La salud en el Distrito: neoliberalismo y despidos arbitrarios

No es nuevo escuchar que la salud está en crisis, es evidente,  lo vivimos a diario cuando vamos a un servicio de urgencias o simplemente cuando buscamos un servicio de atención y resultan interminables las trabas, las filas y  la espera para lograr un resultado efectivo.

Autor: Sol Lucía. Trabajadora de un Hospital del Distrito.

La crisis es producto de cómo se concibe nuestro sistema de salud, un sistema al servicio del mercantilismo, el lucro y el negocio, que no piensa en la salud como un derecho fundamental. Un sistema hecho para que los intermediarios –EPS-  se enriquezcan a costa de negar servicios, no dar los tratamientos necesarios (medicamentos, exámenes de diagnóstico, entre otros) y no pagar las deudas con los prestadores y hospitales públicos.

Esta situación se ha agudizado tremendamente con el cambio del modelo de salud implementado por la administración de Peñalosa.

 En el mes de abril fusiona los 22 hospitales públicos en cuatro redes integradas de servicios de salud, con el pretexto de que los usuarios sean atendidos “integralmente” y se  mejore la remisión de los pacientes entre los distintos niveles de atención, pero a la postre lo que ha sucedido es otra cosa:

  • Se finalizó el contrato con una gran parte del servicio de ambulancias que operaba en la ciudad, lo que ha propiciado demoras que incluso han llevado a la muerte a personas que requieren con urgencia ser trasladadas a los diferentes centros asistenciales. La respuesta del secretario de salud ante esta situación es argumentar que la responsabilidad del servicio de ambulancias no le corresponde al Distrito sino a cada una de las EPS. Si así fuera, el Distrito tendría la obligación de vigilar que esto se cumpliera, no obstante no hay ningún tipo de rectoría, ni sanción de la Superintendencia de Salud frente al tema.
  • Se proyecta cerrar servicios de salud esenciales. En el caso del servicio de urgencias se tiene planeado contar con cuatro grandes centrales, una por red, es decir que por ejemplo en la subred integrada de servicios de salud suroccidente, que incluye los Hospitales de Kennedy, Fontibón, Sur, Bosa y Pablo VI Bosa y que cobija a las localidades de Fontibón, Bosa, Kennedy y Puente Aranda se contará con tan solo una central de urgencias, situación que claramente tendrá desenlaces fatales cómo los producidos por el cierre de contratos con las ambulancias.
  • Se han desmontado los programas de salud pública enfocados en la promoción y prevención, que pensaban que la salud es producto de una confluencia de causas no solamente las biológicas, y que creían que ésta debía ser la puerta de entrada al sistema. Esta apuesta que fortaleció de una forma consciente la llegada de un equipo multidisciplinario (médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, psicólogos, odontólogos, trabajadores sociales, nutricionistas, antropólogos, terapeutas, agentes de cambio, profesionales y gestores en salud ambiental) a las viviendas, los colegios, los espacios comunitarios, etc., y que permitió abordar la salud integralmente desde un marco más amplio y no verla cómo solamente enfermedad.
  • Se han despedido sistemáticamente a partir de febrero a cerca de 5000 trabajadores de salud pública en el Distrito, improvisando de una manera irresponsable en temas como la vigilancia sanitaria y epidemiológica que cumplen el importante papel de alertar a la ciudad sobre riesgos individuales y colectivos a través del monitoreo y seguimiento de los eventos de interés en salud pública, generando en los casos necesarios acciones de control que permitan  mitigar los impactos en salud.
  • Se violan cómo una perpetuación de la política de Estado de los últimos años todos los derechos de los trabajadores en salud en el Distrito promoviendo la falta de estabilidad laboral, los contratos por uno o dos meses por órdenes de prestación de servicios, pero en los que existe cumplimiento de horario,  cumplimiento de órdenes, y una evidente relación laboral, en funciones que hacen parte de la misión de las instituciones. Con honorarios ya despreciables y que con la nueva resolución 358, expedida en el mes de julio por la gerente de una de las subredes integradas de servicios de salud ­–Dra. Alexandra Rodríguez– intenta unificar por lo bajo, la remuneración para los empleados de los Hospitales de Bogotá, lo que en algunos casos implica una reducción del 19% en los honorarios percibidos por médicos, enfermeras, auxiliares y demás personal de la salud que en muchos casos llevan  años trabajando con este tipo de contratos.

Producto de esta situación se ha empezado a gestar un malestar general que poco a poco se ha ido  traduciendo  en movilizaciones tanto de trabajadores como de usuarios por la defensa legítima de sus derechos. Es necesario apoyar este tipo de iniciativas,  la salud es un tema que nos atañe a todos, debemos organizarnos, movilizarnos y luchar por nuestros derechos.

 

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