Trabajadores de Pepsico: sin estabilidad laboral y con persecución sindical

 

Pepsico es la multinacional norteamericana del sector de bebidas y alimentos que produce entre otros productos: Papas Margarita, Pepsi Cola, Gatorade, Avena Quaker, Frito-Lay y Tropicana. Estos productos son bien conocidos, lo que poco se conoce es que sus trabajadores, no tienen estabilidad laboral, porque su contrato es a término fijo.

 

Según informan dirigentes sindicales de la empresa, en Colombia laboran alrededor de 1.500 trabajadores en las plantas de Funza, Bogotá y Medellín, y aproximadamente 100 tercerizados. Muchos llevan hasta 20 años con contratos que les renuevan cada año. Los salarios de los obreros escasamente superan el monto del salario mínimo: $870.000.

Según información de la página web de Pepsico, en 2015 la empresa obtuvo 63.000 millones de pesos de ganancias netas. Basta hacer las cuentas para concluir que en promedio cada obrero recibe al año con cesantías y demás prestaciones cerca de 14 millones de pesos, pero a la empresa le produce de ganancia aproximadamente 28 millones de pesos, lo que significa una tasa de explotación del 200%. Si por ejemplo la empresa les aumentara el salario a $1.500.000, que es el valor de la canasta básica familiar, la tasa de explotación seria del 100%. Lo que quiere decir que los trabajadores se merecen un salario muy superior al que tienen, porque el grado de producción es muy alto.

En noviembre de 2016, un grupo de 13 trabajadores decidieron sindicalizarse en Sintrainmagra. Inmediatamente la empresa lanzó una ofensiva reuniendo a los trabajadores por sección para advertirles que los sindicalizados pretendían acabar con la compañía, que los sindicalizados estaban ofreciendo hasta casas y dinero para que se afiliaran, pero que lo único que querían era buscar beneficio personal. Estas exageraciones de la empresa tenían como objetivo engañar a los trabajadores para que no se afiliaran. Sin embargo poco a poco se han ido afiliando más trabajadores y la empresa ha respondido  con despidos y abriendo procesos disciplinarios contra los directivos sindicales. Es decir la persecución sindical ha sido el arma de la empresa para evitar que los trabajadores se organicen sindicalmente, ejerciendo un derecho que se supone debe ser respetado por los patronos. Por ejemplo, uno de los pocos trabajadores que tenían contrato a término indefinido y se afilió al sindicato fue despedido.

Pero en medio de esa persecución, con el sindicato se ha logrado frenar la programación cotidiana de horas extras. Su lucha hoy está centrada en lograr la estabilidad laboral, derrotar la persecución sindical y lograr mejoras salariales.

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