La rosa roja y la declaración de Iván Márquez

El dirigente de la FARC, Iván Márquez, aprovechó su mensaje a la Conferencia Rosa Luxemburgo desarrollada en Berlín, para exteriorizar su descontento con las condiciones en que está la implementación de los acuerdos de paz, firmados en 2016. Evoca la figura de la líder revolucionaria a quien llama “la rosa roja”, al parecer en un intento por adoptar un modelo para la acción política, en estos momentos de desconcierto para su partido. Debemos decir que sus esfuerzos por alcanzar la altura de Luxemburgo son vanos.

Autor: A.R.

Socialismo y lucha por el poder

Márquez cree ver en Rosa Luxemburgo una revolucionaria vertical contra el capitalismo, que conoce la herramienta teórica apropiada: el socialismo. Sin embargo lo que nos muestra la realidad, es que la mayoría de organizaciones de izquierda incluida la corriente política de Márquez, tienen una falsa comprensión de la confrontación al capitalismo, de tal manera que en la práctica éste nunca pueda ser abolido. Bajo esa perspectiva, lo que se busca es darle nuevo aire a ese sistema explotador y hacerlo “sostenible”. En cuanto al pensamiento socialista tampoco puede decirse que Márquez siga a Luxemburgo. Los elementos programáticos de las FARC y de la FARC no pasan ni han pasado de ser fórmulas doctrinales de liberalismo e incluso de neoliberalismo. Márquez nos quiere hacer creer que al igual que la “rosa roja”, él también está contra “los reformistas que se conforman con poco” y no están dispuestos a la toma del poder. Sin embargo, lo que ha mostrado la Farc es un interés acentuado hacia la actividad parlamentaria, donde según el mismo Márquez se atascan los sueños socialistas. Podemos afirmar rotundamente que el llamado a la revolución socialista y a la construcción de un gobierno de los trabajadores en Colombia, es algo ajeno al ideario del partido Farc.

Otro aspecto que Luxemburgo practicaba era la crítica constructiva. Si Márquez quisiera seguir su ejemplo, debería empezar con la más importante crítica, revisar el método del accionar guerrillero que usaron por años, un método separado de las masas, frecuentemente ocasionando la represión del Estado contra el pueblo desarmado. Reconocer las muertes y secuestros originados por la propia guerrilla contra campesinos pobres, empleados y trabajadores, cosas que de todas formas no lograron llevarlos al poder. Admitir que su estrategia guerrillera fracasó y decirlo públicamente.

La subjetividad: el partido

Contra la idea de que las crisis del capitalismo y su barbarie pudieran llevar al socialismo inevitablemente, Luxemburgo afirmaba la necesidad de la lucha y la movilización. No cabe esperar pasivamente el progreso lineal de las fuerzas productivas hasta el socialismo, así como no es posible tampoco evadir la subjetividad histórica y la lucha de clases. Lo cierto para el marxismo revolucionario es que esa subjetividad histórica resulta vaga si no se condensa en el partido de la revolución como lo entendieron los bolcheviques. Mientras que Márquez no menciona la importancia del partido, para nosotros su ausencia (la del partido revolucionario) es la principal traba para la revolución.

Lucha de masas contra el bloque burguesía-reformismo

Sea como fuere, si Márquez y los ex-guerrilleros deciden transitar el camino hacia el socialismo, tendrán que tomar partido: o la lucha con el movimiento de masas y la clase obrera a la cabeza, o colocarse a la cola del bloque reaccionario que viene consolidándose en Colombia entre la burguesía y las fuerzas del reformismo, con el apoyo obvio del imperialismo. Dicho bloque se ha movilizado al unísono contra “el terrorismo” en un acto donde se oculta quiénes son los verdaderos enemigos del pueblo, quiénes son los que ordenan el terrorismo de Estado. Los vacíos y errores en que incurrieron los dirigentes de la Farc en los acuerdos de paz, entregando mucho más que las armas, permitieron la manipulación de gobierno y burguesía, quienes facilitaron y favorecieron, los asesinatos de reinsertados y de dirigentes de masas. La única forma de “recomponer las cosas” es mediante la organización independiente, la movilización y el paro nacional. La lección por aprender es que el gobierno de Duque no va a entregar nada a la Farc para su actividad política legal, como tampoco hará concesiones al ELN, menos ahora con el torpe atentado cometido en la Escuela de Cadetes de la Policía. Los militantes de la Farc y del ELN, tendrán que comprender que sólo con la fuerza, pero la de las masas movilizadas, se pueden imponer condiciones para su labor partidista. De ser así, estas estarían dispuestas a apoyar la seguridad física y jurídica de los ex combatientes, y a exigir condiciones democráticas para la reinserción.

El gobierno tiene la firme determinación de acabar políticamente con ambas organizaciones, comenzando porque el ELN acepte los puntos a los que ya la Farc había accedido. Del atentado en cuestión hay que decir que no solo cuentan los responsables materiales e intelectuales, sino también los que abrieron la posibilidad de que ocurriera el acto. El gobierno de Duque dio el pretexto con su lentitud y reticencia para asumir los diálogos con el ELN y éste ha entendido que debe continuar con sus actos de guerra. ¿Cambiará de actitud Duque? Las órdenes de captura y el pedido al gobierno cubano desconociendo el protocolo firmado con Santos, parecen indicar que no.

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