Alto a la xenofobia y la sobreexplotación de los inmigrantes venezolanos

La crisis política y social que hoy vive el pueblo venezolano, es herencia de la crisis económica originada por la acumulación capitalista producida por la burguesía derechista y producto de un nacionalismo burgués que no resolvió las necesidades básicas de los trabajadores, capitalizada por Hugo Chávez con promesas

Autor: Freddy Ruiz

La política chavista fundada en la renta petrolera dio privilegios para una élite que se convirtió en la “boliburguesía”, y asistencialismo (Las misiones) para un sector importante de la población.

Ante la caída de los precios del petróleo, la ausencia de verdaderas medidas socialistas, la coexistencia con empresas multinacionales y la disminución de los beneficios asistenciales, se arreció una guerra económica en la cual la clase media comenzó a ver bajar su nivel de vida y el dinero ya no tenía la misma capacidad de compra. Por ejemplo, “antes se podía conseguir el bombillo de filamento a Bs. 20, y el ahorrador a Bs. 200. Pero en estos momentos los de filamento cuestan Bs. 600 y los ahorradores Bs. 3.500 o más. Es decir, una persona que gana sueldo mínimo, no puede pagar 3 bombillos ahorradores con un mes de salario. Y un solo bombillo de filamento cuesta más de lo que una familia paga por un mes de servicio eléctrico”.
 Situaciones como esta, junto con el desabastecimiento de alimentos y la falta de medicamentos desencadenaron un fenómeno social de migración en busca de mejores condiciones de vida, por lo cual a Colombia y en particular a la Costa Caribe han llegado centenas de miles de venezolanos.

 

Los capitalistas aprovechan para explotar a los venezolanos

La baja en el nivel de vida, la precarización laboral y la monumental inflación generaron una distorsión tal, que el salario para un profesional colombiano, pagado en un 50% menos a un venezolano, es aceptado con alegría y satisfacción por este.

Este hecho, junto con la condición de ilegales de muchísimos inmigrantes, es hoy el caldo de cultivo de la sobreexplotación y la discriminación por parte de los patronos, así como de la xenofobia en la disputa por los puestos de trabajo.

Ante la necesidad de subsistencia ellos aceptan las precarias condiciones y se someten a la sobreexplotación y al permanente chantaje patronal, tanto como al rechazo de trabajadores y nacionales colombianos.

Debemos recordar que históricamente existen lazos de familia entre colombianos y venezolanos, pues en la época de la bonanza de los bolívares, la migración se dio de Colombia hacia Venezuela. Hay entonces muchos colombianos con doble nacionalidad y venezolanos hijos de colombianos, muchos de los cuales regresan a Colombia a refugiarse de la crisis.

Más allá de lazos familiares, la solidaridad de clase y el internacionalismo exigen borrar las líneas fronterizas de las naciones y actuar en consecuencia para acoger a los hermanos venezolanos.

Los inmigrantes no necesitan de la caridad de filántropos y gobernantes oportunistas que siendo también responsables de la profundización de las brechas de las clases sociales, pretenden limpiar su conciencia con dádivas “humanitarias”. Los inmigrantes venezolanos necesitan todas las garantías para trabajar en igualdad de condiciones que los colombianos, entre otras una visa de trabajo que garantice la seguridad social, la organización sindical y todos los derechos laborales.

 

Nativa o extranjera, somos la misma clase obrera

Los trabajadores venezolanos y colombianos debemos ubicar al imperialismo norteamericano y europeo como enemigos comunes, lo mismo que a las burguesías nacionales de ambos países, y a los gobiernos demagogos. Las direcciones de las centrales obreras deben exigir garantías laborales para los venezolanos y tener una política para ayudarlos a organizar y sindicalizarlos. Los trabajadores de Venezuela y de Colombia somos de la misma clase y debemos ayudarnos buscando la más férrea unidad y organización independiente para construir un gobierno obrero y popular y un verdadero socialismo.

Como lo señalara el dirigente de la Revolución Rusa, León Trotsky, las fronteras nacionales son el mecanismo usado por la burguesía, de dominio de la conciencia de los trabajadores y de la población. Rechacemos la discriminación y la xenofobia, exijamos alto a la sobreexplotación. Nativa o extranjera, somos la misma clase obrera.

 

La crisis no empezó con Chávez

La crisis de Venezuela no empezó con Chávez. Inició a comienzos de los ‘80 con una crisis petrolera mundial que afectó a ese país. A eso se sumó la corrupción de sus gobernantes y las políticas neoliberales del gobierno de Carlos Andrés Pérez que entregó el país a los dictados del Fondo Monetario Internacional y a la banca imperialista. Estalló en febrero de 1989 con el caracazo, una insurrección del pueblo que abrió un proceso de inestabilidad política y obligó a la renuncia de Carlos Andrés Pérez a comienzos de 1993. En elecciones de 1994 asumió el gobierno Rafael Caldera, quien no solucionó la crisis porque le dio continuidad a las políticas de su antecesor, incluso con planes más agresivos contra la población trabajadora y desposeída.

Ante la ausencia de una dirección revolucionaria que canalizara el descontento, en las elecciones de 1998 ganó Hugo Chávez, un teniente coronel que había intentado dar un golpe militar en 1992, y por ello había sido encarcelado. Surgió como el salvador y generó mucha expectativa porque habló de socialismo y de expropiación a los ricos y corruptos. Económicamente su gobierno se vio favorecido por el nuevo boom petrolero, y con ello hizo asistencialismo y ganó base social, pero no expropió a los ricos y corruptos para distribuir la riqueza y cerrar la crisis. Por el contrario, su sector en el gobierno, se  repartió buena parte de la renta petrolera y se hizo burgués y corrupto. Entonces los venezolanos ya no tenían solo un sector burgués, el tradicional, sino uno nuevo, la llamada boliburguesía. La izquierda obnubilada por las promesas del socialismo del siglo XXI de Chávez, capituló a su gobierno y régimen, se integró, y desde entonces pasó a defender ese sector burgués. La izquierda mayoritaria a nivel internacional se sumó y se hizo chavista. Por eso hoy no hay una alternativa por la izquierda y la pugna se ha concentrado es entre los dos sectores burgueses. La burguesía tradicional, que generó la crisis en los ’80, hoy está canalizando el descontento y prometiendo cínicamente, sacar de la crisis a la población. Es decir, se han perdido casi 20 años, y la crisis está casi al mismo nivel de cuando se produjo el caracazo.

 

 

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