El “espectacular” juicio a Uribe es por delitos menores

El juicio a Uribe, que se presenta con mucha publicidad y está siendo televisado, es por delitos menores. Los grandes crímenes de los que ha sido acusado están quedando en la impunidad.

El proceso de acusación contra Uribe viene de 2012, cuando Iván Cepeda, en ese momento senador, al igual que Uribe, lo acusó de tener vínculos con grupos paramilitares y con organizaciones de narcotraficantes.

En 2020 la Corte Suprema de Justicia le dictó detención domiciliaria para evitar obstrucción a la justicia, pero de poco valió, solo duró dos meses “preso” en su hacienda; luego Uribe renunció al Senado para escapar de la Corte Suprema de Justicia y trasladar el caso a la justicia ordinaria, donde podía dilatar y maniobrar mejor, teniendo en cuenta que el fiscal general de la nación era Francisco Barbosa, del mismo bando, quien, a cambio de investigarlo, pidió preclusión del caso en dos ocasiones, pero dos juezas la negaron.

Después de 13 años, que se cumplen en octubre, el proceso precluye por vencimiento de términos. Ese ha sido el objetivo de Uribe y está a punto de lograrlo. Ya sabemos cómo es la justicia burguesa.

Mucho espectáculo para un juicio light

Uribe está siendo judicializado por los cargos de soborno a testigos en actuación penal y fraude procesal, es decir, por delitos menores, a pesar de que contra él se han hecho denuncias públicas por delitos que se consideran de lesa humanidad; por crímenes contra civiles con métodos de guerra civil. Uribe está involucrado en varias masacres, entre ellas la de La Granja, del 11 de junio de 1996 donde fueron asesinados 11 campesinos, y la masacre del Aro, el 22 de octubre de 1997, con 27 campesinos asesinados; también por la conformación de grupos paramilitares, y sobre ello está el caso de las cooperativas de paramilitares Convivir, que, incluso, las legalizó; otro cargo criminal, como presidente de Colombia y máximo jefe de las Fuerzas Militares, es el de las ejecuciones extrajudiciales (conocidas como falsos positivos) con 6.402 jóvenes de sectores populares, disfrazados de guerrilleros para luego ser asesinados; además, se ha denunciado por ser responsable de interceptaciones telefónicas ilegales y compra de congresistas para hacerse reelegir (yidispolítica). Por eso, ser procesado solo por soborno a testigos en actuación penal y fraude procesal configura un juicio light, que sirve para tapar los grandes crímenes mencionados, sin ser castigado.

¿Qué representa Uribe?

Uribe es un representante de la burguesía terrateniente, ganadera y narcotraficante. No es el único responsable de los crímenes que ha padecido la población. La existencia y accionar de los paramilitares no han sido solo responsabilidad de Uribe como persona. Estos grupos armados hacen a la tradición de la burguesía colombiana que ha constituido un régimen político con cara democrática, pero con métodos típicos de dictaduras militares. Los paramilitares fueron muy famosos en las décadas de los cuarenta, cincuenta y setenta, llamados pájaros; paramilitares creados por los terratenientes organizados en el Partido Conservador. Los de Uribe y compañía son de nueva generación, utilizados no solo por la burguesía agraria, también por los empresarios del sector industrial como Coca Cola, y la multinacional bananera Chiquita Brands, para asesinar dirigentes sindicales.

La burguesía terrateniente, ganadera y narcotraficante, así como las multinacionales del agro, bananeras y palmeras, han utilizado la estrategia del paramilitarismo como una fuerza armada criminal para despojar de la tierra al campesinado y del territorio a los pueblos indígenas, desplazándolos a los centros urbanos.

Exijamos juicio a Uribe por sus grandes crímenes

La pugna que ha existido entre la burguesía terrateniente y la burguesía industrial, la primera representada hoy por el uribismo y la segunda por el santismo, es limitada. Las dos fracciones burguesas se enfrentan, incluso asesinando a uno que otro representante, pero en el contexto de una unidad como facciones de la clase capitalista. La facción santista no se atreve a empujar para que Uribe sea judicializado por crímenes de “lesa humanidad”. Su enfrentamiento no llega hasta allá; este sector ha sido cómplice. Hay que recordar que en el periodo de los “falsos positivos” Santos era ministro de Defensa. Ir hasta el final en el juicio contra Uribe es peligroso para la burguesía porque se puede filtrar la lucha de los de abajo y exigir que los otros también sean castigados. Eso es desatar la lucha de clases. Por eso el juicio a Uribe es solo por guardar las apariencias y dejar de juzgarlo por los grandes crímenes cometidos.

Por todo lo anterior, las víctimas de los trabajadores y sectores populares, sí debemos exigir que Uribe sea judicializado por los delitos calificados de lesa humanidad. Además, los otros capitalistas que están involucrados en los grandes crímenes también deben pagar, pero no confiando en la justicia burguesa, sino en nuestra fuerza de la movilización. No serán los jueces institucionales los que garanticen la justicia; sino unos tribunales populares compuestos por las víctimas, pero respaldados por la movilización de la población.

Fernando Graco

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