Mujeres: ni Verdad, ni Justicia, ni Reparación, ni Garantías de no Repetición

Es necesario cuestionarse en el marco del conflicto armado, y de las negociaciones de paz que se desarrollan actualmente en la Habana, cuál ha sido la afectación de las mujeres, y como se está planteando su reparación en el marco del posconflicto.

Lo primero que hay que decir es que el machismo se ha exacerbado en las filas de todos los actores del conflicto como una réplica del sistema opresor que padece nuestro país, que se agudiza cada día más con la precarización del sistema laboral para las mujeres, los ataques físicos y psicológicos, la discriminación, reforzados por la ideología de propiedad que tienen los hombres sobre nuestros cuerpos.

Lo peor de la guerra recae sobre las mujeres

El cuerpo de las mujeres es permanente botín de guerra, durante la incursión de los grupos armados en los territorios las primeras “castigadas” ante los ojos de la comunidad y de su propia familia o de los grupos armados han sido las esposas, hijas, madres, hermanas, para denigrar en lo más profundo al “enemigo”. Las mujeres han sido obligadas a prostituirse para los grupos armados dominantes en los territorios, fueron y son esclavizadas, vulneradas sexualmente como se ha narrado en diversos testimonios de valientes mujeres que nos han permitido conocer los horrores de la guerra. Los actores del conflicto armado en Colombia organizaron grandes redes de trata de niñas y mujeres obteniendo enormes rentas de ellas.

Muchos hombres, adolescentes y niños han sido reclutados para los grupos armados, y otros fueron asesinados, por lo que en su mayoría las mujeres quedan a cargo de la familia, con siendo despojadas de sus territorios, desplazamientos y desarraigo en ciudades donde padecen la miseria y la discriminación.

La violencia contra las mujeres en el marco del conflicto armado

Los grupos de mujeres que recopilan y analizan datos sobre violencia sexual relacionada con el conflicto, coinciden con las conclusiones de la Corte Constitucional de Colombia de que se trata de un crimen perpetrado por todos los actores armados y que es ‘una práctica habitual, extensa, sistemática e invisible’. Una encuesta llevada a cabo por las organizaciones de mujeres que abarca un período de nueve años (2000-2009) estima que 12.809 mujeres fueron víctimas de violación relacionada al conflicto, 1.575 mujeres han sido obligadas a ejercer la prostitución, 4.415 han tenido embarazos forzados y 1.810 han tenido abortos forzados.

Los territorios negros

Es también el caso de las comunidades afrodescendientes, en donde territorios como el Pacífico chocoano, sufren una afectación amplia por la minería ilegal, la explotación de las multinacionales en los territorios, y la disputa de narcotraficantes, paramilitares, ejercito e insurgencia, donde la población civil queda en medio del conflicto. Desde 1997 hasta 2009 fueron desplazados 286.835 afros en el país, cifra que equivale al 8,4% del total nacional. Absalom Machado, director del Informe de Desarrollo Humano del PNUD, señala que el número sigue creciendo debido a que el conflicto se ha intensificado en sus zonas, con un agravante adicional: comparados con los campesinos, a los desplazados afros se les dificulta más acceder a las ayudas en las ciudades.

Según el Auto 092 de 2008, las mujeres están expuestas en el marco del conflicto armado a diez (10) riesgos de género que han sido identificados por La Corte Constitucional en el marco del conflicto armado colombiano:

(i)  violencia sexual, explotación sexual o abuso sexual

(ii)  explotación o esclavización para ejercer labores domésticas y roles considerados femeninos en una sociedad con rasgos patriarcales, por parte de los actores armados ilegales

(iii) reclutamiento forzado de sus hijos e hijas por los actores armados al margen de la ley

(iv)  contacto o de las relaciones familiares o personales -voluntarias, accidentales o presuntas- con los integrantes de alguno de los grupos armados ilegales, o fuerza pública

(v)   pertenencia a organizaciones sociales, comunitarias o políticas de mujeres, o de sus labores de liderazgo y promoción de los derechos humanos

(vi) persecución y asesinato por las estrategias de control coercitivo; (vii) asesinato o desaparición de su proveedor económico o por la desintegración de sus grupos familiares y de sus redes de apoyo material y social

(vii) despojo de sus tierras y su patrimonio con mayor facilidad por los actores armados ilegales

(viii)condición de discriminación y vulnerabilidad acentuada de las mujeres indígenas y afrodescendientes

(ix) pérdida o ausencia de su compañero o proveedor económico durante el proceso de desplazamiento.

