1 de Mayo, a 100 años de la Revolución de Octubre: Todos a las Calles

Hace 100 años, se estaba desarrollando en Rusia la Revolución de octubre, los trabajadores y los campesinos buscaban dar solución a los problemas más apremiantes. Necesitaban resolver el problema de la Primera Guerra Mundial que Rusia encabezaba contra Alemania; necesitaban resolver el problema del hambre, que era dramático por los gastos de la guerra y la desigualdad social, y necesitaban resolver la distribución de la tierra, porque la mayoría de sus 160 millones de habitantes eran campesinos pobres sin tierra.

Autor: Partido Socialista de los Trabajadores, abril 25 de 2017.

Por eso la consigna con la que el Partido Bolchevique de Lenin, ganó la confianza y cohesionó a las masas obreras, campesinas y a los soldados, fue, pan, paz y tierra.

Hoy, 100 años después, estamos conmemorando el día internacional de la clase obrera y debemos pensar cuáles son nuestros problemas apremiantes, a nivel nacional y a nivel internacional. Si en 1917 fue necesario pensar en la solución de los problemas sociales a nivel internacional expresados en la guerra, hoy, es aún más necesario hacerlo. Todo se ha globalizado:

La economía capitalista se consolidó como sistema mundial: la mayoría de la producción y los servicios no están bajo la propiedad de empresas nacionales, y menos estatales, sino de multinacionales; los sistemas de salud, de educación y el sistema de contratación laboral, entre otras cosas, se rigen por la ley de la ganancia, y obedecen, o están regidos por criterios y planes internacionales de los organismos económicos y políticos del imperialismo.

Mientras todo se concentra en manos del imperialismo, como expresión más desarrollada del capitalismo, los trabajadores retrocedemos: estamos divididos, hemos perdido la solidaridad, hemos perdido la jornada de 8 horas, hemos perdido la salud y educación públicas, trabajadores de países europeos que tenían muchas más conquistas, las están perdiendo.

Estas conquistas, como el subsidio al desempleo, las 8 horas de trabajo, la salud y educación a cargo del Estado, fueron producto del triunfo de la Revolución Rusa y del proceso político que se abrió con ese triunfo. Los capitalistas del resto del mundo, en cabeza de los gobiernos de los países imperialistas, se vieron obligados a conceder beneficios para que los trabajadores no los expropiaran como sucedió en Rusia en 1917. Hay un discurso muy famoso de Roosvelt, el presidente de los Estados Unidos, en el que promete salud, educación, trabajo, para sus habitantes, en el momento en que se desarrollaba el proceso de expropiación de Europa del Este finalizada la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de frenar ese proceso de expropiación. El Estado de bienestar fue un mecanismo de los capitalistas que decidieron dar algo para no perderlo todo. Para evitar la extensión de la revolución socialista.

En las décadas de los 80 y 90 se evidenció en Europa del Este, la pérdida de los Estados donde triunfó la Revolución Socialista y la restauración capitalista. Con esta restauración se perdieron las conquistas de la revolución. Era inevitable que los capitalistas trataran de quitarnos, las conquistas alcanzadas.

La conquista de las 8 de horas de trabajo, por la que murieron los mártires de Chicago el 1 de Mayo de 1886, se está perdiendo. La conquista que significó la revolución de octubre se perdió. La dirección revolucionaria que dirigió la revolución de Octubre fue liquidada. Esto ha tenido implicaciones muy profundas en la situación política internacional de la lucha de clases; en la correlación de fuerzas entre el capitalismo y los trabajadores, y en la crisis social.

 

¿En ese contexto, cómo vemos la situación política internacional hoy?

Lo que se conoce como la caída del socialismo a finales de los años 80 y comienzos de los 90 produjo un crecimiento de la economía mundial, evitando que la crisis que se había abierto en la década de los 70, terminara como la crisis de 1929, conocida como la gran depresión, y la crisis más profunda de la historia del capitalismo.

El imperialismo expropió y se benefició de la riqueza social que poseían los trabajadores de la tercera parte de la humanidad, de los países que se conocían como socialistas, y recuperó parcialmente la economía mundial con esa expropiación. Pero también aprovechó y comenzó a expropiar a los trabajadores de los países capitalistas privatizando las empresas administradas por el Estado y los servicios públicos, la salud y la educación.

