Por una Asamblea Constituyente y un programa revolucionario

Con el plebiscito de la paz el gobierno y la burguesía han mostrado cómo es que  resuelven los problemas a favor de ellos y en contra de los pobres. Utilizan mecanismos como las elecciones y las consultas para engañar al pueblo y hacerlo creer que es quien decide. Con los aparatos electorales y los grandes medios de comunicación bajo su control manipulan la conciencia, corrompen y compran votos para elegir sus candidatos, o como en el caso del Plebiscito, para aprobar sus planes, a nombre de la paz.

Autor: Alejandro Pereira

En Colombia, como en muchos países, la crisis económica está llegando, y la crisis social se profundizará por las medidas y planes de los gobiernos que ejecutan los dictados de los organismos imperialistas como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para enfrentar la crisis los capitalistas elaboran planes con el objetivo de que la clase trabajadora y el campesinado pobre seamos los que la paguemos. Con ello nos declaran la guerra social. Los trabajadores y los sectores populares debemos responder presentando un programa y propuestas para que quienes paguen la crisis sean los capitalistas.

Los socialistas proponemos la lucha por la convocatoria de una Asamblea Constituyente, libre, amplia, democrática y soberana, a través de la cual se apruebe un programa para resolver de fondo los problemas de los trabajadores y la población desposeída de  tierra, empleo, salud, educación, vivienda y servicios públicos.

Nuestros problemas solo los podremos resolver nosotros mismos, si confiamos en nuestras propias fuerzas, si nos organizamos y nos movilizamos.  En una Asamblea Constituyente, no en cualquiera, sino en una libre, amplia democrática y soberana, conquistada mediante la movilización en las calles y en un proceso de autorganización de los trabajadores y la población pobre y desposeída, se pueden tomar medidas radicales para resolver problemas básicos como el de la reforma agraria y el desempleo. Una constituyente como la que ha propuesto Uribe u otros sectores, limitada, controlada por los partidos burgueses, como la de 1991, no resuelve nada en favor de los de abajo. Por el contrario, legislará para los que detentan el poder político y económico, y en contra de los pobres.

Paz, empleo, tierra y expulsión del imperialismo

Teniendo en cuenta la experiencia del Partido Bolchevique en la Revolución Rusa de 1917, podemos sintetizar el programa que necesitamos los trabajadores, los campesinos pobres y la población desposeída, en cuatro reivindicaciones: Paz, empleo, tierra y expulsión del imperialismo.

La paz que necesitamos los pobres se alcanzará empezando por tomar una serie de medidas como el desmantelamiento efectivo del paramilitarismo, reduciendo radicalmente el número de miembros de las fuerzas armadas y el presupuesto de guerra, permitiendo que los trabajadores y campesinos pobres puedan tener acceso a las armas para su propia defensa, y acabando con el conflicto armado entre Estado e  insurgencia, así como su incorporación a la actividad política legal.

El desempleo es fuente de miseria y violencia por la marginalidad y falta de bienes para vivir dignamente. Sin empleo estable y sin salario que cubra al menos el costo de la canasta familiar, no habrá paz. La cantidad de horas de trabajo que se necesita en la producción nacional se deben distribuir entre los 24 millones que conforman la población económicamente activa. Así todos tendremos empleo y trabajemos menos tiempo.

El problema de la tierra, con el acuerdo de paz que firmarán las Farc y el gobierno de Santos se comenzará a resolver a favor de los capitalistas, por la vía reaccionaria de la concentración, expropiando completamente al campesinado pobre, a las comunidades indígenas y afro, y en el mejor de los casos convirtiéndolos en trabajadores agrícolas en forma forzada. Lo que se necesita es una reforma agraria democrática y radical. El problema de la tierra fue lo que originó el surgimiento de organizaciones guerrilleras como expresión de la lucha del campesinado pobre y desposeído. Esto se agravó con el surgimiento de ejércitos paramilitares organizados por los terratenientes para expropiar la tierra al campesinado y desplazarlo. Para acabar con esta fuente de conflictos, en una Asamblea Constituyente se pueden tomar medidas programáticas como expropiar a los terratenientes y a las multinacionales, distribuir una parte de la tierra al campesinado pobre que la reclama, entregar los territorios que exigen las comunidades indígenas y afro, con otra parte de la tierra organizar la explotación agrícola en cooperativas, y el resto de la tierra estatizarla y explotarla industrialmente.

Expulsión del imperialismo. La presencia del imperialismo es parte fundamental de los problemas que tenemos. Es preciso luchar por la segunda independencia, por el no pago de la deuda externa y la terminación de todos los tratados económicos, políticos y militares con el imperialismo, y su injerencia en los problemas del país, como la guerra contra el narcotráfico.

Otros puntos programáticos

Como vemos, estos cuatro puntos programáticos son esenciales para los intereses de los trabajadores y los pobres. Pero también hay que luchar por otros como la estatización de la salud, la educación, la vivienda, el transporte y los servicios públicos, la conquista de libertades democráticas que incluya la eliminación de la opresión de la mujer y las minorías. Este programa, en una Asamblea Constituyente conquistada mediante la movilización, cuestiona la ganancia y la acumulación de capital, que es en últimas la esencia en que se concentra los intereses de los capitalistas nacionales y extranjeros. Sin golpear en este punto, ningún problema de la población trabajadora y el campesinado se resolverá. Las propuestas de la izquierda reformista y su política de conciliación de clases y de concertación de los planes, sólo reforzará y aumentará la explotación y la opresión. Para conquistar este programa también se necesita un régimen político distinto. A cambio de un régimen de democracia burguesa, un régimen de democracia obrera; y a cambio de un gobierno burgués, un gobierno de los trabajadores.

Una experiencia con la Constituyente

En 1917 los revolucionarios rusos, organizados en el Partido Bolchevique propusieron una Asamblea Constituyente que permitió movilizar a amplios sectores de la población, y varias organizaciones de izquierda asumieron esta propuesta. Finalmente, cuando había condiciones para su convocatoria porque la movilización había empezado a tener un carácter insurreccional, los bolcheviques renunciaron a ella. La razón fue que el proceso insurreccional permitió organizar consejos obreros, campesinos y de soldados, que al constituirse como organismos de poder donde se podía discutir libremente y tomar decisiones de carácter constitucional. Así la Asamblea Constituyente dejaba de ser un mecanismo progresivo y se convertía en un obstáculo. Con los consejos obreros como organismos de poder ya no era necesaria esa Constituyente. Para tomar el poder el Partido Bolchevique sintetizó el programa en tres palabras: paz, pan y tierra. Respondía a los problemas más sensibles y urgentes de la población y de los trabajadores.

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