Contra los planes de Duque y el asesinato de luchadores sociales: ¡Votar en Blanco!

Ad portas de las elecciones regionales, a los trabajadores y la izquierda revolucionaria no nos ha quedado más alternativa que llamar a votar en blanco. Las centrales obreras y los grandes sindicatos del país, como Fecode y la USO, no estuvieron a la altura de las necesidades y expectativas de sus afiliados y fueron incapaces de levantar una política de independencia de clase frente a los partidos de los capitalistas y el gobierno, dejando a los trabajadores desarmados políticamente.

Autor: Comité Ejecutivo PST

Ad portas de las elecciones regionales, a los trabajadores y la izquierda revolucionaria no nos ha quedado más alternativa que llamar a votar en blanco. Las centrales obreras y los grandes sindicatos del país, como Fecode y la USO, no estuvieron a la altura de las necesidades y expectativas de sus afiliados y fueron incapaces de levantar una política de independencia de clase frente a los partidos de los capitalistas y el gobierno, dejando a los trabajadores desarmados políticamente.

De igual manera, los partidos reformistas como el Polo Democrático y Colombia Humana – UP, prefirieron embarcarse en una disputa clientelista –entre ellos y con el Partido Verde– a ceder en sus apetitos burocráticos. Mientras tanto la burguesía, por encima de sus enfrentamientos superestructurales alrededor de la implementación de los acuerdos de paz con las Farc, hace acuerdos, abiertos o tácitos, para asegurarse el control de las alcaldías y las gobernaciones de las principales ciudades y departamentos. Saben que ese control les garantiza el saqueo de los recursos públicos regionales de la salud y la educación a través de los contratos y, de paso, el combustible para las maquinarias electorales a usar en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales.

La burguesía extrajo las conclusiones políticas de la pasada campaña presidencial en la que el reformismo, con Petro a la cabeza, se alzó con casi nueve millones de votos dándoles un susto electoral que no sufrían desde el de 1970, con Rojas y la Anapo. Con las diferencias impuestas por los apetitos personales, en casi todas las regiones del país el panorama es bastante similar: los burgueses se juntan, y los reformistas y la burocracia sindical y política que controla las organizaciones de los trabajadores los dividen sin justificación política posible.

Elecciones sin garantías

En Colombia, al régimen electoral anti-democrático se suma la falta de garantías a la vida de quienes participan en las elecciones. Los llamados candidatos alternativos ante las normas electorales restrictivas buscan cualquier aval, pensando erradamente que están “usando” a esos partidos para obtener su curul, cuando la realidad es que ellos son los usados.

Pero por si fuera poco obstáculo el sistema electoral y la obtención del aval, un candidato que represente alguna lucha social, sindical o comunal, tiene un problema mucho mayor: arriesga su vida y la de su familia. Según la Revista Semana desde que inició la contienda electoral, han sido asesinados siete candidatos, y 46 han sido amenazados. 82 personas habrían sido asesinadas desde el inicio de la campaña por razones políticas.

Petro y la dirigente de Ríos Vivos Cristina Zuleta, han propuesto se suspendan las elecciones en los municipios donde han asesinado candidatos. Nosotros pensamos que habría que suspenderlas en todo el país hasta que no paren los asesinatos, no solo de candidatos, sino todos los asesinatos selectivos y hasta que no se investigue y se capture a los responsables. Entre tanto no suceda esto creemos que todos los partidos que se dicen alternativos deben retirar inmediatamente sus candidatos y llamar a votar en blanco.

Y los planes de Duque continúan

La consecuencia económica y social de tal escenario político es que los planes de sobreexplotación del gobierno y los parlamentarios se aplican, sin que los trabajadores puedan ofrecer resistencia, lo que hace más crítica la situación de pobreza que se acentúa con cada paso que da la crisis económica que asoma, y sin que puedan expresar su descontento en las urnas, lo que hace más dramática su orfandad política.

El aumento del desempleo y de la desigualdad social, la crisis de la salud y la educación, el desastre ambiental producto del extractivismo como alternativa económica, la deplorable situación del millón y medio de hermanos venezolanos que han emigrado tratando de escapar del desastre provocado por la boliburguesía chavista, el desmedido aumento de las ganancias de los grupos agrarios, industriales y financieros y el desangre de las organizaciones populares por las centenas de asesinatos impunes están llevando a los trabajadores al límite de su capacidad de aguante.

La necesidad de organizarse y de definir un programa y un plan de acción crecen con cada día que pasa. Pero está visto que con las actuales direcciones políticas y sociales –que están completamente adaptadas al régimen antidemocrático colombiano– es imposible enfrentar al gobierno y a los insaciables capitalistas nacionales e imperialistas. Por eso tenemos que iniciar la terea de recomponer nuestras organizaciones gremiales, cambiar a las direcciones conciliadoras y corruptas y empezar a concretar un frente obrero y popular que sea capaz de frenar los planes de sobreexplotación, detener los asesinatos de nuestros dirigentes y de retomar el camino de la lucha por imponer una sociedad sin explotadores ni explotados, una sociedad socialista. El primer paso podemos darlo, juntándonos todos los que estemos convencidos de que ninguno de los actuales candidatos a concejos, alcaldías, gobernaciones y asambleas nos representa y que, en consecuencia, debemos hacer la más amplia campaña por el voto en blanco.

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