¿Reforma del régimen político del 91 o revolución colombiana?

Para paliar la corrupción y la falta de libertades democráticas, Petro propone una formula liberal clásica e ilusoria de separación de poderes: la rama judicial “despolitizada” contrario a una sola Corte del Uribismo-Duque, el legislativo y el ejecutivo sin exagerada “injerencia del poder económico” neoliberal, y que figuras administrativas que no son jueces, como el Procurador, no tengan el poder de destituir. También aboga por una Constituyente limitada a temas sociales (educación, salud, justicia) para un nuevo pacto social entre el pueblo y la oligarquía, diferente al proceso constituyente libre, amplio, democrático y anti régimen 1 que proponemos los socialistas.

Autor: Samario

Colombia Humana capitalista versus Nueva Colombia socialista

Petro propone reformar lo irreformable, el régimen institucional antidemocrático del 91, el mal llamado e inexistente “Estado Social de Derecho”, que 27 años después es reconocido por políticos y analistas que este se encuentra en una profunda crisis institucional. Lo que hay que hacer es destruirlo y cambiarlo por uno nuevo y mejor, un régimen con democracia obrera, un Estado Democrático de los Trabajadores, en suma, una Nueva Colombia Socialista.

Petro plantea cambios limitados, incluso desde un punto de vista de reformas progresistas al Estado Social de Derecho colombiano, similar al Ideario de Unidad del Polo, que hoy está con el neoliberal Fajardo. Su lucha de Colombia Humana es por un ilusorio capitalismo democrático verde, un capitalismo humano inhumano, un nuevo “pacto social” para consolidar la Nación. Para ello pueden ser aliadas las élites neoliberales, los duques/uribes y santos/lleras, si se comprometen con “lo fundamental”, como lo ha manifestado. Incluso para una reforma mínima, en salud y educación y justicia, como la que este propone, debe confrontar consecuentemente al régimen y llamar a la movilización social, cosa que no ha hecho Petro ni parece estar dispuesto a hacerlo.

La lógica del candidato presidencial de centro-izquierda se escenifica en una nueva constituyente “petrista” con la derecha, como en el pasado hizo el M-19 con liberales y conservadores en 1991. Todo un pacto social histórico para una nueva “era de paz”.

Por eso Petro, contrario al movimiento social y las organizaciones de derechos humanos, apoyó en la Navidad de 2017 el indulto a Fujimori diciendo en un tuit: “es preferible la reconciliación y la verdad que la cárcel”, porque cree fundamental la convivencia con genocidas y enemigos del pueblo. En Colombia apoya una justicia transicional laxa a las víctimas, una Jurisdicción Especial de Paz con poca reparación y “toda” la verdad sin la caduca “punición revanchista” para todos los actores del conflicto, incluido Uribe, que merece estar preso por violación a los derechos humanos. Se precisa de verdad, justicia y reparación integral.

Los socialistas planteamos que el movimiento de víctimas debe emular el ejemplo de la protesta del 24 de marzo en Argentina en la cual miles de ciudadanos y víctimas salieron a la calle por la memoria de 30 mil desaparecidos de la dictadura y el gobierno de Macri, bajo lemas de: “Nunca más”, “ni perdón ni olvido”, “cárcel para los genocidas”, “no nos reconciliamos”, “no más persecución y asesinatos”. Colombia, con 200 mil víctimas y 200 líderes sociales asesinados recientes, en su mayoría por el Estado y las élites, debemos seguir el ejemplo argentino y peruano, no el que nos propone Petro, que debe modificar su postura, llamando a la protesta democrática del pueblo.

Además de ello, los socialistas proponemos cárcel a los corruptos de Reficar e Isagen, Odebretch, Cafesalud, puente Chirajara, entre otros muchos casos de corrupción, cárcel para el cartel de la toga y expropiación de los bienes de todos los corruptos. Salario para congresistas y altos funcionarios del Estado con tope máximo de 6 millones, es decir, el equivalente a equivalente 8 salarios mínimos, no los más de 33 millones y pensiones desproporcionadas que ganan los políticos y magistrados de las altas cortes, actualmente.

En esto seguimos las experiencias de remuneración de funcionario público de la Comuna de París y el máximo comunista de la República Soviética Rusa, ambas democracias obreras, no de ricos como ahora funciona con un Congreso de corruptos. Incluso el monto que proponemos está por encima de lo que ganaban los funcionarios en estos Estados obreros pero por debajo de los 20 millones (lo que gana un alto ejecutivo) que proponen Claudia López-Fajardo y su “Consulta Anticorrupción”, por eso ayuda a desenmascarar a la actual democracia de ricos y la desigualdad salarial entre el pueblo y sus gobernantes.

