¡Por la Unidad de los Conflictos: Preparemos por la Base el Paro Cívico Nacional!

¡Todos al encuentro nacional de organizaciones sindicales, sociales y políticas!

El 8 y 9 de julio se realizará en Bogotá un Encuentro Nacional de Organizaciones Sindicales, Sociales y Políticas. Convocado por el Comando Nacional Unitario, se plantea que su objetivo central es la preparación de un Paro Cívico Nacional para el segundo semestre de 2016.

Autor: Sebastián Marlés

Es fundamental que todos los sectores que estamos a favor de la lucha contra el gobierno de Santos y sus planes hagamos el máximo esfuerzo por participar en el encuentro, sobre todo los sectores que recientemente se han movilizado: magisterio, campesinos pobres, indígenas y estudiantes universitarios. Su presencia masiva en el Encuentro es la única que le puede imprimir un carácter de lucha y coordinación de los sectores en conflicto. De no ser así, la burocracia sindical y la izquierda reformista, que se ha plegado al plan de paz de Santos, lo convertirán en un evento burocrático más, impedirá que se discuta y apruebe un pliego alternativo y, sobre todo, que se concrete un plan de acción que prepare un verdadero Paro Cívico Nacional.

¿Luchar unidos para derrotar al gobierno o para concertar sus planes?

A raíz de la inconformidad populzr que empezó a manifestarse desde inicios de este año, la burocracia sindical tomó la iniciativa de reactivar el llamado Comando Nacional Unitario. Allí se acordó convocar un paro general el 17 de marzo; dicho paro no se concretó, pues fue convertido en “una jornada de protesta con figura de paro”. No obstante eso se realizaron movilizaciones multitudinarias en la mayoría de las ciudades importantes del país. Era la mejor prueba de que diversos sectores sociales necesitan con urgencia y están por la unidad de acción contra el gobierno de Santos. Pero para la burocracia sindical y la mayoría de la izquierda reformista el único objetivo era “descomprimir” el descontento social y sólo presionar al gobierno para que los llamara a concertar sus planes; al tiempo que ratifican su apoyo incondicional a la “paz santista” que se pacta en La Habana. Santos se ha negado a llamar a concertar y continúa adelante con sus planes, pero ha premiado la sumisión de la dirigencia con el nombramiento de Clara López como Ministra de Trabajo. Por esa vía quiere una tregua social mientras descarga la crisis económica sobre los hombros de la población más pobre.

Avanzan los planes de Santos y el imperialismo

Mientras la crisis golpea cada vez con más fuerza a los trabajadores y los sectores populares, Santos continúa adelante con sus planes. Los salarios siguen reduciéndose por el incremento del costo de la vida y las alzas de tarifas y servicios públicos. Se multiplican los despidos masivos por quiebras empresariales. Se aprueban privatizaciones como la de la ETB y se eliminan obstáculos normativos para la gran minería. Se prepara un reforma tributaria regresiva para cumplir con las exigencias del sector financiero. Pero esas son sólo las medidas coyunturales frente a la crisis, los planes de mediano y largo plazo acentuarán aún más las desigualdades sociales. Por ejemplo, todo el plan de reestructuración del agro, que tiene como fin poder sobreexplotar la tierra y depredar el subsuelo al servicio del gran capital nacional y transnacional, es la negación de una verdadera reforma agraria integral y la preservación del medio ambiente. Es todo lo contrario de lo que se anuncia como reformas progresivas producto de las negociaciones en La Habana.

Es la hora de luchar

Como los trabajadores, los sectores populares y juveniles urbanos, y las comunidades pobres de las zonas rurales sólo ven agravarse aceleradamente sus condiciones de vida, no pueden esperar los supuestos beneficios de la paz santista. Las organizaciones agrupadas en la Cumbre Agraria, Étnica, Campesina y Popular lanzaron un paro con bloqueo de vías desde el 30 de mayo. A este paro se sumaron sectores de las comunidades indígenas del Cauca. El 1º de junio, la Federación Colombiana de Educadores realizó un paro con movilizaciones a nivel nacional, reclamando el cumplimiento de acuerdos suscritos con el gobierno hace más de un año, en particular la solución al grave problema crónico de su servicio de salud. A estas protestas su sumó un sector de los camioneros, afectados por la crisis económica y los Tratados de Libre Comercio. Varias universidades públicas, como la Distrital también se encontraban en conflicto por problemas de financiación, defensa de la autonomía o rechazando el deterioro de la calidad de la formación profesional, como la reforma a las licenciaturas decretada por el gobierno.

En Bogotá se ha extendido el rechazo a la administración de Enrique Peñalosa, en particular su plan de privatizar la ETB –que de paso desfinancia a la Universidad Distrital-, el tratamiento represivo a los vendedores informales o la “solución final” a problemas sociales como el del Bronx, que no es más que la consecuencia inevitable de la barbarie a la que conduce el capitalismo a nuestra sociedad. Ya hay un movimiento político llamando a la revocatoria del Alcalde Mayor.

Se ha dado entonces una nueva convergencia de luchas que debería haber contado con el apoyo efectivo del Comando Nacional Unitario y el llamado inmediato a un paro nacional de solidaridad y un encuentro de emergencia de los sectores en conflicto para fortalecer la resistencia y generalizarla. No ha sido así. La burocracia sindical se ha limitado a comunicados de denuncia y a exigir al gobierno que propicie el diálogo. Santos en cambio respondió de manera tajante que no va a permitir “las vías de hecho”, o sea la lucha directa que afecte los intereses del empresariado, y ha reprimido violentamente la protesta, con varios muertos y decenas de detenidos y judicializados como resultado.

A preparar el Paro Cívico Nacional

Es evidente que con la actual dirigencia de los sindicatos, las organizaciones sociales y populares, los conflictos continuarán dispersos y cada sector social librará aislado su lucha contra los planes del gobierno y la patronal. El Encuentro del 8 y 9 de julio es una nueva oportunidad para emplazar a la dirección y obligarla a romper políticamente con el gobierno de Santos y enfrentar decididamente sus medidas antipopulares. Desde las bases de las organizaciones sociales debemos promover los encuentros locales y regionales que la dirigencia se ha negado a concretar. Debemos luchar por desbordar a la dirección y obligarla a adoptar un pliego que realmente unifique las demandas más urgentes de los trabajadores y los pobres, se defina un plan de acción que escale la movilización contra el gobierno y la patronal y se fije la fecha del Paro Cívico Nacional.

 

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