Negociaciones con el ELN: volver a Quito

Las dificultades que presentan las negociaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), se enmarcan en una situación de altibajos. Las conclusiones del Foro de Davos sobre economía mundial oscilan entre moderadas y pesimistas. Hay quienes muestran preocupación por el endeudamiento de China y Estados Unidos, mientras el comportamiento del líder imperialista D. Trump sigue causando desconcierto. En medio de todas esas fluctuaciones mencionadas y muchas más, aparece firme la conexión Trump-Santos. La prensa reconoce que Colombia es “el principal aliado de Estados Unidos en la región”.

Autor: A.R.

Al igual que con las Farc, las conversaciones con el ELN tienen un elemento poco aludido, el del presupuesto para implementar los acuerdos. Cómo se piensa adelantar esos pactos, desde el punto de vista presupuestal, con una situación económica internacional no muy boyante, con Estados inversionistas y un gobierno colombiano poco dispuestos a invertir más allá de sus conveniencias, y después de los gastos concernientes al proceso con las Farc. Hay otras presiones financieras sobre el Estado colombiano como las advertencias de las calificadoras de riesgos, o el llamado del Consejo Privado de Competitividad a salir del puesto mediocre que tiene en esta materia Colombia. En estas condiciones el pueblo colombiano tiene derecho a saber cómo es exactamente la financiación del posconflicto, ya que este no es gratis ¿Abordará el ELN este tema a puerta cerrada con el gobierno, o lo hará de cara al pueblo trabajador?
En este contexto se revela la política del imperialismo y de Santos en las negociaciones con el ELN: lograr la incorporación de esa guerrilla al régimen político.

La perspectiva “elena”

Del lado de la guerrilla hay contradicciones que no permiten avanzar definitivamente hacia la vida política. En primer lugar, ni el imperialismo, ni el gobierno de Santos, ni otras fuerzas reaccionarias van a otorgar o permitir plenas garantías democráticas para que el ELN adelante su accionar como partido político. Lo que gane en la mesa de negociación será consecuencia del pulso entre Estado y guerrilla. Habrá múltiples dificultades para la implementación de los acuerdos con el ELN. Tienen que ver con las necesidades de los elenos de base. Más allá de eso, se juegan también la propia vida. De hecho, la dirigencia debe estar sintiendo la presión de sus bases que miran la experiencia de las Farc con inquietud.

El ELN busca pactar con la mediación de sus acciones violentas

Estima seguramente que con un medio externo que le es hostil y el poder de sus enemigos domésticos, no queda otra salida que afianzar sus argumentos con la fuerza militar. Sobre la coyuntura electoral presente no exterioriza análisis claros, no dice qué piensa de los candidatos y los partidos que participan, aunque podría entenderse que mantiene una continuidad abstencionista. No obstante esta guerrilla anunció una tregua unilateral del 9 al 13 de marzo, un cese de operaciones en consideración a quienes iban a votar ese día, según afirma el Comando Central. En su visión las conversaciones no se han agotado y efectivamente el gobierno está llamando al reinicio de la negociación. De hecho, en otras ocasiones se han dado “ceses al fuego” y la negociación ha continuado con posterioridad. Uno de esos muy publicitado fue el de septiembre de 2017, con la visita papal. Se recuerdan las palabras del negociador por la guerrilla, Pablo Beltrán: “el primer milagro de la visita del Papa a Colombia es este cese”. Al parecer la visita papal ayudó a consolidar la imagen de que junto con otros organismos de veeduría para estas negociaciones, son fundamentales la ONU y la Iglesia católica. A este respecto recuérdese también que la actual gerencia de la Comisión de la Verdad, está en manos de la Iglesia católica y los conceptos de base para su funcionamiento son el perdón y la reconciliación.

La respuesta socialista revolucionaria

El marxismo revolucionario trata las dificultades y los obstáculos desde la perspectiva de la clase obrera y la revolución socialista. Rechaza los métodos burocráticos que suplantan a las masas en la toma de decisiones y en la acción. La lucha por libertades democráticas, si es uno de los anhelos del ELN, debe adelantarse al lado del pueblo trabajador con sus propios organismos, no decidiendo en su nombre lo que hay que hacer ni adelantando acciones militares aisladas. El aparato militar guerrillero, separado de la acción y la voluntad de las amplias masas, es enemigo de la revolución y un soporte del despotismo. Enfrentar las políticas del imperialismo y la burguesía, incluso en la propia negociación, será mil veces más efectivo si se da dentro de la protesta y la movilización directa de las masas hacia un paro nacional, por ejemplo, o en el marco de una Asamblea Constituyente. Las masas aprenderán más a través de su propia acción que mirando a la guerrilla realizar actos desconectados. La desconfianza del ELN hacia las masas se revela cada vez que pretende dar muestras de fuerza. En lugar de apelar al movimiento de masas su esperanza está centrada en la capacidad de sus armas.

El reto del imperialismo y la burguesía es conseguir que el ELN no solo abandone su accionar militar sino que junto con ello mantenga la defensa de la propiedad privada y como ha sucedido en casi todos los procesos de negociación de las guerrillas, lograr su ingreso a las instituciones y a los partidos capitalistas, o construir nuevos partidos burgueses legales. Finalmente, hay algo sobre lo que queremos insistir: impulsar la consigna del perdón y la reconciliación ante los perpetradores de masacres, falsos positivos y demás, es una forma de doblegarse a la institución judicial del régimen ¿Claudicará en esto el ELN como hacen las FARC?

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