La Constituyente, mecanismo restringido de la democracia burguesa, debe ser presionada, desbordada y acompañada de movilización para imponerle reformas a los de arriba e ir más allá, para hacer entrar en crisis el régimen político del 91 y avanzar en la lucha de los de abajo, con absoluta independencia de clase frente a los de arriba, acumulando fuerzas y cerrándole el paso a una constituyente derechista, reaccionaria. No hay que temerle y darla por derrotada desde el principio la lucha obrera y popular por un nuevo proceso constituyente del pueblo, que es donde recae la soberanía.

Hay que luchar, no por un gobierno progresista de conciliación con santistas y uribistas y gente de centro, tipo Petro, sino ir más allá, sino por gobierno democrático de los trabajadores y el pueblo colombiano basado en las organizaciones sociales.

Nuestro modelo no es el Estado de Bienestar capitalista de posguerra hoy en crisis en toda la Unión Europea o Social de Derecho latinoamericano, el norte al que Petro sigue, sino la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los 15 estados obreros del siglo pasado, un Estado de Obreros y Campesinos de 1917, el régimen más democrático e igualitario que ha existido en el mundo (degenerado y acabado por la burocracia estalinista a partir de los años 30 hasta la disolución de la URSS en 1991), pero que de todos modos sigue siendo el faro estratégico para una democracia real y economía planificada de justicia social en el siglo XXI, verdaderamente directa, participativa, representativa y popular del pueblo trabajador.

Los socialistas luchamos por la defensa irrestricta de los trabajadores por un programa transicional que lleve al poder a los de abajo, al socialismo con democracia obrera, no una democracia liberal de ricos, Duque/Lleras, ni una totalitaria, o de burócratas, tal como la de Kim Jong, Castro y Maduro, falsos amigos del pueblo y su falso socialismo.

Petro no denuncia las condiciones antidemocráticas del régimen, pese a que su Movimiento Progresistas tampoco tiene personería y de que en la consulta presidencial hubo fraude electoral. Acepta las reglas de juego del sistema porque hace parte del régimen, quiere “reformarlo” desde dentro, para que todo siga igual. Los socialistas proponemos personería jurídica para toda la oposición y estamos en contra el umbral electoral del 3%, que impide la participación electoral e independiente de los trabajadores y sectores populares, tope de financiación de campañas y sistema biométrico.

A diferencia del discurso electoral de Petro, la reforma a la educación, salud, pensión y laboral, justicia y política, ambiental, implica de suyo romper con el dique del régimen del 91, mediante la movilización social permanente por libertades democráticas y una Constituyente amplia, libre y democrática, con ríos de gente en la calle.

Se necesita una nueva rebelión popular tipo Bogotazo de 1948 a nivel nacional, un Colombianazo en este 2018 y 2028, una revolución colombiana para tumbar este régimen genocida y corrupto, antidemocrático y generador de desigualdad social. Acabado el conflicto armado de 54 años, los trabajadores, tienen más posibilidades de lograrlo, que cuando existían las guerrillas vanguardistas y sus métodos equivocados.

Los trabajadores y seguidores, al llamar coloquialmente a Petro con el nombre de “Petrosky” y a un albañil con “ruso”, rememoran culturalmente a su manera la revolución rusa y empiezan a ver la necesidad de una profunda revolución social colombiana, contra Duque/Lleras y todas las variantes oligárquicas de los empresarios.

¿Derechos democráticos recortados o lucha por amplias libertades democráticas?

Petro plantea solución a los problemas democráticos desde el punto de vista de la clase media urbana, no a partir de un programa de defensa de los intereses de la clase social trabajadora y los sectores populares. En contraste, un programa político de la clase obrera para todos los sectores oprimidos, debe enarbolar las luchas democráticas contra Duque y Lleras, en su lucha por reformas y por el poder político, su mantenimiento y expansión, mediante una revolución social.

Petro, por ejemplo, acepta el aborto restrictivo en tres casos (violación, malformación del feto y peligro biológico-psicológico a la vida de la madre) y propugna porque se cumpla abiertamente en los hospitales y se acate a la normatividad vigente, sin las trabas católicas y reaccionarias.

Los socialistas propugnamos que no es suficiente, hay que luchar por aborto amplio, libre, igual y gratuito, para todas las mujeres, en especial las más pobres, antes de los siete meses de gestación o más según decidan ellas y en todos los casos, pues es una realidad social que anualmente se practican 400 mil abortos, legales y clandestinos, en el país. El movimiento de mujeres y las trabajadoras deben dar esa pelea contra el clero, la Corte reaccionaria y la derecha hipócrita, inclusive las mujeres ricas y capas medias privilegiadas, que tienen muchos más medios materiales para realizarse abortos clandestinos.