Sin embargo, 20 años después, a finales de 2007, la crisis volvió a estallar. ¿Y cómo respondió el imperialismo? Definió expropiar todas las conquistas a los trabajadores; definió que los trabajadores pagábamos esa crisis. Pero eso ha tensionado la situación política de la lucha de clases: al tiempo que se implementan planes antiobreros y contrarrevolucionarios, la resistencia se hace presente. La situación de la lucha de clases tiende a polarizarse.

Ha habido oleadas de lucha de resistencia de las masas y de los trabajadores, como las de 2010 en Europa, seguidas por procesos de desviación hacia el pantano electoral y la democracia burguesa, como en Grecia. En Medio Oriente se produjeron revoluciones que terminaron en un pantano sin salida, y ha producido un fuerte desgaste de la lucha.

Ahora estamos en medio de una nueva ofensiva de los planes imperialistas, y de la represión, y el pistolero Trump está disparando sus bombas. Desafía a Rusia y a Corea del Norte en el terreno militar. Desafía políticamente a los países árabes y del medio oriente, con su política xenófoba anti inmigrantes.

Pero, hay importantes luchas de los trabajadores en el mundo como respuesta. Para destacar las huelgas y luchas en Brasil (huelga general el 28 de abril) y en Argentina. La expresión de indignación contra el parlamento en Paraguay, etcétera. También se tensionan las fuerzas de los sectores burgueses, expresándose en fuertes pugnas interiimperialistas e interburguesas.

La lucha de clases no para. La contrarrevolución imperialista ataca con medidas sociales y con agresiones militares y represión, pero los trabajadores y las masas resisten y salen a las calles.

En medio de esto, la propuesta de la izquierda mayoritaria, es las elecciones y la democracia burguesa, a pesar del rotundo fracaso de los gobiernos llamados alternativos, que han terminado en la bancarrota, aplicando juiciosamente los planes imperialistas y gobernando para la burguesía. El caso más reciente es el de Siriza en Grecia. Pero tenemos los de Brasil, Venezuela, Bolivia, Uruguay y Ecuador.

También se presentan pugnas al interior del imperialismo. El ascenso de Trump, al gobierno norteamericano, expresa el intento de dar una salida a la crisis de la economía mundial y la necesidad de lograr estabilidad política a nivel internacional. Porque sin estabilidad política no van a poder aplicar los planes y salir de la crisis económica.

Al contrario de lo que propone la izquierda mayoritaria, la salida que vemos y proponemos en forma inmediata es la movilización, la lucha en las calles, los paros, las huelgas, la solidaridad nacional e internacional y la unidad de la luchas; todo esto, en la perspectiva de volver a recuperar las conquistas, declarando la guerra a los capitalistas, impulsando la revolución socialista, expropiando a los capitalistas, colectivizando los medios de producción, y luchado por una nueva sociedad, sin explotados ni explotadores, sin la dictadura de la ganancia ni la acumulación de la riqueza en unos pocos, porque es inaceptable que mientras la mayoría de la población mundial cada vez se empobrece más, y sufre grandes penalidades, los multimillonarios como Luis Carlos Sarmiento Angulo, Carlos Slim, Bill Gates, etcétera, acumulan más y más riqueza, y otros surgen como grandes multimillonarios robándose los recursos públicos mediante la corrupción, Obredech, Refinería de Cartagena, y la mafia del cartel de la corrupción en Bogotá, son ejemplo de ello.

 

La situación de los trabajadores

Nosotros sabemos qué pasa cuando se pierde una dirección que lucha por los intereses de los trabajadores. Lo hemos vivido en concreto en sindicatos que ayudamos a construir, algunos de los dirigentes que eran luchadores consecuentes, no soportaron la presión de la patronal y terminaron capitulando y traicionando.

Ni que decir de la corrupción y las traiciones de los dirigentes de los grandes sindicatos como Fecode y las centrales obreras. Dirigentes sindicales burocratizados que impulsan la concertación con el patrón y ahora han pasado a la colaboración en la aplicación de sus políticas antiobreras.