¿Reparación efectiva para las mujeres?

¿Cómo alcanzar la reparación integral para las mujeres, sobre los principios de verdad, justicia y reparación integral que han constituido la voz de las víctimas, si no existe el mínimo marco legal que la garantice, a pesar de los diversos esfuerzos de organizaciones de mujeres en los diálogos de la Habana?

En los tribunales de justicia y paz, los exjefes paramilitares no han confesado verdades relevantes que de alguna manera permitan iniciar con uno de los principios más importantes para la reparación: “ la verdad”  por ende no hay mayor despliegue judicial en los delitos de violencia sexual, tráfico de personas, etc… en ese fatídico escenario lo que reina es la impunidad permanente, y el hecho que se conserve la ideología machista en las mesas de negociación donde delitos de lesa humanidad para miles de mujeres quedarán impunes.

En un segundo escenario como el que viene con la negociación con la insurgencia, las recomendaciones de la Corte Constitucional se convierten en letra muerta, porque no existe voluntad política para la reparación de las víctimas con enfoque diferencial (mujeres, adulto mayor, madres cabeza de familia, comunidades indígenas y afrodescendientes).

Dos análisis legales

Los beneficios que otorga la ley de víctimas (1448 de 2011) como la indemnización administrativa, no son efectivos dado que la víctima se ve avocada a una tramitología que solo acelera la re-victimización, y es peor en el caso de las mujeres porque los aparatos judiciales no manejan los enfoques diferenciales, y mucho menos para víctimas mujeres del conflicto armado, que en su mayoría han padecido violencia sexual.

La ley de tierras no se diferencia, el conflicto armado destruyó en gran medida la economía campesina,  los logros que podrían esperarse del posconflicto como que las víctimas retornen a sus territorios, sean compensadas por sus predios o sean reubicadas no se ven cerca, y menos en el caso de las mujeres dado que los niveles de discriminación se agudizan en las poblaciones campesinas , las mujeres de manera legal no tienen acceso a la propiedad, ni documentos o herencias que la certifiquen por lo que los procesos de pertenencia y titulación están siento negados para las mujeres, y priorizados a los hombres “cabeza de hogar”.

El principio de “no repetición” no se garantizará

…teniendo en cuenta que los actores armados retornaran al control de los territorios, puede que ya no sea en forma de guerrilla o paramilitares, pero sí de bandas de delincuencia común y fuerza pública, o cualquier otro nombre, aliados con grandes redes de narcotráfico, trata de personas etc… afectando principalmente a las mujeres por  todas las condiciones anteriormente expuestas.

No habrá paz para las mujeres campesinas ni trabajadoras

Si en Colombia no se prioriza la reparación real para las víctimas, no podrá existir escenario alguno de paz en los territorios, que es donde se vivirá el posconflicto. La verdadera paz sería un escenario donde no solamente se garantice la dejación de las armas, sino la real reparación para los trabajadores, trabajadoras y la superación de las condiciones de explotación.

La realidad de las mujeres en el marco del conflicto armado, no se escapa de la discriminación que padecemos las mujeres – en especial las más pobres- en todos los territorios urbanos y rurales:  la violencia doméstica y sexual, la reducción del salario que es un 20% menor para las mujeres, se incrementan en la medida en que el capitalismo se fortalece y se apoya en el machismo.

Compañeras: unidad, organización y lucha por todas nuestras hermanas, estudiantes, trabajadoras, negras, indígenas, amas de casa, raizales, lesbianas, transgeneristas, campesinas…

Por Katy

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