Duque ante la ONU: El discípulo obediente presenta sus credenciales

El 24 de septiembre, por primera vez como presidente, Duque se dirigió ante la asamblea de la ONU en N. York, en un discurso en el que ratificó ante el mundo, pero sobre todo ante Trump y el imperialismo norteamericano, su política económica, antidrogas y anticorrupción, en el marco del llamado proceso de paz. ¿Cómo podemos leer este discurso desde el punto de vista de los trabajadores?

Autor: Freddy Ruiz Ayala

El crecimiento económico del país, más pobreza para más personas.

Duque presentó a Colombia como un país que ha mantenido el crecimiento económico “a pesar de algunas volatilidades regionales” aumentando su clase media (30% según la ONU) en un proceso de acomodación a los retos de la globalización, con una población muy laboriosa, es decir un país en el que las empresas multinacionales pueden invertir con confianza.

Por un lado pareciera que la crisis económica mundial no nos toca y por otro, que las contrarreformas laborales, la tercerización y el ataque a las conquistas laborales, salariales y prestacionales de los trabajadores, le han dado resultado en la recuperación económica. Es decir que esta “recuperación” ha salido de los bolsillos de los trabajadores y sus familias.

El presidente presenta al país como de gran diversidad biológica y cultural, no para buscar cómo conservarla, sino para ofrecer los recursos naturales para ser explotados, “de manera sostenible”, agregándole el ofrecimiento de un país con institucionalidad democrática y legal, es decir con vigilancia de las fuerzas armadas.

Entre tanto los campesinos pobres siguen buscando posibilidades de subsistencia, apoyo estatal y tierra para cultivar alimentos, encontrándose solo con los proyectos de monocultivo extensivo al servicio de la agroindustria multinacional y con el despojo de la tierra.

Es contradictorio por un lado loar la biodiversidad y su importancia, y por el otro impulsar el Fracking para la extracción de petróleo, poniendo en riesgo la biodiversidad y la existencia del agua. Su discurso es la publicidad para ofrecer los recursos naturales al mejor postor.

La paz del gobierno, es muerte para los líderes y represión a la movilización.

La cacareadas democracia y la institucionalidad, en el marco de una “paz construida con el imperio de la ley”, lo que ha dejado desde la firma de los acuerdos, ha sido más líderes sociales y políticos asesinados, campesinos agredidos por el Esmad y asesinados por la policía, en medio de la resistencia a la erradicación de cultivos de Coca, sin alternativa real de sustitución. Estudiantes universitarios gaseados y golpeados en medio del paro nacional que desarrollan exigiendo presupuesto para la educación pública estatal.

La seguridad y la justicia son para los poderosos y los ricos, quienes ahora se postulan como víctimas del conflicto armado (sin reconocer su responsabilidad en la generación del mismo) y no para los despojados de sus tierras, desplazados por el conflicto, desarraigados y destruidos sus familias y su cultura ancestral.

Cuando Duque habla de las fragilidades del acuerdo de paz, de las instituciones, (refiriéndose a la JEP), de la justicia y del presupuesto, anuncia entre líneas su propósito de modificar puntos del acuerdo relacionados con estos temas, a la vez insiste en el apoyo a quienes (individuos) se desmovilizaron, y niega estatus político al partido Farc. Aprovecha para pedir apoyo económico a la “comunidad internacional”, para cumplir compromisos adquiridos en dichos acuerdos. Habla de inversión en las zonas de desmovilización, pero no de la restitución de tierras.

Obstáculos para los planes económicos.

Para Duque, un obstáculo es el narcotráfico, al cual califica como corruptor y depredador social, y plantea la necesidad de una lucha global. Reivindica por tanto el acuerdo que 130 presidentes hicieran con Donald Trump, para erradicar los cultivos llamados ilícitos, perseguir a los productores de precursores de la cocaína y desarticular las redes criminales transnacionales, por la vía de acciones militares conjuntas y de organismos de inteligencia (léase, CIA, DEA, FBI, fuerzas especiales). Tibiamente menciona la atención a los drogadictos con planes de salud pública.

El mayor problema, aunque no lo manifiestan públicamente, es que hay una burguesía narcotraficante que tiene su propio ejército y sus propias leyes, que se está quedando con las ganancias de un jugosísimo negocio y que altera permanentemente los ritmos de la economía capitalista. Bajo la excusa de acabar con ese “flagelo” se autoriza la intervención multilateral armada, fumigación con glifosato y en algunos casos erradicación manual. En todo caso las alternativas de cultivo y financiación para los campesinos, no llegan.

El otro obstáculo es la migración de venezolanos, presentada con tono lastimero, señalando que el éxodo ha sido causado por la dictadura en Venezuela. Denuncia esta ante corte penal internacional, llamando a los países europeos a sumarse y definir una acción internacional con sanciones efectivas, por el fin de la dictadura y el regreso de la democracia. Aunque claramente no habla de intervención militar, sabemos que Colombia tiene 7 bases militares gringas hace rato, y que recién se vinculó a la OTAN, lo cual muestra su disposición para servir de apoyo a este tipo de agresión.

Por otra parte, Duque y su gobierno han guardado silencio frente a la caravana de miles de hondureños hambreados que han salido de su país y buscan llegar a los Estados Unidos.

Podemos concluir que el presidente Duque en la asamblea de la ONU y su entrevista con Donald Trump, mostró la obediente disposición a aplicar la política internacional diseñada por el imperialismo norteamericano, en el terreno político, militar y económico. Es necesario desarrollar un encuentro obrero, campesino, estudiantil y popular, para preparar un paro que detenga dichos propósitos del gobierno. En esta tarea tienen una enorme responsabilidad la CUT y Fecode, para poner al servicio de la lucha todos los recursos humanos y económicos.

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