¿Más presupuesto para la educación?

Para el 2017, el ya raquítico presupuesto de la educación no aumentará a pesar de la propaganda gobiernista, y a pesar de que se exige aumento de cobertura y calidad a las instituciones. Esto es así porque el aumento del 6.3% que se anuncia en el presupuesto nacional es en realidad un ajuste a la inflación del 2016 que fue del 5,8%, sin tener en cuenta el aumento del costo de vida durante enero de 2017. Esto implica que no habrá ningún aumento real y sí una posible disminución. El rubro que más disminuirá será el de infraestructura lo cual es muy grave si tenemos en cuenta la situación de la mayoría de los campus, en los cuales no es raro encontrar grietas, pisos caídos o edificios inhabitables. La situación es tan grave que incluso los periodistas de la prensa burguesa se ven obligados a denunciarla, como el columnista de Semana Mario F Hurtado, quien dice: “Para 2017, el MEN solicitó $32,10 billones de pesos y se asignaron $31,20 billones, un billón menos, y además siguen faltando recursos para mejorar la infraestructura de la universidades públicas, incrementar los salarios docentes, llegar a la cobertura universal de libros de texto (…).”[1]

Autor: Ivonne  y Libertad

¿A dónde va el dinero?

Resulta que el poco presupuesto para educación ha ido pasando de un sistema de subsidio a la oferta a uno de subsidio a la demanda, al igual que pasó con la salud con la ley 100 de 1993.[2] El subsidio a la oferta -que es el dinero que gira directamente el Estado a las universidades- fue definido en la ley 30 de 1993, siendo actualizado conforme a la inflación anual, es decir, que en realidad no se hace ningún aumento al tiempo que si se exige aumento de calidad y cobertura. Los aumentos adicionales dependen de indicadores de desempeño, eso constituye un ciclo criminal de perpetuación de la desigualdad, dado que aquellas instituciones con pobres resultados a causa de muchas razones –entre ellas la pobreza de la región y de los propios estudiantes– son castigadas con menos presupuesto lo que impide cualquier posibilidad de mejora. Por otro lado los indicadores de desempeño del ministerio suelen ser de tipo económico, y no de desarrollo humano. Otra fuente de financiación a la oferta, es mediante lo recolectado por las estampillas, es decir que es un impuesto que paga la población.

Poco a poco durante los últimos años el financiamiento directo ha ido disminuyendo, y las universidades han sido obligadas a autofinanciarse mediante proyectos y prestación de servicios de extensión. Esta situación ha fomentado además el clientelismo y la corrupción internos.

 

El endeudamiento de los estudiantes y sus familias es una forma como el Estado dice que financia la educación, la deuda con el ICETEX pasó del 9 al 19% de los estudiantes. Icetex es conocido por sus intereses de usura, y es una de las mejores formas de transferencia de los recursos públicos al sector privado, dado que al financiar parte de la matrícula de un estudiante en universidad privada se le quita dinero a la universidad pública.

 

¿Ser Pilo Paga?

Esto mismo sucede con el engaño de “Ser Pilo Paga”, con el cual se financia a 10 mil estudiantes por año de los 480 mil egresados de bachillerato; la mayoría de estos estudiantes “eligen” universidades privadas a las cuales el gobierno les paga el valor comercial de la matrícula, por cada estudiante en los Andes, se podrían financiar 10 estudiantes en la Nacional, actualmente los beneficiarios ascienden a 40 mil y crecerán cada año. La situación es todavía más alarmante al conocer las predicciones de algunos estudiosos: “para el año 2018, los recursos girados al programa serán los mismos que reciben por transferencia las 32 universidades públicas nacionales y regionales” (Gómez y Asmar en Julián de Zubiría).

Esta situación empeorará con la reforma tributaria. Unos rubros que se recaudaban y estaban destinados a universidades públicas, ahora en el nuevo plan aparecen destinados a “educación”, eso quiere decir que de allí el gobierno puede enviar el dinero a ICETEX, Ser Pilo Paga e incluso a convenios con universidades privadas. “En consecuencia con el artículo 100 de la Reforma Tributaria abre la puerta para que el ICETEX se adueñe progresivamente de los recursos hasta tener su totalidad”, afirma Sara Abril en un artículo sobre Ser Pilo Paga.

Recientemente varios rectores de las IES públicas del país en un foro sobre sostenibilidad de la educación superior, concluyeron que el verdadero déficit del sistema sería de 15 billones de pesos, si se suma el rezago de infraestructura y lo que se necesitaría para realmente brindar una educación de calidad con la cobertura necesaria.

 

¿Y entonces?

Por todo lo anterior los estudiantes socialistas creemos que la única salida radical a esta crisis que se profundizará en el 2017, es la concreción de un Paro Nacional Universitario, donde tengamos la posibilidad de exigir, junto con docentes, trabajadores y padres de familia, que se reviertan todas estas políticas nocivas para la educación pública. Esto pasa por revertir la política de “subsidio a la demanda” de Ser Pilo Paga y que de inmediato los estudiantes y el dinero pasen las IES públicas, los pilos tienen todo el derecho de estudiar, pero aquellos con menos oportunidades también.

[1] http://www.semana.com/educacion/articulo/presupuesto-para-la-educacion-en-colombia/496078

[2]  Subsidio a la oferta es cuando el estado financia o gira directamente a sus propias instituciones el dinero necesario para atender a la población, por ejemplo directo a las universidades o directo a los hospitales que lo gastan según las necesidades, así el servicio lo reciben directamente los usuarios de las instituciones públicas. Subsidio a la demanda es cuando el estado financia o gira el dinero no por institución sino por cabeza o por persona; el dinero lo gira a la entidad que presta el servicio pero no importa si es pública o privada, incluso no importa si es buena o mala calidad, así funciona actualmente el sistema de salud. Y así es como empresas privadas se lucran del dinero público y las universidades públicas se ven más asfixiadas.

 

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