¡Por una Palestina única, laica democrática y no racista del rio al mar! ¡Derrota militar de Israel!

Declaración del Comité Central del PST sobre el genocidio en Palestina

A casi dos meses de iniciados los bombardeos de Israel a la Franja de Gaza, después del ataque de Hamas y el inicio de la incursión por tierra del ejército israelí, las cifras de muertes palestinas al momento de escribir esta declaración, es de por lo menos 14. 800 personas, la mayoría civiles, entre ellos 6 150 niños, 4 000 mujeres y 678 ancianos,​ a los que se suman más de 35 000 heridos y 6 800 desaparecidos, entre ellos 4 400 mujeres y niños,​ siendo las mujeres y los niños las principales víctimas de los ataques.​ La barbarie de la nueva contraofensiva de Israel en los más de 75 años que lleva de asedio permanente, expulsión, asesinato del pueblo palestino y expansión de los asentamientos ilegales judíos; ha sido calificada, incluso por algunas voces de gobiernos del mundo, como un verdadero genocidio y  violación del derecho internacional humanitario.

Cada vez queda más claro para  millones de trabajadores en el mundo, que este genocidio en curso, perpetrado por el ejército sionista de Israel con el apoyo explícito de EEUU y demás gobiernos imperialistas; por eso movilizaciones multitudinarias se desarrollan en los países imperialistas, en especial EEUU, Inglaterra, Francia, los demás países europeos los países árabes y Turquía y en menor medida en muchos otros países; en apoyo a la resistencia, que de manera heroica y desigual está desarrollando la población palestina de la Franja de Gaza, se han convertido en el centro de la lucha de clases mundial.

La situación hoy en Palestina, demuestra el colapso de los Acuerdos de Oslo cuyo centro era la propuesta de los dos estados. Hoy, 30 años después, muestran su verdadero carácter al desnudar cómo el Estado nazi-sionista de Israel, ha ido ocupando mediante métodos fascistas la mayoría del territorio palestino, arrinconando en una verdadera cárcel en la Franja de Gaza a más de dos millones de personas, hacinados y sin las más elementales condiciones de supervivencia. De la misma manera, somete bajo la autoridad de los colonos sionistas y bajo la autoridad de Israel a los otros tres millones de palestinos en un régimen de Apartheid; todos ellos obligados de manera cotidiana a las más degradantes vejaciones en una Cisjordania sin ninguna autonomía palestina. Cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo en 1993, había unos 110.000 colonos israelíes en Cisjordania y unos 140.000 en Jerusalén Este.  Hoy más de 700.000 israelíes viven en unos 300 asentamientos en los territorios palestinos de Cisjordania, 230.000 están en Jerusalén Este (Palestino) y otros 210.000 en Jerusalén occidental (Israel). El pueblo palestino ve hoy como ya no les queda territorio para un estado palestino y cómo estos acuerdos han sido un absoluto engaño de occidente y una traición de sus dirigentes que en aquel año los firmaron.

También recientemente, las negociaciones para el avance del reconocimiento de Israel en la región, llamados “Los acuerdos de Abraham” también están en crisis producto del levantamiento masivo de los pueblos de los países árabes, que dejan al descubierto la traición de esos estados ante el enemigo sionista con su reconocimiento y normalización de relaciones: Egipto ya lo había hecho en 1979 y Jordania en 1994. Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudan y Marruecos en 2020 al amparo de ellos.

El arrasamiento del pueblo palestino por décadas por parte del Estado sionista de Israel junto con la traición de la OLP primero y después de la Autoridad Palestina, es lo que llevó a Hamas a desencadenar la acción ofensiva de 07 de octubre ante la exigencia de la población de Gaza al grito de ¡BASTA!

La resistencia palestina, combinada con las grandes manifestaciones en los países árabes, en los países europeos, y en EEUU, está profundizando la crisis del orden mundial imperialista que ya venía golpeado con la guerra de invasión de Putin contra Ucrania.

