Colombia despertó: viva el paro nacional

El paro nacional, sostenido desde el 21N por trabajadores, indígenas, estudiantes, sectores populares y sobre todo por la juventud luchadora, deja claro que el pueblo colombiano no soporta más, que las penurias cotidianas, los ataques permanentes a nuestra calidad de vida, el saqueo de nuestro país y la precariedad laboral han llevado a un callejón del que solo se puede salir con la lucha social. El pueblo movilizado deja atrás la resignación y el escepticismo, la lucha está viva y su acción en las calles abre por fin una brecha que nos permitirá ganar, siempre y cuando continúe y se profundice la movilización y la auto organización sin caer en las trampas del régimen.

Autor: PST Ibagué, noviembre 27 de 2019

¿Que nos trajo a esta situación? El desempleo en Colombia supera el 10%. Según el gobierno, esto se debe a la desaceleración de la economía y anuncia medidas para estimular la producción. Una de ellas es otra reforma laboral para abaratar el costo de la mano de obra. En la reciente Asamblea de FENALCO los empresarios del sector presentaron al gobierno sus propuestas, a las que llaman “Pacto social por el empleo”: contratación por horas, salario mínimo regional, eliminar recargos de dominicales y festivos o “modificar el concepto de semana laboral”. No podemos confundirnos: los capitalistas colombianos han lanzado una nueva ofensiva contra nuestros derechos.

En Colombia la burguesía logró imponer una contrarreforma laboral con la Ley 50 de 1990 que arrebató derechos conquistados durante más de medio siglo de luchas. Con ella se eliminó la retroactividad de las cesantías, la media pensión o se redujeron las indemnizaciones por despidos. Se agregó la Ley 100 que inició el proceso acelerado de privatización de los servicios de salud y las pensiones, además de otras medidas contra el “salario social” que recibíamos los trabajadores por la vía de los subsidios a servicios públicos o exoneración de impuestos. Posteriormente vino la extensión de la jornada diurna para eludir el pago de horas extras, la generalización de los contratos por Orden de Prestación de Servicios (OPS) y la tercerización laboral para desconocer las prestaciones sociales. Todas esas contrarreformas se aplicaron con el argumento de incentivar el empleo, pero en realidad sólo sirvieron para que los capitalistas se apropiaran de una mayor parte de la riqueza producida socialmente. Colombia es hoy uno de los países de mayor desigualdad social del mundo, la informalidad laboral ha continuado y las condiciones de vida de los trabajadores han empeorado.

Más desempleo, menos salario: Los capitalistas necesitan que haya un sector de trabajadores desempleados, pues ese “ejército de reserva” les sirve para regular el costo de los salarios con la competencia en el mercado laboral. Consideran que un 3% es “pleno empleo”, un 7% es favorable para su economía, pero con un 10% para arriba les preocupa que disminuya el consumo (y sus ganancias) o se agraven los conflictos sociales. Al “ejército de reserva” tradicional se han incorporado un millón y medio de venezolanos desplazados por la crisis. Los grandes capitalistas y medianos empresarios aprovechan eso para devaluar los salarios

Se reconoce oficialmente que la informalidad laboral en las ciudades equivale al 45% y en el campo es el 85%. Esa informalidad afecta también la financiación de los servicios de salud público y privado, y el ahorro en cesantías y pensiones (con el que especula el sector financiero). Por eso dicen que es una “bomba”. A esta situación se han agregado desarrollos tecnológicos que permiten nuevas formas de explotación del trabajo o la comercialización de bienes y servicios, como las aplicaciones digitales Uber o Rappi, que permiten eludir las responsabilidades de un contrato formal de trabajo, presentándolo como “autoempleo”. El gobierno argumenta que hay que adaptarse a esa realidad estableciendo el trabajo por horas y los aportes parciales a salud y pensiones que harán casi imposible para las nuevas generaciones aspirar a la jubilación.

El paquetazo de Duque: la ya ultra precaria realidad laboral degenera con el proyecto de ley 212 radicado por Uribe obedeciendo las “sugerencias” (ordenes) de la OCDE (cotización por horas entre otras cosas), con la reforma tributaria que exoneraría a los grandes empresarios de tributar más de 9 billones de pesos descargando el peso del hueco fiscal sobre los hombros de lxs trabajadorxs o la firma del decreto 2111 de 2019 el 25 de nov para privatizar 16 empresas públicas estratégicas a través del denominado holding financiero estatal. Y viene mucho más…

Duque y gobernantes como Peñaloza además de aplicar los planes dictados por el imperialismo para la región latinoamericana (Impuestos a los gobiernos por organismos como el FMI, la OCDE, etc), son responsables del genocidio contra los luchadores sociales: asesinan niños y jóvenes como Dilan Cruz que, por buscar un futuro digno para los suyos, son ajusticiados por el Esmad; tomemos las calles hasta que caiga el tirano y su aparato represor. A los policías y soldados que se ven obligados por sus oficiales a reprimir a su propio pueblo, los llamamos para que luchemos juntos por democratización en las filas, los queremos participando en las asambleas populares y haciendo parte de la movilización. Atiendan el llamado de soldados jóvenes valerosos que como Brandon Cely Páez están dispuestos a acompañar a su pueblo y luchar por el legítimo derecho a opinar, discutir y organizarse dentro del ejército, a defender la clase trabajadora a la que pertenecen y no los intereses mezquinos de los parásitos que nos mal gobiernan. A todos esos jóvenes a los que solo les proponen un futuro de guerra contra sus hermanos para que después sean desechados en una sociedad que nada les ofrece, les decimos que acá marchando junto al pueblo está el verdadero porvenir de la juventud y de sus familias trabajadoras.

Profundicemos la organización con asambleas populares en los lugares de trabajo, de estudio y de vivienda, que desde estos espacios de base se organice y estructure la lucha, también que se prepare la defensa frente a las agresiones del régimen. Que las centrales obreras llamen a la huelga general junto al pueblo movilizado, que se retiren de las mesas de concertación salarial: son una farsa en donde se le regatea en desventaja al gobierno y al empresariado los salarios de hambre para el próximo año. Ninguna “conversación nacional” con Duque: es un engaño del que solo saldrá más mermelada para las estructuras politiqueras y ningún cambio para la juventud y para el pueblo. Sigamos el ejemplo ecuatoriano: su valerosa lucha popular reversó el aumento de precios en los combustibles ordenado por el FMI, aprendamos del pueblo chileno, que conquista derechos sociales y sigue en las calles hasta que caiga Piñera con toda la inmundicia neoliberal, de las masas puertorriqueñas que derribaron a su presidente luego de 12 días de huelga o del pueblo boliviano que resiste en las calles un golpe militar auspiciado por el imperialismo norteamericano. Solo en las calles podemos ganar:

¡Que viva el Paro Nacional!¡Fuera Duque! ¡Derrotemos la reforma laboral, tributaria y pensional!, ¡Por salario mínimo de 1’500.000 que cubra la canasta básica familiar! ¡Por derecho a trabajo estable y digno para la juventud! ¡No más depredación ambiental ni saqueo neocolonial! ¡Desmonte inmediato del Esmad! ¡Frenar las privatizaciones! ¡No más asesinatos de luchadores sociales!¡Salud publica estatizada ya!

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