Candidatos del régimen: a la espera de las elecciones parlamentarias

El Gobierno de Juan Manuel Santos llega a las elecciones presidenciales con grandes dificultades por la derrota que sufrió en el plebiscito sobre el proceso de paz a finales de 2016, que lo obligó a aprobar el acuerdo a través del Congreso de la República y a negociar de nuevo con los partidos de la Unidad Nacional para la implementación de la justicia transicional y la reglamentación de la participación política de las FARC.

Autor: Antonio Romero

Este proceso de paz no logró la más mínima transformación del régimen, no permitió cambios en las normas electorales que modificaran las condiciones de participación política y más bien generó frustración no solo en las regiones que aspiraban a tener curules para las víctimas sino en los sectores que aspiraban a que el proceso de paz significara una democratización del régimen político.

El resultado fue el distanciamiento electoral de su vicepresidente y principal beneficiario con los contratos de infraestructura, Germán Vargas Lleras, y que su principal obra de gobierno –el proceso de paz– tuviese que ser asumida por el Partido Liberal con el nombre de Humberto de la Calle.

Por parte de la oposición de extrema derecha, su relativo triunfo en el plebiscito tampoco significó una consolidación electoral, el uribismo se tuvo que decidir entre cinco nombres que no despegaban en la encuestas por Iván Duque y hacer una alianza con el sector del Partido Conservador que lidera Andrés Pastrana y el cuestionado ex procurador Ordóñez.

Así, en medio de una economía en crisis, de un proceso de paz que dejó intacto el clientelismo y la corrupción como bases del proceso electoral y de unos suspendidos diálogos con el ELN, las candidaturas del régimen intentan mostrar que hay un riesgo de que el gobierno quede en manos de la ‘izquierda’ y que Colombia sea una nueva Venezuela, cada una pretende mostrar que puede ‘estabilizar’ un país en crisis.

En la extrema derecha

Álvaro Uribe Vélez no ha podido encontrar un nuevo liderazgo que reúna la votación de la extrema derecha. Su oposición al proceso de paz y su relativo triunfo en el plebiscito han mantenido al Centro Democrático cohesionado, pero en estas elecciones parlamentarias han decidido abrir sus listas y que cada uno de sus candidatos vayan a buscar votos, lo que implica que Uribe Vélez piensa que su imagen ha sufrido un desgaste y ya no podrá elegir por sí mismo toda una bancada.

Al Centro Democrático le tocó elegir su candidatura en una supuesta encuesta interna y hacer un acuerdo con el pastranismo representado en Martha Lucía Ramírez y con el ex procurador Ordóñez. El ungido por Uribe, Iván Duque, es paradójicamente el que menos se parece a Uribe –pues aparece como un académico bogotano y no como un hacendado paisa– y corre el riesgo de perder la consulta interna de la extrema derecha, pues no convence a los sectores más radicales.

El pantano de Vargas

Germán Vargas Lleras es el candidato más parecido a Juan Manuel Santos, viene de la más rancia burguesía capitalina, y mantiene pactos con grupos clientelistas en las regiones, vinculados con la corrupción y el paramilitarismo. Fue su vicepresidente en el segundo período y durante siete años el principal beneficiario de su gobierno, manejando los recursos de la infraestructura.

Su principal apoyo es el sector financiero, Luis Carlos Sarmiento Angulo, dueño del Grupo Aval, ha sido su principal socio tanto en la construcción de las llamadas vías de cuarta generación como del programa de viviendas gratis controlado por la fiduciaria de este banquero.

Vargas Lleras ha intentado ganarse los votos de la extrema derecha, ante la imposibilidad del uribismo de tener una candidatura sólida, pero su vinculación al Gobierno de Santos no genera confianza y tendrá que esperar los resultados de la consulta interna de la extrema derecha para mirar las posibilidades de negociación que se puedan abrir.

De la Calle, por el centro

Por último, está la candidatura de Humberto de la Calle, quien aspiraba a una gran alianza en torno al proceso de paz. De la Calle ha intentado ubicarse en el centro, mostrándose como una candidatura viable, alejada de la corrupción, del ‘peligro’ de la izquierda y de la extrema derecha.

Su primera estrategia fue llamar a Gustavo Petro, Clara López y Sergio Fajardo a hacer una candidatura, pero Fajardo le cerró todas las puertas a una alianza con el Partido Liberal y De la Calle tampoco podía quedar en un acuerdo solo con Petro, aunque sí aspira a ganar los votos de un sector de la izquierda, por ello al final decidió que Clara López fuese su fórmula vicepresidencial.

Esta candidatura se ha ido diluyendo en la medida en que no logra ser la heredera política de Juan Manuel Santos –que tiene su principal apuesta en Vargas Lleras, así tenga que hacer la campaña electoral distanciándose del Gobierno– pero tampoco una candidatura alternativa, no puede estar a la izquierda porque pierde la votación de las bases liberales y tampoco es aceptado en la izquierda porque arrastra su reconocida visión neoliberal y la corrupción de su partido.

¿Quién es el candidato del régimen?

Todo parece indicar que Germán Vargas Lleras es el candidato del régimen, representa todo el clientelismo y la corrupción administrados desde los clubes capitalinos y su nombre puede reunir tanto a la burguesía que apoya el proceso de paz como los sectores de extrema derecha preocupados por su seguridad jurídica y por la afectación a sus intereses económicos en la tenencia de la tierra.

Pero serán las elecciones parlamentarias y la consulta de la extrema derecha las que definan las candidaturas del régimen. La cantidad de curules que obtenga el Centro Democrático, Cambio Radical, el Partido Liberal y el Partido Conservador serán decisivas para que se consolide una candidatura del régimen que aún no despega en las encuestas.

 

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