La política de los gobiernos imperialistas y de todas las potencias regionales, incluso Turquía e Irán, es evitar que la Franja de Gaza sea el barril de pólvora que explote el Medio Oriente. Quieren contener incluso a Hezbollah y el conflicto en Cisjordania.

La verdad es que los sauditas, junto con otros regímenes árabes, aunque hagan declaraciones en contra del genocidio perpetrado por Israel, no están dispuestos a escalar el conflicto, enviando armas para la resistencia palestina, o permitiendo la apertura total de fronteras en Egipto, Jordania y Líbano.

La cuestión es si los gobiernos de los países árabes podrán contener la rabia intensa y creciente de sus poblaciones en la medida que avanza el genocidio en Gaza. El desgaste de su credibilidad puede generar caos dentro de los Estados árabes pues no se sabe hasta dónde la población va aceptar y permitir que Israel masacre al pueblo palestino.

Ya existen en el área fenómenos de sectores de la población dispuestos a cruzar las fronteras para sumarse a la resistencia militar contra Israel y acciones militares en Siria e Irán contra estructuras de EEUU.  Por ejemplo, más de 10.000 milicianos de diferentes tribus yemenitas están aproximándose a la frontera saudita camino a Palestina y piden al Reino de Arabia Saudita que permita su paso por tierra.

Desde el punto de vista de la resistencia dentro de Gaza, esta puede ser el Estalingrado de Israel. Hamas se preparó para una larga y prolongada guerra urbana en la Franja de Gaza y para contener el avance de Israel por el tiempo suficiente para forzar alguna concesión. El plan del Hamas es atrapar las fuerzas israelíes en combates de calle en calle dentro de Gaza, e infringir el máximo de bajas militares, para debilitar el apoyo público israelí en un conflicto prolongado.

Por su lado Benjamín Netanyahu y el gobierno de Israel prometen acabar con Hamas, y sólo aceptaron una corta tregua para intercambiar prisioneros, gracias a la presión de las movilizaciones de apoyo a Palestina y la presión interna por negociar la liberación de prisioneros israelíes. Su política estratégica es dominar totalmente Gaza y tener el control de la región.

El apoyo impresionante que está recibiendo la resistencia palestina, por sus dimensiones mundiales se equipara a las manifestaciones en contra la guerra de Vietnam, y exactamente por eso pueden causar una derrota del imperialismo.

Como lo demostró Vietnam, hay dos factores claves para que un pueblo oprimido logre derrotar a un ejército poderoso. Una resistencia interna decidida y apoyada por la población; y el otro, la movilización internacional solidaria de los trabajadores y las masas del mundo. Es posible derrotar a Israel, pero para ello, es imperiosa la ayuda humanitaria para que Gaza no perezca bajo el criminal asedio, pero también son necesarias las condiciones militares para enfrentar al sionismo con el envío de armas y combatientes para que la resistencia sea victoriosa.

El gobierno de Biden, presionado por las multitudinarias movilizaciones contra el genocidio ha intentado diferenciarse de Netanyahu diciendo que no comparte una ocupación después de la guerra, mientras Rusia se pronuncia por “Treguas humanitarias” y China, desde la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, ofrece “reducir la intensidad del conflicto en Medio Oriente y construir consensos”. Más allá de los matices, todos los imperialismos y los gobiernos de los países árabes están de acuerdo en evitar que estalle el Medio Oriente producto de la persistencia de la resistencia palestina y de la solidaridad de sus pueblos con su causa.

