La flexibilización laboral, una forma de aumentar la plusvalía absoluta

La Ley 50 de 1990, abrió las puertas a la flexibilización laboral. El objetivo era modernizar el país, dar un impulso a la industrialización y disminuir los costos laborales para reducir la tasa de desocupación. Ese fue más o menos el discurso del entonces presidente Cesar Gaviria.

Por: Manuela

Esta ley reformó el Código Sustantivo del Trabajo, flexibilizó la contratación laboral, eliminó la retroactividad de las cesantías y facilitó el despido de los trabajadores mediante la eliminación de indemnización por despido injusto.
Adicionalmente se crearon los Fondos de Cesantías y mediante la Ley 100 de 1990 los Fondos Privados de Pensiones, para fortalecer el sector financiero. Estas políticas se extienden a los trabajadores públicos, como lo destaca el abogado Edgar Ospina, con base en la Constitución del 91. “Al mismo tiempo, la Constitución del 91 hizo, en relación a los servidores del Estado, lo que la ley 50 ya había hecho en relación a los trabajadores del sector privado de la economía” (Edgar Ospina, Derecho Colectivo del Trabajo, Pág. 51).

Poco a poco se va viendo como estas medidas, contrario al discurso presidencial, van encaminadas a fortalecer y darle garantías al capital en detrimento del trabajador. La flexibilización laboral permitió la contratación a término fijo y la intermediación laboral, conocida como tercerización, la contratación por prestación de servicios. Tendríamos que mencionar también, la provisionalidad que nace con la Constitución del 91 que dicta que los empleados de los órganos y entidades del Estado son de carrera y serán nombrados por concurso público.

Es así como muchos trabajadores y profesores ingresan a trabajar en condición de provisionalidad y sólo son nombrados en carrera una vez cumplen los requisitos de ley, exámenes y otras exigencias. El problema radica en que mientras se realiza el concurso y el nombramiento, muchos trabajadores pasan años en esta condición, aunque tienen las prestaciones de ley carecen de estabilidad.

La implementación de la tercerización, por parte de las empresas, en principio fue tímida, quizás por temor a que los trabajadores se resistieran, pero como esto no ocurrió, los empresarios no perdieron la oportunidad que les brindaba la legislación laboral colombiana y no sólo la implementaron a fondo sino que hoy es una práctica generalizada y brutal.

 

Los nuevos contratos laborales

Una entidad privada contrata al trabajador con el fin de suministrárselo a otra. En esta práctica el trabajador no tiene vínculo laboral con la empresa para la cual trabaja, su salario y demás prestaciones son responsabilidad de la empresa que lo contrató, la cual recibe un beneficio económico por el simple hecho de suministrar el personal. Esta práctica tiene efectos negativos en lo económico, puesto que los salarios se ajustan al mínimo legal establecido, y en lo político porque el trabajador pierde identidad de su propio patrón y casi no tiene ninguna garantía para sindicalizarse, además generalmente son contratos a término fijo.

 

Contrato por prestación de servicios para pagar menos

Algo común es contratar al trabajador por término definido, sin prestaciones. Es decir, sin vacaciones, primas, ni cesantías, y es el trabajador quien debe costear salud y pensión. En esta práctica se trata al trabajador como si fuera una empresa que vende un servicio y por tanto se le paga un monto exacto que se divide en el número de meses que dure el contrato. Lo más perverso de esta práctica es que el trabajador está bajo el mando de un jefe, debe cumplir horario y demás reglamentos de la empresa.

Otra variable de esta forma, generalizada en el sector estatal, es que una vez se le cumple el termino del contrato el trabajador debe seguir asistiendo a la empresa, cumpliendo un horario, para darle continuidad al proyecto en que está trabajando, a espera de que se le renueve el contrato y se legalice, y en eso pueden pasar hasta 15 días o más sin paga. El riesgo de no asistir a su puesto de trabajo es que no se le renueva el contrato.

El salario integral (un monto total mensual, sin primas, vacaciones ni cesantías), que inicialmente estaba diseñado por la ley para salarios superiores a 10 salarios mínimos, hoy es normal para cualquier monto.
Estas prácticas no solo han despojado al trabajador de estabilidad, de un futuro digno mediante el logro de una pensión, de prestaciones, sino que han reducido los salarios al mínimo vital, y lo más grave es que han puesto una talanquera que dificulta luchar por revertir esta situación.

 

Las consecuencias económicas para los trabajadores y los empresarios

La jornada laboral tiene un costo por trabajador para el empresario, este costo es el salario que paga al trabajador. Si el obrero en la jornada produjera únicamente el equivalente a su salario el empresario tendría que cerrar la empresa, porque la única razón de que el capitalista ponga a producir su capital es obtener la mayor ganancia posible. Pero el trabajador produce en una parte de la jornada el trabajo necesario para pagarse su salario y otra parte de la jornada un trabajo excedente que es el que se apropia el patrón o dueño de la empresa y que Marx denomina plusvalía absoluta.

Este nuevo tipo de vinculación laboral redujo el tiempo que dedica el trabajador a producir lo equivalente a su salario, aumentando el trabajo excedente y con ello la ganancia de los empresarios, banqueros y terratenientes. Esto se ve reflejado en las cifras que miden la desigualdad del ingreso en Colombia, hoy una de las más altas de la región, por la concentración que se dio en el 1% de la población entre 1990 y 2014.

Según el DANE el coeficiente de Gini que mide la distribución de la riqueza, en donde 0 es total igualdad y 1 total desigualdad, Colombia está en 0.52, la CEPAL corrige y dice que está en 0.55.

La Revista Dinero, en forma light, describe sin quererlo, la situación que se presenta con los más ricos del país a los que llama “de Estrato 7”, menciona que en Colombia hay nuevos multimillonarios y que gracias a ellos hoy tienen demanda en el país carros de alta gama, ropa y joyas de lujo que en otras épocas ni siquiera llegaban al país. Lo que no menciona la desdichada revista es de donde sale toda esta riqueza y porque crece el número de pobres en el país.

La precaria estabilidad, la confusión de patrón, el chantaje por el empleo y un enorme ejercito de reserva, impiden que el trabajador se organice y luche por conquistar lo perdido. Además por la misma época se dictaron leyes encaminadas a terminar las convenciones colectivas especialmente del sector público para quitarle oxígeno a los sindicatos existentes.

Lo más grave de la situación es que los dirigentes obreros y sus centrales no han opuesto la resistencia que amerita esta situación y muchos elogian la Constitución del 91.

 

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