¿Quién defiende la paz y la soberanía nacional?

La posición de los distintos candidatos presidenciales frente a la soberanía nacional, base de la llamada “democracia” que todos dicen defender, queda cada vez más clara frente a hechos tan contundentes como la extradición. La detención de Jesús Santrich, senador por el partido de la Farc, quien es pedido en extradición por la justicia norteamericana por supuesto tráfico de cocaína, puso a prueba no solo la posición de los candidatos frente al imperialismo yanqui, sino también lo que cada uno hará con relación a este tema en el marco del posconflicto.

Autor: RCL

Se ratifica aún más, frente a las noticias divulgadas por el Wall Street Journal de Estados Unidos, en las que se asegura que agentes de inteligencia de ese país estarían investigando a Iván Márquez, otro de los senadores de la Farc, por presunto narcotráfico. El argumento es exactamente igual al que sostuvieron los yanquis para pedir a Santrich en extradición.

Es inevitable sospechar entonces que esto es parte de un plan en el que seguramente estarán bajo la misma acusación varios de los altos dirigentes de este movimiento. Es tan grave el asunto que el candidato del partido Liberal y negociador en la Habana Humberto De la Calle, se atrevió a declarar que “se están tirando la paz” y a denunciar el papel que tanto Uribe y su pupilo Iván Duque, el candidato Vargas Lleras, la Corte Constitucional y el gobierno de Santos, han tenido en este asunto. Y tan grave que Iván Márquez está pensando en no posesionarse como senador el próximo 20 de julio. Hay que reconocer que Humberto de la Calle, fue el único de los candidatos que se pronunció de manera tibia y sólo en este caso, contra la extradición, con el argumento del derecho de las víctimas a la verdad. Todos los demás hasta Petro, en el caso de Santrich, dijeron que si la JEP confirma los delitos debe ser extraditado.

A pesar de que no compartimos los acuerdos de paz, por supuesto no porque queramos que siga la guerra de aparatos, estrategia fracasada para lograr cambios a favor de los trabajadores y el pueblo, sino porque ellos lesionan en primer lugar la soberanía nacional, nos pronunciamos de manera contundente contra la extradición. La vulneración de la soberanía está quedando demostrada con el pedido de extradición y las declaraciones del director de la DEA en el sentido de “que su gobierno seguirá persiguiendo a todos los miembros de la Farc que incumplan con los acuerdos y continúen o retornen al mundo del narcotráfico.” Esto es lo que los medios y la diplomacia burguesa llama “monitoreo” pero realmente es una intervención imperialista. El imperialismo norteamericano no podrá ser jamás garante de ninguna paz pues tiene en su haber cientos de guerras, intervenciones militares, apoyo a dictaduras y miles de muertos.

Esa injerencia imperialista tiene por objetivo generar las condiciones para aplicar sus planes económicos de saqueo y sobreexplotación, que imponen a través de la OCDE, el FMI y demás agencias, cuyas consecuencias en materia de salud, pensiones, educación son catastróficas para los trabajadores. El país, así como casi todos, están sometidos a pactos y acuerdos militares que lesionan la soberanía, además de que sus transnacionales destruyen el medio ambiente y se llevan los recursos. Por eso es lamentable que Petro no tenga una posición antiimperialista, porque no podrá llevar a fondo ese sentimiento de miles de trabajadores que confían en él y que hoy se ponen en contra de los partidos de los ricos, industriales, banqueros y terratenientes pero que necesitan comprender que estos, los de aquí, son apenas los socios menores de los más grandes, de los que dominan el mundo y son los responsables de la pobreza y la miseria en que vive la mayoría de la población mundial.

Si a esto le sumamos los 282 líderes sociales asesinados desde que se firmaron los acuerdos de paz, el pedido de ex senadores, ex alcaldes, ex gobernadores condenados por parapolítica, para ser incluidos en la Justicia Especial para la Paz con el objetivo de lograr “amnistía” y el hecho de que para los trabajadores y los pobres no hay paz ni laboral ni social, tenemos que concluir que efectivamente los acuerdos de paz están mostrando a quién le sirven, ¿se repetirá la historia de Guadalupe salcedo, la UP y el M-19?. Los obreros, los trabajadores, los campesinos pobres, no podemos dejar de luchar por la verdadera paz, esa que se consigue en una sociedad en la que la riqueza no esté en manos de unos pocos, sino que sea distribuida entre todos los verdaderos productores. En donde los medios de producción y la tierra sean propiedad colectiva y no privada en manos de una minoría.

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