El gobierno colombiano de Gustavo Petro, desde el comienzo del conflicto ha asumido una postura diferenciada de la gran mayoría de gobiernos, al negarse a condenar los ataques de Hamas, ha cuestionado los ataques de Israel, mencionando además el rol de mercenarios sionistas en la conformación del paramilitarismo en Colombia, entre otras declaraciones. Este posicionamiento le ha costado el cuestionamiento del sionismo y de la burguesía colombiana, aliada tradicional de Israel. Esta postura, no se ha traducido en medidas realmente efectivas de apoyo a la resistencia palestina. Hasta ahora se ha limitado a las declaraciones, al envío de ayuda humanitaria, al llamado a consultas a la embajadora en Israel y a coadyuvar en la denuncia de Argelia a Benjamín Netanyahu por crímenes de Guerra ante la Corte Penal Internacional. Pero mantiene todas las relaciones comerciales y especialmente las militares, con las que se mantienen compras y negocios en el terreno militar hechos en el último año. Petro defiende y comparte la política imperialista de los dos Estados, y al servicio de esta estrategia pone su política de una conferencia de Paz para Palestina. Por ello, al tiempo que saludamos y reconocemos su negativa a condenar a Hamas y a respaldar el genocidio ejecutado por Israel, le exigimos que vaya más allá, rompa relaciones con Israel y asuma un apoyo efectivo a Palestina. En ese sentido denunciamos la inconsecuencia y los límites de su política.

En Colombia, si bien las movilizaciones no alcanzan la masividad de otros países, se ha constituido un Comité de Solidaridad con la causa palestina compuesto por activistas árabes, organizaciones políticas, independientes, etc. Reconocemos su rol en la convocatoria y centralización de las acciones de movilización más significativas realizadas en el país. Hacemos un llamado a todas las organizaciones sindicales y políticas de los trabajadores a organizaciones de derechos humanos, a sectores independientes y populares a redoblar esfuerzos para movilizar de manera masiva en las calles en apoyo a la resistencia del pueblo palestino, propiciando la más amplia unidad de acción.

Proponemos al movimiento de solidaridad una serie de consignas que en nuestra opinión son necesarias para el triunfo de la resistencia palestina sobre el imperialismo y el Estado sionista de Israel. Si bien en la actualidad es fundamental la solidaridad humanitaria expresada en ayuda en alimentos, medicamentos y bienes básicos, la actual ofensiva, incluso con treguas humanitarias sólo perpetuará la Nakba palestina. Estamos categóricamente por la derrota militar de Israel. Ella será posible si se toman una serie de medidas por parte de los gobiernos, empezando por los que han condenado el genocidio; exigimos al gobierno de Petro que, siguiendo el ejemplo de Bolivia rompa relaciones políticas, económicas y militares con el Estado de Israel. A los trabajadores de los países que mantienen acuerdos de venta de armas a Israel, para que se movilicen y bloqueen su envío como ya está sucediendo en Bélgica y España; el impulso de la campaña BDS; el llamado al envío de armas a Palestina planteando la necesidad del armamento, no solo a la resistencia sino a la población, exigiendo que esta sea reconocida en su derecho a defenderse, es decir, como fuerza beligerante.

Es necesario que levantemos la necesidad de constituir Brigadas Internacionalistas para luchar al lado del pueblo palestino. Estas exigencias deben ser planteadas en primer lugar a los Estados árabes, así como la apertura de fronteras y que enfrenten militarmente a Israel. Hacemos un llamado a los pueblos árabes a que exijan esto a sus gobiernos. En los países imperialistas que financian directamente al sionismo, extendemos un llamado a las direcciones sindicales y los trabajadores para que organicen la solidaridad, el boicot y presionen a sus gobiernos para detener este financiamiento y el apoyo a Israel.

Estamos por el legítimo derecho del pueblo palestino a tener una Palestina Única, Laica, Democrática y No Racista, del rio al mar, por el derecho a la vuelta de todos los expulsados, por el derecho de recuperar sus tierras y sus casas.

¡Por el triunfo de la resistencia palestina!

¡Fortalecer la movilización mundial! ¡Fortalecer la resistencia con el envío de armas!

El pueblo palestino tiene derecho a defenderse.

Por la derrota militar de Israel

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