Frente al embarazo adolescente, los socialistas proponemos una accesibilidad gratuita a métodos anticonceptivos por parte del Estado, no un negocio, acompañado de oportunidades educativas y laborales, más allá de la “perspectiva académica” en la que enfatiza Petro. De nada sirve una educación sexual temprana expedita y arandela de cultura sin condiciones materiales de acceso efectivas para planificar.

Acerca del problema del narcotráfico, a diferencia de Duque y Lleras, Petro dice mostrarse favorable a una legalización de la droga en el mundo y el país en un futuro indeterminado, pero en lo inmediato, se muestra resignado a la política prohibitiva criminal de USA Trump, la DEA y la “rancia” derecha colombiana, que tanto denuncia Petro.

Pese a que hable de una tenue política nacionalizada de drogas, no exportada e impuesta, Petro solo tiene como perspectiva inmediata la persecución al crimen y no la criminalización del consumidor del talante de un Lleras y Duque, además de algunos proyectos productivos en el campo, pues opina que los Acuerdos de la Habana con las Farc no solucionan el problema, cosa con la que concordamos.

Pese a ello, los socialistas proponemos sanidad pública sin EPS y tratamiento del adicto más amplio que el de los Centros de Atención Médica a Drogadictos, CAMAD, de Petro, acompañado de educación, prevención y erradicación de la desigualdad social y oportunidades de empleo y educación, en la ciudad y el campo, para productores, distribuidores y consumidores. En lo inmediato, estamos en contra del nuevo Código de Policía y política de Lleras y Duque, de perseguir a los jóvenes y penalizar la dosis mínima.

Petro apoya prohibir las corridas de toros y se manifiesta en contra del maltrato animal. En su Alcaldía prohibió los vehículos de tracción animal, zorreros con caballos en la ciudad, por carros, suspendió además las corridas por dos años, cosa que apoyamos los socialistas2, pero discrepamos en los medios de conseguirlo, exclusivamente e ingenuamente institucionales del régimen, pues pronto volvieron los toros con Peñalosa.

Petro llama a confiar en la Corte Constitucional y Altas Cortes, no se valora la movilización de masas abierta para imponer a los de arriba y al legislador e instituciones una Consulta Popular vinculante del pueblo contra la tauromaquia, que la gente decida, al igual que las consultas ambientales y anticorrupción, o de revocatorias de mandato a Peñalosa y otros más, pues el propio régimen del Concejo Nacional Electoral, no las reconoce.

Petro denuncia la muerte de más de 200 líderes sociales en dos años, pero no llama a la movilización social de masas y permanente. Se precisa un Paro Cívico Nacional contra los asesinatos del régimen político, contra el alto costo de vida y los corruptos, por paz, trabajo y tierra, reformas sociales, por el desmonte del paramilitarismo3.

Los flagelos del pueblo trabajador colombiano, no se solucionarán con el próximo gobierno 2018 – 2022 y sí en las calles, reclamando nuestros derechos. Petro debe llamar a la viva protesta popular y a la oposición al nuevo gobierno derechista y régimen, es lo que le proponemos de modo unitario a él y a sus millones de seguidores.

La candidatura de Petro está canalizando el descontento de trabajadores y sectores populares que creen que frente a las candidaturas de derecha puede atender sus reivindicaciones, pero su programa no lo permite. Por eso los socialistas llamamos a votar por Petro pero con exigencias para que vaya más allá de su programa, y que la movilización obrera y popular logre las conquistas que no se conseguirán solo con una presidencia de Petro.

La candidatura de Petro es un punto de referencia de trabajadores y sectores populares que canaliza el descontento frente a la corrupción y los problemas sociales, es que llamamos a votar críticamente por él, pero por las diferencias programáticas ese voto debe ser de exigencia.

  1. PST Colombia (2016). La Constituyente que proponemos. Disponible en PST COLOMBIA: http://www.magazine.pstcolombia.org/2016/09/la-constituyente-que-proponemos/
  2. Strélnikov (2015). La abolición del toreo: ¡avanza una larga lucha democrática! Disponible en LIT-CI: https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/colombia/la-abolicion-del-toreo-avanza-una-larga-lucha-democratica/
  3. PST Colombia (2018). Alto a los asesinatos de dirigentes sociales y políticos, definamos un plan de acción con la más amplia unidad. Disponible en: http://www.magazine.pstcolombia.org/2018/02/alto-a-los-asesinatos-de-dirigentes-sociales-y-politicos-definamos-un-plan-de-accion-con-la-mas-amplia-unidad/

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