Polémica sobre el modelo económico de Petro

I. ¿Economía mixta capitalista, o pública y planificada?

 Petro propone una economía mixta “productiva y social”. Los socialistas proponemos una economía estatal y planificada cuya producción tenga el control de los trabajadores, los generadores de la riqueza social.

Autor: Mateo Fossa. 22 de marzo de 2018.

Con el modelo de la economía mixta ya se ha experimentado en Nicaragua con los sandinistas y en Venezuela con el chavismo, y terminó en un total fracaso. Fue el intento de sostener al mismo tiempo propiedad privada y propiedad estatal sobre los medios de producción. Finalmente la propiedad privada se impuso y la estatal terminó en la ruina. Hoy es menos factible porque los planes económicos privatizadores para los países los impone el imperialismo. El intento de Petro de sostener un sistema mixto para el servicio de aseo en Bogotá con parte estatal y parte privada, fracasó. Solo se sostuvo mientras él estuvo como alcalde.

En el transporte Petro subsidio a los estratos más bajos pero no optó siquiera porque el Transmilenio fuese público y del Distrito. Por el contrario, prorrogo los contratos con operadores privados de las fases I y II. No avanzó en un transporte público eficiente, Metro público incluido, que permitiera desestimular el uso del automóvil particular. Pactó con los operadores privados para continuar con el sistema de transporte privatizado que es generador de contaminación, y no solucionó el problema de la movilidad urbana que tanto desgasta a los trabajadores con condiciones deplorables del servicio. No basta con paliativos tales como la tarifa diferencial.

La reforma agraria que propone Petro es desarrollista y neoliberal en varios aspectos, pues intenta compaginar el cooperativismo con la agroindustria[1], convertir al campesino en granjero capitalista y proseguir con las Pymes en la ciudad, ideología burguesa del emprendimiento, más allá de cierta expropiación con indemnización de latifundios improductivos y altos impuestos. Bastante parecido a la Ley de Víctimas y las Zidres, de Santos y Vargas Lleras, sin ruptura fundamental con ellos y bajo el artículo 58 de la Constitución Política, que poco se aplica.

En contraste con el plan económico de Petro, los socialistas proponemos una agroindustria estatizada y altamente tecnificada, con cooperativas agrícolas y urbanas voluntarias de campesinos y trabajadores y pequeños empresarios. Tierra gratuita para el campesinado pobre que no quiera producir en cooperativas, y entrega de los territorios para las comunidades indígenas y afrodescendientes expropiando a los terratenientes, al gran empresariado del campo y a las multinacionales. Derogar los oprobiosos TLC para reindustrializar el país y tener relaciones comerciales con otros países en condiciones de igualdad. Que los trabajadores de la ciudad y el campo tengan control de la producción y la planifiquen racionalmente al servicio de satisfacer sus necesidades, no en función de la tasa de ganancia de unos pocos privados, sino de toda la población, del bien común y público.

Contrario a lo que dice Duque y Lleras, los socialistas no estamos por la expropiación ni por la colectivización forzosa a tenderos, pequeño comerciantes y microempresarios, sino su alianza cooperativa voluntaria con cumplimiento de los derechos laborales mínimos frente a sus trabajadores. En cambio sí estamos por estatizar el gran capital de sectores estratégicos y grandes empresas privadas, sea extractivista o productiva, pues los trabajadores deben usar-combinar las viejas energías (petróleo, etc) y las nuevas energías alternativas, procurando cuidar el medio ambiente, el bienestar y empleo del pueblo. Hay que expropiar a los expropiadores, grandes capitalistas, terratenientes y banqueros, no a los que fueron expropiados injustamente y les robaron su futuro: campesinos, indígenas, afros, obreros, etc.

Lo antidemocrático en esta época es ser antiestatista, es decir, neoliberal, estar a favor de la administración corrupta y el monopolio privado en manos del gran capital de los medios de producción fundamentales, incluida la mercantilización privada de los servicios públicos esenciales y sociales como salud, educación, vivienda, cultura y servicios domiciliarios. Los límites del programa de Petro consisten en que está a favor de una economía mixta de mercado capitalista o neoliberal, cosa con la que concuerda con la burguesía santista y uribista, que en lo fundamental garantiza el negocio de los servicios públicos privatizados. Más allá de algunas pocas transferencias sociales de Petro, que solucionan poco o nada el problema de la producción, la apropiación y la distribución de la riqueza social de los trabajadores.

