical y la izquierda, hace decenios, hacen mella las ideologías de “defensa de la producción nacional” y el “interés común” de trabajadores y productores nacionales frente al “capital extranjero”, el desarrollo del “mercado interno” y del capitalismo, para que surja un proletariado fuerte.

El punto 3 expresa dicha concepción de conciliación de clases y de hacer frente con un sector del capital nacional, supuestamente antimonopolista. Esto se traduce en defender, por ejemplo, a los empresarios azucareros, los grandes productos de lácteos, la agroindustria, la industria manufacturera, por ejemplo, Arturo Calle y otros. En elecciones, esto implican las alianzas con personajes como Fajardo y el Grupo Empresarial Antioqueño. Esta política nos conduce a una derrota asegurada.

El pliego insta a condonar créditos al sector agropecuario, subsidios a los productores, subsidios a las nómicas y primas, metiendo en un solo costal a sectores de la burguesía nacional y de la media y pequeña burguesía rural y urbana (campesinos y comerciantes).

Un pliego de emergencia de los de abajo, si quisiera defender la soberanía nacional, el empleo y la alianza obrera-popular contra el capital desde el punto de vista de clase de los trabajadores, debería proponer, como mínimo, una nacionalización con empleo formal de las industrias estratégicas, incluida la banca; el fortalecimiento del sector público; un banco agrario estatal o de créditos desde el Estado a los pequeños productores indígenas, afros y campesinos pobres, su asociación en cooperativas con las empresas del Estado y defensa irrestricta frente a todo el capital nacional y extranjero; ley de quiebras de microempresas, pago de salarios y posibilidad de centralizarlas en empresas públicas con derecho de sindicalización o cooperativas bajo el control de los trabajadores, como ocurrió en la Argentina del 2001, en la crisis de austeridad europea de 2008 o la depresión del 29.

Sobre la renta básica (punto 2) que cobijaría a 9 millones de hogares y 30 millones de familias, no se denuncia que los reaccionarios partidos de gobierno hundieron el proyecto ese mismo día, ni tampoco se llama a la movilización con la debida protección (como han sido los mítines de salud, de maestros y las centrales), por el sustento de millones de desempleados, desprotegidos y hambrientos.

Frente al sector salud (con justeza, es el punto 1), los cuales son la vanguardia en toda esta lucha y son héroes sin reconocimiento, no se exige la derogatoria de la Ley 100. Explícitamente, la “intervención estatal” debe centralizar en la red pública hospitalaria y no dejar que las EPS sean las que administren la emergencia sanitaria.

Se omite sin justificación la exigencia del reintegro de los despedidos, la devolución del dinero regalado a los bancos y las AFP, entre muchas otras medidas que se discutieron en las reuniones y que fueron borradas de un tajo por algún comité coordinador.

Por último, frente al sector educativo (punto 4), las mujeres y diversidad sexual (punto 5) y los decretos de emergencia (punto 6), hay reivindicaciones importantes y justas, por las que luchar, contra los feminicidios, violencia sexual y represión policial a personas en situación de prostitución, contra la privatización de la educación, contra el autoritarismo del ejecutivo y el paquetazo de medidas contra la clase trabajadora, contra la privatización de la salud, falta de garantías laborales y sanitarias del personal de salud y recursos para mayores Unidades de Cuidado Intensivo.

Aunque a lo último se menciona de pasada “la fuente de recursos” para materializar el petitorio y la urgencia sanitaria y social, no se hace énfasis ni se comprometen a luchar por la principal medida para evitar el desangre del país y salvar vidas, que es el suspender el pago de la Deuda Externa con el imperialismo y aumentar los impuestos al patrimonio de las empresas nacionales y extranjeras de los ricos, contra la reforma tributaria regresiva y el impuesto al consumo de la gente.

El CNP, al igual que hicieron 54 congresistas de la oposición, proponen a Duque “realizar moratoria general y renegociación de la deuda externa”, aceptando que la deuda es legítima. Pero desde la clase trabajadora debemos llamar al NO pago, denunciar el endeudamiento de Duque con el FMI por más de 10.000 millones de dólares, la malversación de fondos y la corrupción galopante.  Instamos a que el CNP convoque un Encuentro Nacional de Emergencia, con delegados y haciendo uso de las herramientas virtuales y semi-presenciales, tales como reuniones sectoriales, para ajustar el pliego de emergencia desde una perspectiva democrática, clasista y para la lucha.

Una propuesta para la unidad

Luchar o no luchar, la vida o la muerte, he aquí la cuestión vital, compañeros y compañeras del Comité Nacional de Paro y del Bloque Nacional por el Paro Indefinido. No hay punto medio. La unidad es para luchar contra la catástrofe humanitaria del gobierno criminal uribista, no para concertar con él. Con luchas sectoriales y aisladas, nos vencerán. Con una gran lucha democrática nacional y unificada, el pueblo colombiano avanzará y se salvarán más vidas, con un saldo de la menor cantidad de víctimas.

Con el pliego y carta al presidente Duque, el CNP retrocede y abandona la lucha contra la apertura criminal de la economía a favor de los ricos, cuando ni siquiera menciona en el comunicado un asunto central como es la cuarentena con garantías que se requiere en plena expansión de la pandemia. El CNP se pliega a los dictámenes de gobiernos “alternativos” como el de Claudia López, por el que miles de trabajadores votaron ilusionados, pero que ha aplicado todos los decretos del Plan de Emergencia de Duque, ha desalojado a la gente de Altos de la Estancia, ha reprimido con sevicia la protesta justa de la juventud, mientras permite las aglomeraciones en el Día sin IVA. Hechos frente a los cuales el CNP no ha dicho nada.

Ante estos errores, los socialistas revolucionarios llamamos fraternalmente, pero con claridad, a las organizaciones integrantes del Comité Nacional de Paro, a sus bases y a los partidos (Polo, Moir, Colombia Humana, Unión Patriótica, Congreso de los Pueblos, Marcha Patriótica, MAIS, etc.) que simpatizan con su causa, a cambiar el rumbo y dar un viraje radical.

Nuestra propuesta unitaria y democrática de lucha es que el movimiento social y sus expresiones políticas organicemos juntos una gran Protesta Nacional por la Defensa de la Vida con todas las medidas de protección y por una urgente vuelta a una cuarentena con garantías para que se resuelvan efectivamente las necesidades básicas de los trabajadores y los sectores populares, contra el presidente Iván Duque Márquez.

Una jornada de dignidad que enarbole las banderas centrales de salud, pan, techo y servicios públicos cubiertos para todos, hasta cuando baje la curva y superemos el pico de la pandemia. Dentro de la defensa de la vida, también está la integridad física, económica, psicológica y humana de las mujeres y la infancia, contra la demagogia uribista del punitivismo de la cadena perpetua, mientras impera el hambre y la violencia sistémica.

No más consejos a los poderosos y concertación estéril. La Dirección del CNP y los partidos de izquierda, de oposición e independientes, deben dejar de dar tregua a este gobierno antidemocrático y al conjunto del empresariado. En cambio, hay que hacerles a los de arriba un ultimátum y retomar lo más pronto el rumbo de la lucha por los derechos del pueblo trabajador, ante la catástrofe que nos amenaza y se avecina, para minimizar los costos en vidas e infectados, que hoy superan los 70 mil.

Fraternalmente,

Comité Ejecutivo – PST

 

 

 

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