Candidatos del reformismo: generando confianza al y en el régimen

En los últimos años, el Polo Democrático se había propuesto como un proceso de unidad de la izquierda reformista y como una alternativa de gobierno confiable para el régimen. El Gobierno de Uribe mantuvo la cohesión electoral entre los distintos sectores pero con el proceso de paz esta ‘unidad’ se rompió.

Autor: Antonio Romero

El Moir, en alianza con otros sectores, expulsó al Partido Comunista y se dio a la tarea de marginar a todos los que apoyaban el proceso de paz, dejando solo a los que tuvieran representación parlamentaria como los senadores Iván Cepeda y Alberto Castilla.

El otro marginado del Polo fue Gustavo Petro, quien se distancio desde el escándalo de corrupción de Samuel Moreno Rojas y construyó una disidencia llamada Movimiento Progresista que hoy asume el nombre de Colombia Humana.

Paradójicamente, el proceso de paz que podía significar la unidad de la izquierda reformista, ha causado dispersión: Clara López, quien fuera candidata de la “izquierda” en las elecciones pasadas, hoy es la fórmula vicepresidencial de uno de los partidos tradicionales de la burguesía, y el Moir de Jorge Robledo, que ha controlado el Polo Democrático, se convierte en socio menor de la alianza neoliberal contra la corrupción llamada Coalición Colombia.

Sergio Fajardo ¿candidato reformista?

La Coalición Colombia reúne sectores neoliberales que proponen luchar contra la corrupción como Sergio Fajardo, el Partido Verde y el Moir que en su distanciamiento de los procesos de paz han preferido apoyar una candidatura que ha manifestado su intención de aumentar la edad de pensiones y de continuar con la política educativa de Uribe y Santos.

Las 27 páginas del acuerdo son un documento inocuo, que eso si deja bien clara la defensa de la propiedad privada pero que no dice una sola letra acerca de una reforma laboral que devuelva a los trabajadores sus derechos o reformas que reviertan las privatizaciones, es solo un acuerdo contra la corrupción sin enfrentar el neoliberalismo. El matiz de izquierda reformista se lo da el Moir, que se ha convertido en un sector oportunista que hace cualquier alianza para mantener su curul, incluso con sectores de la derecha neoliberal como Fajardo, representante del empresariado antioqueño.

Timochenko ¿candidatura o sofisma de distracción?

El principal objetivo de la FARC es que el nuevo gobierno garantice la implementación del proceso de paz y son conscientes de su desprestigio político. Por eso no pueden adherir a ninguna candidatura y debieron lanzar una propia, así no tenga aceptación ni en sectores que apoyaron el proceso de paz.

Con un programa que se limita a implementar unos acuerdos que no significan nada en el proceso de transformación del régimen político, y sí por el contrario su integración incondicional al mismo, esta candidatura aparece aislada y su única garantía son las curules otorgadas de manera directa por los acuerdos de paz.

Las parlamentarias

A pesar de que las encuestas han favorecido a Gustavo Petro y a Sergio Fajardo, las elecciones parlamentarias medirán el pulso de estas candidaturas. La Coalición Colombia lleva dos listas: la de los Verdes que encabeza el neoliberal Antanas Mockus y la del Polo Democrático cuyos candidatos al parlamento no apoyan en su mayoría a Sergio Fajardo. Por otra parte está la lista de Petro que aparece con menos fuerza pero que puede ser impulsada por la consulta interna.

El riesgo que corre la izquierda reformista en este proceso electoral es que ninguna de sus listas –Polo Democrático y Colombia Humana– logre el umbral que estaría aproximadamente en medio millón de votos. Estos resultados podrían cambiar las condiciones hacia la última etapa de las elecciones presidenciales y abrir la posibilidad de nuevas alianzas.

La clase trabajadora y los pobres no están representados en ninguna de estas candidaturas. Ninguna de ellas representa una ruptura con los empresarios, con la burguesía, por el contrario proponen algunas reformas aclarando que no pondrán en riesgo sus inversiones y sus ganancias. Así que unos representan los intereses directos del capital y otros se postulan como los administradores de sus negocios con una cara más amable para lo cual prometen soltar una que otra migaja a los de abajo. A la clase obrera, a los asalariados y los pobres del campo y la ciudad solo nos queda votar en blanco.

Petro ¿a la izquierda?

Gustavo Petro aparece como el candidato de la izquierda en una consulta con Carlos Caicedo, que fue rector de la Universidad del Magdalena en los tiempos en que el paramilitarismo impuso su régimen de terror y más tarde fue alcalde de Santa Marta. Su lista parlamentaria reúne a sectores del Partido Comunista y de la Unión Patriótica y otros que apoyan el proceso de paz.

Su programa reformista es parecido al que presentó a la Alcaldía de Bogotá: un régimen de subsidios y alianzas público-privadas que no dejen ninguna duda de que está por reversar las privatizaciones para no asustar a la burguesía. Además propone una reforma al sistema de salud que consiste en eliminar a las EPS como intermediarios pero dejando ese derecho en manos del sector privado y luchar contra la corrupción, para lo cual ha promovido la llamada lista de los decentes al Congreso de la República.

Petro ha despertado cierto fervor en sectores populares que lo ven como un nuevo caudillo y ha ocupado la franja izquierda de las elecciones prometiendo reformas, pero al mismo tiempo intenta mantener la tranquilidad de la burguesía que hace propaganda en su contra asociándolo con el chavismo y el modelo de Venezuela. Lo cierto es que sectores como Petro y la llamada izquierda reformista han colocado como modelos a seguir a todos estos “proyectos alternativos” que en su momento lograron apoyo de masas como el Chavismo, el PT de Brasil, Bachelet en Chile, Morales en Bolivia, Syriza en Grecia y Correa en Ecuador. Por eso para ellos el enemigo de la clase trabajadora no es la burguesía y su sistema capitalista sino el modelo “neoliberal”.

 

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