La participación electoral de los socialistas y la clase obrera

En su edición de septiembre-octubre de 1977, la publicación Revista de América presentaba un artículo en el que reseñaba un hecho importante en Colombia: una forma novedosa de intervenir en el debate electoral del país. En efecto, el Partido Socialista de los Trabajadores planteaba la conformación de listas con candidatos a las elecciones que fueran trabajadores o activistas socialistas.

Autor: A.R.

En su contra como cabría esperar,  se alzaron los ataques de la izquierda tradicional, en tanto que el PST empezaba a realizar múltiples actividades electorales y de solidaridad con los conflictos obreros y sociales. Se abrieron sedes partidistas en muchas ciudades y la acogida de la propuesta para el mes de septiembre llegó a más de 500 activistas y dirigentes obreros. El Partido agitaba su programa socialista y llamaba a que la clase obrera participara manteniendo su independencia de los partidos de los patronos y del gobierno, para enfrentarse de esa manera al régimen político del momento. En relación con el Paro Cívico Nacional del 14 de septiembre de 1977, la publicación recalca cómo durante esa jornada memorable, “el partido y los precandidatos obreros y socialistas salieron a la calle a encabezar mítines y enfrentamientos callejeros”. El PST ponía así en acto, la tradición preservada por el movimiento marxista internacional de la época de Lenin y Trotsky, dirigentes de la Revolución Rusa de 1917.

El Parlamento del período orgánico al período crítico

En la tradición marxista se acostumbra hablar del “Parlamento del período orgánico” para referirse al momento histórico en que esa institución cumplió un papel de progreso  dentro de la sociedad entendida como un todo orgánico, lo que bien cabe llamar el capitalismo en ascenso. Y el Parlamento con una función especial al servicio de ese todo orgánico. A través del Parlamento se promulgaban leyes, por ejemplo, que facilitaran la oferta de mano de obra “libre” para que los empresarios organizaran sus negocios y los hicieran rentables, a diferencia de épocas anteriores en que los hombres portadores de su capacidad de trabajo estaban sujetos a los Señores feudales y a la tierra.

Con el tiempo las condiciones de vida y de trabajo cambiaron, el capitalismo entró en decadencia, crisis y conflictos bélicos, y a pesar de ello muchos de los partidos políticos que se reclamaban representantes de los trabajadores mantuvieron tercamente la misma actividad parlamentaria anterior, la visión del período orgánico. Siguieron aferrados a la creencia de que estaban aportando prosperidad con su labor dentro del Parlamento, cuando de hecho estaban estimulando la aparición y persistencia de más crisis, destrucción y guerras, todas consecuencias de la efervescencia monopólica del capitalismo, la época del Imperialismo. El Parlamento se ocupaba ahora de preservar los intereses de una clase decadente, legitimando la actividad explotadora y de opresión que la burguesía ejercía contra la población trabajadora. Los verdaderos socialistas llegaron al convencimiento de que el nuevo papel del Parlamento burgués debía ser denunciado públicamente, entrando de esta forma en el período crítico, donde la clase trabajadora ocupa cargos parlamentarios pero ahora con el fin propio de revelar el papel nefasto del Parlamento, que sirve a la explotación capitalista y dando a conocer lo que se vive en la lucha de clases real, por fuera del parlamento.

El Parlamento como engaño

Dentro de las diferentes formas de los gobiernos capitalistas, las clases dominantes presentan la forma parlamentaria como la máxima expresión de “democracia”; superior a la monarquía o a una tiranía personal. Y es que hasta cierto punto, podemos reconocer que en el período progresivo del capitalismo se afectó a media la hegemonía de las castas y los privilegios en el manejo de los asuntos del poder. Sin embargo en el período posterior que ya mencionamos, se  evidenció la imposibilidad del parlamento para representar  la soberanía popular, en medio de la lucha social que se da en la realidad, básicamente se trataba de promulgar leyes contra la clase obrera a través de esa institución. El Parlamento se convirtió solo en una simulación de voluntad popular y de hecho pone más bien un velo que no permite ver los reales intereses que se mueven. Así sucedió cuando la mayoría de partidos burgueses y reformistas votaron en los parlamentos europeos la participación en la contienda bélica de la Primera Guerra Mundial donde murieron miles de trabajadores engañados, creyendo que luchaban por sus intereses y no por los de los capitalistas. Puede afirmarse, como lo hizo Lenin, que la esencia del parlamentarismo burgués es “decidir una vez cada cierto número de años qué miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo en el Parlamento”.

 La denuncia desde dentro del Parlamento

Sin embargo no podemos concluir de lo anterior que los trabajadores deban rechazar la participación en las contiendas electorales burguesas. Ellas son puntos de apoyo dentro de la lucha general de la clase obrera por constituir su propio gobierno. La participación del PST en 1977 se empleó para divulgar las luchas de los obreros y los campesinos en ese momento y para impulsar la independencia de clase, única manera de avanzar en la lucha por el poder.

 

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