Plan Nacional de Desarrollo: ‘Formalizar’ la miseria

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) titulado “pacto por Colombia, Pacto por la equidad”, condensa las posiciones defendidas por el uribismo y tiene el objetivo de profundizar las políticas sociales aprobadas en los dos gobiernos de Uribe y continuadas por los gobiernos posteriores.

Autor: RC

Su lógica se basa en el siguiente razonamiento: “legalidad más emprendimiento igual a equidad”, slogan que se parece mucho al de “Mano tendida y corazón grande” que acompañó la “Seguridad democrática” de Uribe, ahora bautizada por Duque como “El que la hace la paga”. Esta es la legalidad a la que se refiere, junto con la condena a las “vías de hecho”, es decir penalizar la protesta social y las consecuencias sociales de la pobreza.

Para los trabajadores es fundamental comprender las graves consecuencias que el PND tendrá en un mercado laboral que cada día ofrece menos. El gobierno dice que con el PND va a generar 1,6 millones de nuevos empleos y que reducirá la informalidad laboral en el 50%. Sin embargo las “buenas intenciones” no tienen un sustento en medidas concretas. Por el contrario, lo que pretende es formalizar la miseria de los millones que viven en la informalidad laboral.

La economía colombiana seguirá siendo extractivista como fuente principal, es decir basada en el petróleo y la minería, lo que no genera mucho empleo. La inversión en fábricas y en industrias nuevas no es el eje del PND, lo que prima es la proliferación de centros comerciales por un lado y las ventas ambulantes masivas por otro. El PND no se propone modificar esta realidad, por el contrario agotará nuestras tierras y aguas con la utilización de fracking para extraer el petróleo y reducirá la productividad del campo con la fumigación de glifosato.

Para los empresarios, banqueros, terratenientes nacionales e imperialistas, fuerzas armadas, burocracia estatal y política, mantiene intactos sus privilegios y prebendas, amplía las exenciones tributarias y tienen toda la legislación a su favor para apropiarse legalmente del gasto público. La corrupción que ha quedado intacta en este gobierno, no solo se mantiene sino que se ha profundizado. Este gobierno, en contravía con lo que afirma, mantuvo en manos de los caciques regionales del Congreso el 20% del Presupuesto General de la Nación.

Mientras el Estado siga recaudando impuestos por la vía de exprimir a los trabajadores para darles los recursos como incentivos a los empresarios, llamados eufemísticamente “emprendedores”, la corrupción seguirá siendo un botín que justifica los más tenebrosos métodos de apropiación. Una explicación la encontramos en el hecho de que la torta para repartirse entre los de arriba ha crecido del 9% del PIB en recaudo de impuestos en los años 70, al 26,1 % del PIB para el 2019. Ya en la llamada ley de financiamiento que es realmente otra reforma tributaria, Duque y Carrasquilla, pretendían aumentar el IVA a los escasos ingresos de la clase trabajadora y de los pequeños negocios. No pudo imponer el IVA como le hubiese gustado, pero sí exoneró de impuestos por 10 años a los “emprendedores” y mantuvo la rebaja impositiva para los grandes empresarios nacionales y los dueños de las transnacionales. Ahora con su PND pretende redistribuir la miseria para los de abajo.

“Equidad” es igual a demagogia neoliberal

La contrarreforma educativa que viene en curso desde el gobierno Pastrana, la contrarreforma laboral iniciada al amparo de la Constitución del 91 y las leyes de la llamada Apertura Económica, así como la ley 100 sobre salud y pensiones, siguen su nefasto curso con medidas en contra de los trabajadores y los pobres, para favorecer a los empresarios y a los ricos.

El PND desfinancia la educación pública y le da más cabida a la inversión privada a través de las Asociaciones Público Privadas (APP) mediante un modelo de escuela correspondiente con las necesidades del mercado, fortaleciendo la educación como negocio de particulares. En lugar de aumentar el presupuesto para la educación pública, saca recursos del Estado para financiar a estudiantes de bajos recursos en universidades y colegios privados, a cuyos dueños paga millonarias sumas.

El PND contempla una contrarreforma laboral que condena a los jóvenes trabajadores a la contratación temporal, supuestamente con el argumento de bajar los índices de desempleo entre los 18 y los 28 años. La realidad es que a las nuevas generaciones de trabajadores se les ha eliminado el derecho a la estabilidad laboral. A los trabajadores independientes de salario mínimo, muchos de ellos jóvenes, si quieren formalizarse, les quitan el 30% del ingreso mensual para prestaciones de salud y pensión.

¿Contrarreforma pensional anticipada?

Se anuncia que para final de año el gobierno estará presentando una nueva reforma pensional. Sin embargo parece que el PND ya anticipa su catadura. El futuro que los capitalistas quieren para la clase trabajadora es acabar con los regímenes pensionales solidarios de prima media, para que queden en los Fondos privados de pensiones o con lo que llaman los beneficios económicos periódicos (BEPS), para trabajadores con ingresos inferiores al mínimo que evidentemente no pueden estar en Colpensiones.

El artículo 117 del PND propone que en el evento en que los afiliados al Sistema General de Pensiones no alcancen la pensión mínima, sus ahorros pasen como recursos al mecanismo de los Beneficios Económicos Periódicos para el reconocimiento de una anualidad si el afiliado no reclama su ahorro dentro de los 10 días hábiles siguientes a la notificación. La senadora Lozano denuncia que el millón de afiliados de las BEPS reciben un promedio mensual de 40.000 pesos. Esto es formalizar la miseria, dado que la población económicamente activa asciende a 22,7 millones de los cuales dos tercios son informales, solo una tercera parte tiene un empleo estable. ¿Quién maneja los ahorros de estos millones de trabajadores? Pues los Fondos Privados de Pensiones creados por Uribe con la ley 100, el negocio del siglo para el sector financiero. De manera que no nos queda de otra que la movilización para derrotar sus políticas.

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