Un viaje de turismo que se convirtió en participación en la lucha de los maestros del Cusco (Perú)

Viajé a Perú entre el 8 y 16 de julio con el plan de conocer paisajes del Cusco y sus gentes. Inicié el martes 11 una visita a Ollantaytambo, un hermoso lugar de calles empedradas, canales y todo un complejo arquitectónico que da cuenta de la vida religiosa, agrícola y militar del pueblo incaico en el Valle Sagrado. Para poder llegar al destino fue necesario que nos desviaran por una vía que aún estaba en construcción, debido los bloqueos de carreteras que los maestros cusqueños realizaban.

Autor: Isabel Guzmán García. Militante PST Colombia. Julio 25 de 2017.

Tuvimos que esperar un par de horas en un bus y entonces, me dediqué a observar, fotografiar y a conversar con los marchantes. La simpatía que inicialmente se generalizaba en algunos turistas de otras procedencias (país vasco, alemanes, argentinos), se fue tornando en una obligada resignación. Fue en este momento cuando me pareció útil aprovechar el suceso para contarles sobre la experiencia que también se está viviendo en Colombia con respecto a las condiciones laborales que sufren los maestros, al paro prolongado que habían realizado y argumentar que el problema de la precarización de la educación es mundial; en esos intercambios los turistas europeos informaban sobre las condiciones de bienestar de los educadores en sus países de origen, aunque eran conscientes del paulatino plan de deterioro de sus sistemas públicos de educación.

Fueron cientos los rostros agotados pero convencidos de maestros, mujeres y hombres, que vi con sus hijos, acompañados por padres de familia, pues se trataba de una marcha fuerte de educadores que estaban decididos a luchar por mejorar sus condiciones de vida.

Al llegar a Ollantaytambo empecé el recorrido de aproximadamente tres horas por sus terrazas y templo ceremonial. Fue un momento de maravillarse en medio de la majestuosidad de los bloques y tallado de piedras, de sus murallas y demás sitios que nos contaban de ceremonias, culto al agua, y la cosmogonía que caracterizaba a la sociedad inca. De repente llegaron ecos de consignas desde la plaza central, y en ese momento se podía divisar la presencia de los marchantes que entraban a Ollantaytambo. Ese magnetismo me llevó a terminar mi recorrido; era urgente verlos, y por supuesto solidarizarme, al menos hablando con ellos y sintiendo que hacía parte de esa misma lucha.

Así que tuve la oportunidad de acercarme a un dirigente reconocido del Comité de Lucha Regional por los maestros de la provincia de Urubamba, Rene Hancco Cáceres, y a través de él conocer de qué se trataba su acción de movilización nacional. Me sorprendí al saber que ya llevaban 27 días de huelga, que un salario base de un maestro es de 1.200 soles (aprox. 1.200.000 pesos colombianos), y que además en su plataforma de lucha no solamente les preocupaban sus asuntos gremiales salariales y de contrarreforma laboral del sector magisterial, sino también la lucha contra la política general privatizadora y corrupta del gobierno de Pedro Pablo Kucinsky (PPK), reflejada en los proyectos privados de construcción de obras (un ejemplo vivo el Aeropuerto de Chinchero) como sus leyes del Congreso Nacional contra el patrimonio cultural, la deuda social, y el bajísimo presupuesto para el desarrollo básico de las provincias del Perú. Fue ahí cuando cambié rotundamente mi plan de viaje.

Conté con la fortuna de estar alojada en casa de camaradas trotskistas. Eso me llevó a actuar de manera consciente en algunas iniciativas del grupo de Trabajadores Socialistas del Cusco, lo que me permitió acompañar jornadas de movilización de los maestros. Participamos el 12 y 13 de julio en el paro regional, en el que se integraron más provincias de la región del Cusco en apoyo a los docentes del Sindicato Regional de Trabajadores del Sector Educación (Sute Regional). También se sumaron diversas organizaciones sociales y gremiales en apoyo a la plataforma regional. Esta plataforma contemplaba puntos como: la ejecución como obra pública del Aeropuerto Internacional de Chinchero, la construcción pública del Gasoducto Sur Peruano, construcción y equipamiento de hospitales en Cusco, Espinar y La Convención, por planes de agua potable y saneamiento básico en Anta, Urubamba, Chumbivilcas, Canas, Paruro, Calca y Acomayo, entre otras reivindicaciones que lidera el Comité de Lucha Regional. Pararon transportadores, comerciantes y también se pararon actividades en las instituciones de educación privadas, fue bloqueada completamente la vía al aeropuerto de Cusco, y se suspendieron los boletos de tren a Machu Picchu.

En ese momento el silencio de la ministra y el gobierno nacional no permitía sentar a los sectores en una negociación. Hoy se informa que la salida adoptada por el gobierno es el represivo, violento e indignante Estado de Emergencia que decretó PPK en el Perú.

Vivir una parálisis en las calles fue novedoso. Hace mucho tiempo no sentía un ambiente de paro general en una región. Pensaba en los cientos de maestros marchantes por la ciudad de Bogotá, mientras cada sector seguía en lo suyo, sin sensibilidad y solidaridad real de la población, pues cada quien mira y contempla desde su oficina la lucha de clases. La impotencia que me embargaba al pensar en nuestra realidad me llenaba de sentimientos de solidaridad y admiración por estos luchadores cusqueños. Fortalecía mi decisión de continuar construyendo un partido mundial que pueda intervenir en las luchas que se desarrollan en cualquier “rincón” del mundo. Así mismo, mientras recorría sus calles bloqueadas por piedras pensaba en el símbolo incaico de la piedra… Una piedra que merece respeto. El respeto del que lucha y necesita la atención y la solidaridad de la comunidad.

 

 

Comentarios cerrados