La sobreexplotación en los cafetales

Los terratenientes falsifican su bienestar hablando del campesinado caficultor, sin embardo el lector debe saber que cuando la parcela es propiedad de un campesino (menos de 1.5 hectáreas) ellos con su familia pueden hacer la recolección de la cosecha. Estos campesinos por lo general recogen rápidamente su cosecha y se van a jornalear a las fincas cercanas de terratenientes cafeteros. Tal es la situación del campesinado cafetero que debe recolectar en fincas ajenas para conseguir el dinero suficiente para poder pagar los gastos mínimos de su precaria vida.

Autor: Juan Andrade

La mayor parte de las fincas cafeteras 80,3% deben contratar mano de obra, solo el 19.7% tienen autosuficiencia, según un estudio del 2016 del CRECE. Así se puede reconocer que el café es recogido principalmente por asalariados que no tienen derechos laborales. Los terratenientes cafeteros no afilian a pensiones ni salud, en general no ofrecen la más mínima garantía laboral y el trabajo se paga por kilo recogido al día, que varía según la experiencia del recolector, pero en promedio es de 20 a 30 mil por día el ingreso de un recolector con experiencia. El trabajo inicia a las 5 am y termina a 6 pm, es decir trabajan todo el día mientras haya luz solar sobre sus cabezas, porque al destajo el jornalero se autoexplota lo más posible.

Cada año en agosto los terratenientes informan que necesitan miles de recolectores, 60 mil en el 2016 según informaron los noticieros de los empresarios. Esto ocurre porque en los últimos años la mano de obra abandonó el campo y se fue para las ciudades debido a las condiciones que debían soportar allá. Pero empalmó casualmente con la tragedia de los trabajadores venezolanos que llegan indocumentados y los terratenientes aprovechan las condiciones precarias para reemplazar al que fuera el esclavo recolector colombiano por su equivalente venezolano. Los terratenientes ya reportan que hasta un 30% de la mano de obra en los Santanderes es venezolana, pero la cifra va en aumento por el agravamiento de las condiciones de vida en Venezuela que sigue expulsando a la población activa de ese país.

Se preguntará el lector ¿acaso los terratenientes cafeteros no pueden pagar algo más que el kilo de café recogido? Claro que Sí. Para el 2015 según información de la Federación Nacional de Cafeteros, los ingresos de la cosecha cafetera fueron de 6.2 billones de pesos, ¿pero cuanto de esto son ganancias? el mismo informe destaca que la producción de una carga cuesta en promedio en 600 mil pesos y se vende por 717 mil pesos, es decir ganancia de 117 mil pesos por carga. Tal vez los campesinos no pueden tener calidad de vida con esa ganancia, pero los terratenientes que producen gran parte de la cosecha total si pueden, ¡obligados claro!, a dejar parte de sus ganancias en manos de los recolectores. La condición de casi esclavitud de los recolectores del café se origina por la falta de organización en sindicatos o asociaciones que luchen por sus derechos, y claro por un gobierno que nunca le ha preocupado las condiciones de vida de los jornaleros.

Será labor de los trabajadores organizados, sindicalizados y politizados en las ciudades que les enseñen a los compañeros de clase que viven en el campo que la organización es la única forma de defenderse de los terratenientes, esa es la tarea.

 

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