II. Educación pública mixta de Petro versus educación integral gratuita pública en todos los niveles

 Petro está a favor de una educación pública superior gratuita “mixta” de saberes para la clase media emergente y algunos sectores populares, pero con alianzas público-privadas en connivencia con el negocio privado y fraudulento de la educación. Los socialistas en cambio proponemos un sistema de educación pública integral, laica, gratuita, democrática y de calidad, en todos los niveles, incluida la universidad.

Como Alcalde, Petro implementó los colegios en concesión con los privados. Los socialistas proponemos que los recursos para educación universitaria se recauden de impuestos progresivos al gran capital, disminución del presupuesto para la guerra y del no pago de la deuda externa, pues el aumento de 3.6 billones a 14 billones en cinco años que propone Petro, requiere un fortalecimiento de lo público. Además se debe estatizar los centros educativos de las comunidades religiosas y las instituciones de educación privada. Suprimir el programa Ser Pilo Paga y condonar las deudas de los estudiantes con el Icetex. La educación debe estar enfocada en la calificación para el trabajo, el desarrollo de la ciencia y la independencia nacional.

III. ¿Regulación a privados o recuperación de lo público?

La política de Petro sobre salud y pensiones es la regulación y veeduría del sistema privatizador, los socialistas proponemos la reestatización y derecho fundamental y efectivo a la salud y la pensión en forma integral y en condiciones dignas.

Petro sostiene que la contradicción fundamental ya no es entre el capital y el trabajo asalariado[2]. Está en contra de la estatización de las pensiones y la salud, aunque hable de “desmercantilizar” sin intermediación de las EPS, pero siguiendo los lineamientos de la OCDE en esta materia que preparan una nueva contrarreforma pensional en los próximos cuatro años. Señala acertadamente que muertes evitables del sistema de salud, alrededor de 1.348.000 desde 1998 hasta 2010, son superiores a las muertes y víctimas del conflicto armado de medio siglo, 200.000, pero por eso precisamente la Ley 100 debe derogarse y formarse un sistema público de transición, no regular el que ya está.

Con el programa de Petro no hay ruptura con los fondos de pensiones controlados por el capital financiero, aunque diga de palabra que no incrementará la edad de jubilación de 62 años. En su Alcaldía toleró la tercerización laboral y la contratación por prestación de servicios, que poco ayuda a los aportes a la seguridad social. A cambio de suprimir la precarización laboral pretende regularla, con lo que no se soluciona la estabilidad laboral con empleo digno, condición para una cotización en seguridad social y pensiones.

Petro busca el corazón de las clases medias urbanas y no de los más humildes y decentes, el corazón productivo del país, que es la clase obrera y sus necesidades integrales frente al salario mínimo, el IVA y la reforma tributaria, los contratos basura y la persecución sindical, el derecho de asociación y huelga, los problemas con los servicios públicos, la pensión y la cultura.

Recordemos que existe un asistencialismo neoliberal para los pobres, tipo Familias en Acción de la derecha, con el que Petro coincide. Los socialistas proponemos un mejoramiento real de las condiciones de vida integrales de los trabajadores e impuestos progresivos al gran capital, diferente a la Reforma Tributaria pactada por el gobierno de Santos, a quien Petro dio su voto. Por salario mínimo equivalente al costo de la canasta básica y salario máximo que no debe superar unos cuatro salarios mínimos.

No hay Paz sin derechos laborales y garantías para la huelga, la libertad sindical y, sobre todo, la vida de los líderes sociales, mientras los candidatos tradicionales de los empresarios se llenan la boca prometiendo “seguridad ciudadana” y “combatir el crimen”, cuando desde los gobiernos en los que han participado, o desde el congreso, no han hecho nada.

El apoyo soterrado de Petro o la alianza a un candidato del establecimiento en segunda vuelta presidencial 2018, como hizo en 2014 al llamar a votar por Santos en primera y segunda vuelta, constituiría una segunda traición al pueblo trabajador y a los sectores populares que le siguen, pues el gobierno Santos por ocho años implementó una agresiva política económica de guerra social contra los derechos de la clase obrera y los sectores populares, contra el patrimonio público y a favor de la privatización, a la que dice oponerse Petro. Por eso, ante un escenario Lleras vs Duque, cuyo plan económico a favor de los ricos es idéntico, es mejor votar en blanco. Que Petro llame al pueblo a dar en el blanco, por un plan económico verdaderamente alternativo y de los trabajadores, que aquí hemos esbozado.

[1] Gustavo Petro (2017). La Economía que proponemos para la Colombia Humana. Disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=203hHKLcYf8&t=438s

[2] Diego Ortiz (2018). Entrevista Rolling Stone: Petro – Desafiando la historia. Disponible en: http://www.rollingstone.com.co/principales/blog/gustavo-petro-desafiando-a-la-historia

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