Lo mismo sucedió con la revolución Rusa. Algunos de los que fueron dirigentes del Partido como Stalin, terminaron capitulando a las presiones de la burguesía y los sectores arribistas, y se burocratizaron. Luego Stalin liquidó hasta a sus aliados, y con ello el ala revolucionaria, finalmente sembrando la derrota y generando una dinámica que terminó con todas las conquistas.

Hay que entender que todo eso tiene que ver con la lucha de clases. Que hay que seguirla librando. No tenemos escapatoria. La revolución de Octubre sigue siendo vigente. Hay que volver a recorrer el camino hacia la revolución socialista. Desde luego, hoy en relativas mejores condiciones porque la economía y las comunicaciones se han globalizado, pero también en peores condiciones porque se ha retrocedido la dirección revolucionaria, y porque el imperialismo ha sofisticado sus mecanismos para dividirnos, dominarnos y derrotarnos.

En Colombia hay luchas, y luchas importantes. Están por ejemplo la lucha de las madres comunitarias y la de los trabajadores estatales con más de trecientos pliegos. Hay huelgas de los trabajadores de Salinas de Manaure, y para derrotarlos les han enviado un panfleto amenazándolos de muerte; están las luchas de los estudiantes de las universidades públicas de Bogotá, de los usuarios y trabajadores del sistema de transporte contra el alza en las tarifas, contra las condiciones laborales de los trabajadores y el mal servicio para los usuarios. Pero tenemos un problema muy grande. Las direcciones mayoritarias, tanto políticas como sindicales que dirigen y controlan los grandes sindicatos y las centrales obreras, están frenando la posibilidad de escalar la lucha, de unificarla y radicalizarla. Abortan toda posibilidad de ir a paros y huelgas como las que se están librando en Brasil y Argentina, quieren impedir que nos pongamos a tono con los trabajadores de esos países.

La razón de esa posición de las direcciones burocráticas, está relacionada con las negociaciones de paz, y junto con la guerrilla, tienen como política fortalecer su relación con el régimen, y su apoyo incluso al gobierno, a cambio de que les den participación política para ellos. No pelean por garantías y libertades democráticas para todos. Menos que menos por las reivindicaciones de las grandes masas de trabajadores y sectores populares. Que es lo que nosotros venimos proponiendo y exigiendo.

Se están preparando para las elecciones y ya se abrió el periodo electoral. Periodo en el que nosotros proponemos que los trabajadores no apoyen ni a los partidos y candidatos de los patronos, ni a los partidos y candidatos de quienes se han opuesto a centralizar la lucha en forma consecuente contra el gobierno y el régimen político.

Para las elecciones estamos discutiendo una propuesta que sea fundamentalmente de lucha por garantías políticas para todos y libertades democráticas, que incluya el derecho a la protesta, a presentar pliegos de peticiones y negociación, etcétera.

Vemos muy difícil poder presentar candidaturas de obreros, si no se cambia el régimen electoral. Pero el ideal es candidatizar a los mejores dirigentes de las luchas, eso sí, con un programa obrero. Queremos discutir con los trabajadores esta propuesta para que no terminen votando nuevamente por los enemigos de clase, y por candidatos que no representan nuestras luchas.

El Primero de Mayo, es un día en que la burguesía lo convierte en puente festivo. Eso dificulta la participación, pero hay que hacer todos los esfuerzos por participar.

Las direcciones van a tener como eje de su participación las consignas de la paz, que se traducirán en la política de concertación, de colaboración, de paz laboral, así al mismo tiempo agiten consignas de lucha social. Pero en la práctica se oponen a llamar al paro nacional. O si llaman lo hacen bajo la fórmula de “jornada nacional de protesta en forma de paro”, que es la genialidad que han concertado con Santos, desde el año pasado en una cena donde participaron las cúpulas de las centrales obreras. El 26 de abril tendremos una de esas jornadas de protesta.

Nosotros proponemos que marchemos tratando de hacer una columna que:

-Rechace la intervención militar imperialista y las agresiones a Siria, Afganistán y Corea

-Reivindique la solidaridad internacionalista con las luchas de trabajadores de Brasil, Argentina, Paraguay, Venezuela.

-Reivindique la lucha independiente, de los trabajadores, sin burgueses en sus filas y exija el paro nacional contra el gobierno Santos y su política de hambre

-Reivindique la unidad de los conflictos y denuncie a la burocracia Sindical gobiernista.

 

 

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