Los doce mandamientos y las alianzas de Petro

La candidatura de Gustavo Petro ha logrado reunir en su contra a todos los partidos tradicionales, a los gremios económicos y a los medios de comunicación, a pesar de que su programa se ha limitado a unas reformas liberales en búsqueda de “desarrollar el capitalismo productivo”. Sin embargo, la clase trabajadora y los pobres han acompañado esta candidatura con la aspiración de que sus reclamos sean escuchados.

Autor: Comité Ejecutivo Partido Socialista de los Trabajadores, 13 de junio de 2018

Con los resultados de la primera vuelta, y la necesidad de ganar votos para la segunda, la candidatura de Petro ha acelerado “recortes” a su programa liberal al punto de renunciar a cosas que venía levantando como parte de su programa de campaña, en aras de los acuerdos con otros sectores políticos

Desde el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) hemos impulsado el voto crítico por Gustavo Petro para estas elecciones, y así lo hemos ratificado para la segunda vuelta. Parte de nuestras diferencias programáticas con el candidato, más allá del importante proceso social que hay detrás, se han ido agudizando en el propio desarrollo de la campaña. Nuestra lógica es diferente y opuesta, creemos que su candidatura se fortalecerá en la medida que se diferencie y aleje de los partidos de la burguesía y sus programas, y se acerque a la defensa de los intereses de los trabajadores y los pobres.

Una de las noticias de esta semana ha sido el acuerdo de Petro con Antanas Mockus, Claudia López y otros representantes del partido Verde, el cual se hace sobre la base de doce compromisos, que se conocieron como los doce mandamientos que Petro se compromete a cumplir; la noticia estuvo rodeada de toda la parafernalia incluida la réplica de las tablas de la ley bíblica. Sin embargo, ni Petro es Moisés, ni el Partido Verde es Dios, y la clase trabajadora no debe obediencia a esos mandamientos, no puede aceptar estas renuncias y al contrario debe prepararse para luchar con un programa propio en un eventual gobierno de Gustavo Petro.

Para muchos lo importante de la noticia es que del lado de la tan esperada alianza vienen más votos, importantes, para la tarea común de golpear el frente de burgueses y corruptos que están en la otra orilla. Sin embargo, es muy importante detenerse en el contenido político de este compromiso, el cual debe preocuparnos a los pobres y los trabajadores, que debemos proponer transformaciones mucho más allá de la Colombia Humana. Por eso es un retroceso del ya limitado programa de Petro.

El acuerdo es una verdadera corrida a la derecha, una voltereta que los uribistas no han dejado de señalar como supuesta prueba de la inconsecuencia de Petro, pero que en realidad es el resultado natural de tener una política de conciliación entre los intereses de ricos y pobres. Según la lógica más pragmática lo importante es ganar, y para ganar hay que conseguir votos aunque sea aliándose con gente de conocida trayectoria clientelista, privatizadora y hasta santista. Pero al tiempo que se ganan votos se pierde independencia y se va desdibujando el objetivo. Esas alianzas de hoy -si Petro gana- tendrán su precio. Estos aliados seguirán presionando a Petro para que gire cada vez más a la derecha, y en aras de la gobernabilidad, termine renunciando a las pocas propuestas radicales en favor de los trabajadores y los pobres que inicialmente hizo.

El Partido Verde se escuda tras un disfraz de alternativo, defendiendo algunas reivindicaciones democráticas como la lucha de las mujeres y los LGBTI, abanderando desde su concepción neoliberal la lucha contra la corrupción, pero está lleno de personajes que lo que defienden es la ideología empresarial, entre ellos Mockus, que hoy aparece como la cara honesta de la política, pero hay que recordar que fue el pionero de las reformas neoliberales en la Universidad Nacional y de las privatizaciones en Bogotá, y Claudia López que es defensora a ultranza de la propiedad privada y enemiga declarada de las ideas socialistas. Otro personaje oscuro del lado petrista es Clara López, quien jugó un papel funesto desde el Ministerio de Trabajo, defendiendo la tercerización, con posiciones en contra de las madres comunitarias, incluso de los propios empleados del Ministerio.

Al tiempo que los sectores de masas que lo apoyan se radicalizan, Petro va en sentido contrario, mediando sus posiciones para acercarse a los votantes de centro y para darle un parte de confianza a la burguesía de que él no viene para subvertir el orden establecido. Los doce puntos incluyen algunas consignas que ya están en el programa de la Colombia Humana como la educación o la lucha contra la corrupción, pero se introducen cambios que no son de poca monta. Lo central es que para conquistar ese voto de centro se renuncia a la convocatoria de una Constituyente.

Petro dice que el Congreso entrante es mejor que el saliente, nosotros no estamos de acuerdo. Esta postura es en la práctica, un intento por devolverle la credibilidad a una institución odiada, por corrupta y clientelista. Con ese Congreso no va a ser posible conseguir ninguna reforma, por ello es necesario aprovechar el impulso de las masas que votaron contra el uribismo para convocar una Constituyente con unas reglas de participación distintas a las del actual régimen político excluyente.

Ya habíamos manifestado nuestra posición sobre la expropiación, en lo cual diferimos de Petro porque no estamos por respetar religiosamente la propiedad a quienes por años han acumulado riqueza mediante el despojo de tierras, la expoliación de la naturaleza, la explotación de los trabajadores y la corrupción: estamos por expropiar a los expropiadores.

Sobre sus declaraciones sobre política internacional, preocupan más por lo que no dice que por lo que dice: manifestó que “Colombia no ha tenido una política internacional, es un apéndice de la política internacional de Estados Unidos, derivada de su subordinación a la política antidrogas por la ayuda recibida por ese concepto”. Sin embargo, ha manifestado estar de acuerdo con la extradición de Santrich, y en el cierre de su campaña en Bogotá, dijo que para no sembrar más odio, no extraditaría a Uribe. Nosotros estamos en contra de la extradición de nacionales. Tampoco sabemos si de ganar va a continuar con el proceso de ingreso a la OCDE y a la OTAN, que tendrían importantes consecuencias negativas en materia de políticas económicas y sociales.

Con la defensa del Estado Social de Derecho y del capitalismo quedan demostrados los límites del programa de la Colombia Humana. La tarea inmediata es el voto por Petro para juntos golpear al bloque de corruptos y explotadores, pero no podemos cejar en los esfuerzos para organizarnos y salir a movilizarnos por nuestros derechos y por un programa al servicio de los trabajadores y los sectores populares, gane quien gane.

De ganar Duque es evidente que será necesaria la más amplia unidad para luchar contra la segura arremetida contra los trabajadores y los pobres. Pero si Petro gana también hay que estar organizados y atentos, porque seguramente, en busca de “gobernabilidad” continuará con su política de no asustar a la burguesía y seguirá haciéndole concesiones cada vez más grandes. Esas concesiones van a ir sin lugar a dudas en detrimento de los derechos de los trabajadores y los pobres que hoy lo apoyan. Tenemos que estar alerta para movilizarnos y exigir nuestros derechos y reivindicaciones.

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