II Encuentro Nacional de Organizaciones del 30 y 31 de enero Lo bueno, lo malo, lo feo y los retos que nos deja

El 30 y 31 de enero se realizó en Bogotá el segundo encuentro nacional de organizaciones sociales en el marco de las acciones del movimiento de masas que se han generado a partir del 21N. En esta cita teníamos grandes expectativas los luchadores de distintos lugares del país. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué resultaron dos comités con agendas y declaraciones muy parecidas?

Autor: María Houghton

Finalmente se concreta en el auditorio Jorge Eliécer Gaitán, después de una dura puja las semanas previas por la metodología de los “cupos”, impuesta por sectores burocráticos del Comité Nacional de paro, dirigidos por el MOIR y el PTC principalmente. Luego de vencidos los problemas del ingreso y la acreditación con la entrada incontenible de jóvenes a los que se les negaba la participación se intentó dar inicio. Durante la instalación continuaron las voces inconformes desde los palcos, y los pedidos de democracia que exigían la elección de la mesa y la definición democrática de la agenda. Sin mediar palabra, ni hacer el menor intento por mediar la situación, los dirigentes del Comité Nacional de Paro se levantaron y se fueron, dieron por Whatsapp la orden a sus bases de hacer lo mismo y dejaron a cientos de luchadores de todas las regiones viendo un chispero.

Prometieron regresar en la tarde pero no lo hicieron, luego prometieron reanudar al día siguiente en la Universidad Nacional, pero tampoco lo hicieron y al revés convocaron su propio evento, en Cafam Floresta. En cada encuentro se habló de la agenda y la necesidad del paro para enfrentar el paquetazo del gobierno, en el de la Universidad Nacional se definió que el paro debería ser indefinido, y se eligieron 127 delegados regionales y sectoriales para la ampliación del Comité de Paro. Luego de varios esfuerzos por concretar la reunificación, lo cierto es que ambos comités siguen deliberando por separado, aunque al cierre de esta edición hay acuerdo de hacer unidad de acción en las fechas de lucha.

Lo Bueno

Lo mejor del encuentro, o de los encuentros, fue el ímpetu rebelde de la juventud que no acepta imposiciones, mesías ni patrones, que se tomó en el sentido simbólico y real los espacios haciendo oír sus voces llenas de sueños y de propuestas.

También fue, y sigue siendo hasta ahora una fuente de riqueza del movimiento la presencia de cientos de delegados regionales, indígenas, negros, campesinos, sindicalistas, mujeres desde la Guajira hasta el Guaviare. Su sabiduría, su paciencia y su necesidad de articular las luchas siguen siendo un enorme impulso.

Muchos de ellos elegidos en la Universidad Nacional como representantes al comité nacional de paro, continúan exigiendo democracia en la unidad y dando ejemplo de organización.

Lo Malo

Lo peor del encuentro fue la falta de democracia y la actitud arrogante de las direcciones sindicales, que terminó ocasionando una división. La insistencia en los “cupos” y la negativa a dar entrada libre cuando la mitad del salón estaba vacío.

También fue mala la actitud pasiva de otros sectores políticos que si bien habían estado contra la política de los cupos, tampoco apoyaron las demandas de democracia en el auditorio. Luego algunos de ellos, se han prestado para seguirle el juego a la burocracia, repitiendo el discurso de que el evento se rompió por culpa de algunos saboteadores que habían planeado ingresar violentamente cosa que es falsa y que oculta la realidad de que fue la burocracia la que rompió el evento al levantarse de la mesa.

Lo Feo

Pero lo verdaderamente impresentable fue la cachetada en la cara de la burocracia a los delegados, muchos de los cuales habían viajado desde muy lejos. Nos dejaron plantados, luego nos cerraron la puerta, para finalmente celebrar un evento a su medida: pequeño y sin democracia, parecía una maniobra previamente dispuesta para deshacerse de las voces críticas y decidir a su acomodo, también para poder concertar con el gobierno en sus conocidas “mesas”.

Persiste por parte de la burocracia sindical la actitud de no reconocer los delegados elegidos en el encuentro de la Universidad Nacional, y se sigue aludiendo a supuestos sabotajes para ocultar sus errores y sus maniobras.

Los retos

Nosotros desde el PST, hemos venido participando en el Bloque por el Paro Indefinido, con quienes en reunión nacional del 29 de Enero, se definió asistir con la propuesta de democratizar el espacio y exigir el ingreso de todos los delegados; con el objetivo de tener un encuentro productivo y fructífero a la hora de definir el plan de acción que necesitamos. Rechazamos las acusaciones que se nos han hecho de haber planeado una especie de sabotaje, creemos es parte de la campaña por acallar las críticas y negar los errores cometidos.

Es urgente que en todos los espacios, incluido el comité ampliado, se evite repetir las mismas actitudes y prácticas burocráticas que hemos criticado, y se busquen mecanismos de participación de los delegados regionales. También que se discuta sobre el método del consenso que termina siendo falso e impositivo, sirviendo de poder de veto de las minorías sobre las mayorías.

También desde el Bloque seguimos insistiendo en la necesidad de la unidad, pero no la unidad del sometimiento de algunos a los designios de una cúpula sino de la unidad con democracia en un comité nacional de paro ampliado y fortalecido. Igualmente insistimos en la necesidad de preparar un paro indefinido de la producción como mecanismo eficaz contra el plan del gobierno, aún cuando parezcan lejanas las condiciones, no hay excusa para no empezar ya mismo a construirlas. Empezar es convocar asambleas en todos los sindicatos, barrios y colegios donde se discuta en concreto la participación inicialmente en el paro del 25 de marzo y la construcción del paro indefinido hacia abril.

Rechazamos cualquier uso electorero del proceso de movilización y de la actual situación de división del comité, al contrario insistimos en que la actual división es artificial y obedece a intereses particulares de grupos y partidos, es urgente la unidad para luchar. No debemos confiar en el gobierno ni en sus conversaciones, tampoco debemos concertar nuestro pliego renunciando los intereses que han motivado la lucha.

Comentarios cerrados